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El peligro de la rectitud "antipática"

El blog de Juan Molina
23 oct 2015 - 12:22

En el libro "Gregorio Marañón. Radiografía de un liberal" de Antonio López Vega, publicada en 2011 por la editorial Taurus, hay una frase de Felipe II que dice así:

"Tenía una rectitud exenta de generosidad y por ello antipática"

Como queriendo decir que era un hombre bueno que sabía lo que hay que hacer y lo que no pero le faltaba generosidad, compasión, empatía y por ello resultaba antipático. Existe un perfil de rectitud cristiana que resulta antipática en el sentido profundo y estricto de la palabra: "Anti- patheia" (repugnancia que una persona siente hacia otra; los demás no pueden acercarse a uno) . Existe ese peligro de convertirnos en cristianos cascarrabias que nos lleva a estar siempre criticando lo que hacen mal los demás y lo recuerda continuamente porque atenta contra esa rectitud de lo que está bien y lo que está mal.

Pero falta hacerse la pregunta esencial: ¿Los quieres o no? ¿Amas a tu hermano a pesar de que haga las cosas mal? Deberíamos respondernos con honestidad, ¿hay amor en nuestra rectitud o esa rectitud nos esclaviza alejándonos de nuestro hermano?

Si no amamos a nuestro hermano nos falta algo fundamental para vivir en cristiano y pasamos del "amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo" al amor por las reglas, las normas, las leyes... es una tentación y un peligro grave. del que es bueno estar siempre alerta y huir de él.

Hay un hermoso paralelo entre Mateo 5,48:

"Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto"

y Lucas 6,36:

"Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso"

La perfección cristiana se relaciona con la misericordia no con la rectitud áspera y antipática. ¿Quieres ser perfecto? Esfuérzate en que tu corazón y tu voluntad se ensanche en misericordia y compasión. Acordémonos de Fray Luis de Granada cuando afirmaba aquella hermosa sentencia:

"El hombre debiera tener un corazón de hijo para con Dios, un corazón de madre para con los demás y un corazón de juez para consigo mismo"

Hay muchos temas y asuntos que requieren de rectitud en los planteamientos que definan con exquisita claridad lo que es bueno y está bien y lo que está mal. Pero si falta la misericordia, si falta el amor a mi hermano que me lleva a ser compasivo y delicado, me falta lo esencial que es transmitir la esencia del Evangelio que recoge muy bien Juan 12,47:

"Al que escucha mis palabras y no las cumple, Yo no le juzgo, porque no vine a juzgar al mundo sino a salvarlo"

¡Cuánto hemos de trabajar nuestro corazón para armonizarlo con el corazón de Dios! Para que aprendamos a ver, sentir y actuar como hace Dios con cada uno de nosotros: desde el amor, la ternura y la compasión.

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