La tristeza es el veneno que el diablo siembra en el corazón de quien se acerca al autor de la Vida.
Dios restaura tu corazón abatido con una alegría que nada ni nadie en el mundo podrá darte... dile NO al padre de la mentira, dile que NO HAY LUGAR en tu corazón para la tristeza.
En la primera lectura de la misa del pasado viernes 10, el Señor se hace presente en la vida de Elías como una suave brisa que acaricia su rostro y alivia su corazón asustado... se siente solo, abatido, triste.
La caricia de Dios le invita a ponerse en camino:
"DESANDA el camino hasta el desierto de Damasco..."
Desanda... vuelve sobre tus pasos, vuelve sobre el camino que has hecho hasta este momento en que te encuentras, reflexiona cómo estabas viviendo, por qué has llegado a esta tristeza y soledad...
Desanda... desármate del orgullo de pensar que sabes más y mejor que quien te ha creado...
Desanda.... y acepta con humildad y confianza al Dios de la Vida que puede y quiere hacerte feliz.... confía y desanda, vuelve sobre tus pasos, vuelve a tomar el "control" de tu vida, liberado de la esclavitud de las pasiones y egoísmos...