Sanando heridas del pasado para gozar de las bendiciones del presente

Una de las cosas que he podido comprobar en estos 18 años de sacerdote es que las personas cargamos, a menudo, una mochila demasiado pesada con heridas del pasado que hemos ido, conscientes o no, cargando el resto de nuestra vida...

Esa mochila se hace pesada, a veces tremendamente pesada y dolorosa para quien la porta, y nos impide disfrutar de la belleza del camino presente.

Vivimos demasiado a menudo desde la herida. La sabiduría de la Vida está escrita en al día a día que vivimos solo necesitamos tomar conciencia y estar abiertos a aprender y escuchar.

Cuando alguien se hace una herida en un brazo, por ejemplo, la herida sangra, duele... nos hace llorar, incluso. Pero el gran aliado llamado "tiempo" y las medicinas ayudan a cerrar la herida.

Una herida mal sanada, mal cerrada sigue dándonos problemas y dolores. Una herida bien cuidada y sanada puede dejarnos una cicatriz pero si la tocas ya no duele, está cerrada, está saneada.

¡Qué importante sanar bien las heridas, curarlas con el medicamento adecuado para que no cierren mal ni se infecten!

¡Qué importante también el saber comprender las heridas de los otros... y ayudarles a su sanación!


Os animo a trabajar este aspecto de vuestra vida que, sin duda, os hará más felices, más alegres y más conscientes de las muchísimas bendiciones que tenemos en el momento presente de nuestra vida....

Yo ando en esa labor también ;) mirando al pasado para aprender, al presente para dar gracias a Dios y disfrutarlo y al futuro con esperanza de que poco a poco vaya convirtiéndome en la mejor versión que Dios soñó de mi mismo...

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