Novena a la Inmaculada.. Mi reflexión 2º día
Te invito a hacer la novena a la Inmaculada Concepción (nueve días desde el 30 de noviembre hasta el 8 de diciembre)... lee esta meditación, haz un breve silencio, preséntale a María la gracia que deseas alcanzar por su intercesión y acaba con un Ave María
SEGUNDO DÍA: 1 de diciembre. María, fiel escucha de la voluntad del Padre.
Hemos escuchado en la lectura del profeta Isaías: “Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua”. Y en el evangelio el Señor nos ha dicho: “El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.”
La Palabra de Dios, su voluntad, se presenta para el ser humano como roca firme. Estas palabras resuenan en cierto modo como algo extrañas en una sociedad líquida donde nada es roca y todo parece ser más bien arena, donde no hay verdades absolutas y todo está bañado de un relativismo feroz. Nada es para siempre se oye por doquier.
Sin embargo la Palabra del Señor afirma que es como roca firme para aquél que la escucha y la pone en práctica.
María es el modelo por excelencia de todo esto. Ella supo escuchar la Palabra de Dios y confiar en ella, poner su corazón y su esperanza en ella. Por eso María fue roca firme junto a su hijo incluso en los momentos más difíciles para una madre como contemplar su pasión y su muerte.
María nos enseña a cimentar bien nuestra vida en la Palabra que sale del corazón de Dios. ¿Cómo estamos viviendo nuestro seguimiento de Jesús? ¿Crecemos en fidelidad a la Palabra del Evangelio? ¿Nos esforzamos por poner en práctica los valores del evangelio o nos adaptamos a las cosas y modos de ver de este mundo?
Si queremos dar fruto, como lo dio María… necesariamente hemos de aprender a confiar en la palabra de Dios y a poner todas nuestras capacidades en vivir coherentemente con el plan de Dios. Que María, modelo de fiel escucha de la voluntad del padre, nos guíe y acompañe siempre!
SEGUNDO DÍA: 1 de diciembre. María, fiel escucha de la voluntad del Padre.
Hemos escuchado en la lectura del profeta Isaías: “Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua”. Y en el evangelio el Señor nos ha dicho: “El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.”
La Palabra de Dios, su voluntad, se presenta para el ser humano como roca firme. Estas palabras resuenan en cierto modo como algo extrañas en una sociedad líquida donde nada es roca y todo parece ser más bien arena, donde no hay verdades absolutas y todo está bañado de un relativismo feroz. Nada es para siempre se oye por doquier.
Sin embargo la Palabra del Señor afirma que es como roca firme para aquél que la escucha y la pone en práctica.
María es el modelo por excelencia de todo esto. Ella supo escuchar la Palabra de Dios y confiar en ella, poner su corazón y su esperanza en ella. Por eso María fue roca firme junto a su hijo incluso en los momentos más difíciles para una madre como contemplar su pasión y su muerte.
María nos enseña a cimentar bien nuestra vida en la Palabra que sale del corazón de Dios. ¿Cómo estamos viviendo nuestro seguimiento de Jesús? ¿Crecemos en fidelidad a la Palabra del Evangelio? ¿Nos esforzamos por poner en práctica los valores del evangelio o nos adaptamos a las cosas y modos de ver de este mundo?
Si queremos dar fruto, como lo dio María… necesariamente hemos de aprender a confiar en la palabra de Dios y a poner todas nuestras capacidades en vivir coherentemente con el plan de Dios. Que María, modelo de fiel escucha de la voluntad del padre, nos guíe y acompañe siempre!