Teresa de Avila BAJO QUÉ ÁRBOL TE ARRIMAS

lOS SINTECHO BUSCAN LA SOMBRA

A todos nos ha sobrecogido la noticia de esta semana: Samira, una joven conocida en el Raval, ha muerto de una manera insospechada en plena calle Joaquín Costa, donde solía pasar hores en espera... Formaba para de los varios miles de "sin techo" que forman parte del paisaje urbano de las grandes ciudades - en nuestro caso de la Barcelona turística y admirada por su belleza monumental- con el agravante de ser mujer y añadir un grado más de dificultad al hecho de no tener un hogar. 

Para una parte de la población verano es sinónimo de  vacaciones,  de paisaje diferente, de árboles que den sombra y te protejan de los rayos de un sol estival. Para Samira, la joven sin techo que se ganaba la vida como podía y sabía, el árbol se convirtió en su verdugo. Todo un símbolo, un desgraciado y fatídico signo de una de las realidades más oscuras de nuestras grandes ciudades. Cuando atravesando Provenza o Rosellón contemplo la multitud de turistas que admiran nuestro maravilloso modernismo arquitectónico, me siento orgullosa de mi ciudad natal, pero desde hace un tiempo, os puedo asegurar que me averguenzo pensando en la otra cara de la moneda de esta metrópoli visitada y admirada, con su lado oscuro y  -en ocasiones como la actual- siniestro, donde pululan miles de hermanos nuestros: unos arrastrando carros con desechos, otros registrando en los contenidores, otros y otras ganándose unas monedas como pueden...

La Barcelona de pinturas amarillas y azules, la de los chaflanes convertidos en jardinicillos, la de los triángulos de descanso, ¿no tendría presupuesto para augmentar -o crear, mejor dicho- vivienda social?

¿Ha de morir un sin techo más de frío o de calor, de accidentes urbanos, de... negligencia estrucural para que nos demos cuenta todos de la tragedia de los sin techo? 

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