Teresa de Avila Mujer, pero no sólo un dia al año

Tal vez sería mejor que no necesitáramos ese famoso "día de..."

Sí, sé perfectamente cuándo y porqué se empezó a celebrar este 8 de marzo. Aquel incendio del taller de mujeres de 1857 fue el detonante de algo que tenía la marca de siglos. La historia venía de lejos y las que hemos cumplido muchos años ya en el siglo pasado y llegamos al actual con mucha experiencia, sabemos muy bien las conquistas que se han logrado gracias a algunas mujeres del pasado en la lucha por encontrar su lugar en la sociedad.

Yo quiero decir una palabra, hoy 8 de marzo -precisamente en el mes en el que cumpliré mis 87 años de vida y por tanto de aventuras y desventuras femeninas- desde mi experiencia de mujer, feliz de serlo y de vivir plenamente desde esta condición que me tocó con el regalo de la vida como persona. Porque eso es lo importante de verdad, más allà del género y de todas las demás características de cada uno. El regalo de ser humano (hombre o mujer) se engrandeció aún más cuando Dios quiso tomar nuestra condición: la de persona que está muy por encima del género. Y ese Dios encarnado en la humanidad perteneciendo al género masculino nos valoró a las mujeres más allá de las costumbres y valores de su época.  Y es con ese Jesús con quien me he sentido feliz toda mi vida, comprendida, amada, estimada y valorada.   Como mujer, Dios me ha dado un corazón de madre que -desde mi consagración a Dios en la vida religiosa- he podido emplearlo plenamente en muchos de hijos e hijas que han llenado mi vida de felicidad. Y eso me basta para dar gracias a Dios por tantas y tantas mujeres que han ejercido esa maternidad, desde el seno de una  familia, enriqueciendo la vida con el fruto del amor que fecundó sus entrañas, o las que lo hemos ejercido desde la maternidad del corazón indivisible y entregado. Esa es para mí una de las riquezas de la mujer que quiero celebrar y agradecer no un día al año sino toda una vida. 

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