Ayer en un encuentro espontáneo con varios sacerdotes a las puertas del obispado.... ¡siempre gozosa la fraternidad sacerdotal!
Uno de ellos, viudo y ahora sacerdote, dice: en mi primer destino les dije a la gente: "vengo a que me enseñéis a ser sacerdote"
¡EXTRAORDINARIA ACTITUD!
Un buen sacerdote no es el que sabe mucho.... lo que pone de manifiesto cuando se es buen sacerdote es la FIDELIDAD.
FIDELIDAD al Evangelio del que es mensajero
FIDELIDAD a la liturgia que contiene la fe de la Iglesia celebrada y expresada
FIDELIDAD, en definitiva.... a la IGLESIA de quien ha recibido el sacramento del orden y con la cual se ha comprometido a ser servidor del pueblo de Dios.
No se mide la calidad de un sacerdote porque sabe mucho o habla muy bien o viste como tal.....
¡La calidad de su fidelidad muestra la calidad de su amor!