"ESCUCHA y APRENDE"
Creo que en estos dos verbos se esconde toda la sabiduría de la vida. Nos empeñamos en creer que poseemos la verdad y que nuestras opiniones, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, etc... son los correctos, los buenos, los mejores.
Y sin saberlo vamos levantando muros a nuestro alrededor.
Tener estos dos principios marcados en nuestra vida: escuchar y aprender, nos va a dar mucha luz y mucho conocimiento, excelentes claves para encontrar la sabiduría de la vida que todos perseguimos.
Para saber ESCUCHAR es necesario saber callar, saber ponerse a un lado, saber observar a veces de cerca y, muchas otras con cierta distancia... saber escuchar requiere abrir los oídos del corazón para no perdernos en las palabras y descifrar lo que ellas ocultan, muy a menudo.
Saber escuchar no solo con los oídos, también con la mirada. Saber mirar y comprender que la realidad no se agota con lo aparente o lo que más se ve. Saber escuchar con la mirada sin juzgar ni condenar, simplemente escuchar.
Saber escuchar también con los gestos. ¡Cuánta verdad transmite nuestro cuerpo aunque con los labios digamos lo contrario!
Saber escuchar, sí..... y APRENDER. Porque la verdadera escucha aprende. Aprende porque observa con libertad y sin prejuicios. Aprende porque se sabe en camino y siempre creciendo. Aprende porque quien escucha sabe que no está en la plena y absoluta posesión de la verdad.
Saber escuchar y aprender porque la Verdad no es jamás poseída sino que nos posee. Como decía S. Agustín: "Veritas, tu nos posides" (Verdad, tú nos posees)
Y sin saberlo vamos levantando muros a nuestro alrededor.
Tener estos dos principios marcados en nuestra vida: escuchar y aprender, nos va a dar mucha luz y mucho conocimiento, excelentes claves para encontrar la sabiduría de la vida que todos perseguimos.
Para saber ESCUCHAR es necesario saber callar, saber ponerse a un lado, saber observar a veces de cerca y, muchas otras con cierta distancia... saber escuchar requiere abrir los oídos del corazón para no perdernos en las palabras y descifrar lo que ellas ocultan, muy a menudo.
Saber escuchar no solo con los oídos, también con la mirada. Saber mirar y comprender que la realidad no se agota con lo aparente o lo que más se ve. Saber escuchar con la mirada sin juzgar ni condenar, simplemente escuchar.
Saber escuchar también con los gestos. ¡Cuánta verdad transmite nuestro cuerpo aunque con los labios digamos lo contrario!
Saber escuchar, sí..... y APRENDER. Porque la verdadera escucha aprende. Aprende porque observa con libertad y sin prejuicios. Aprende porque se sabe en camino y siempre creciendo. Aprende porque quien escucha sabe que no está en la plena y absoluta posesión de la verdad.
Saber escuchar y aprender porque la Verdad no es jamás poseída sino que nos posee. Como decía S. Agustín: "Veritas, tu nos posides" (Verdad, tú nos posees)