Teresa de Avila PROBLEMAS GLOBALES

Soluciones personales

Cuando nos colocamos paciente y pasivamente delante de la televisión, contemplamos los problemas globales. No digo que no nos toquen la fibra de la generosidad o de la compasión, pero, al ser globales, nos sentimos, cuando menos, impotentes para poner nuestro granito de arena en la solución de esos grandes conflictos mundiales. Nos lamentamos, comentamos cómo está el mundo, pero mucho más no podemos hacer.

La cosa cambia totalmente cuando uno de esos problemas globales, lejanos geogràficamente o alejados de nuestra vida, se nos acercan hasta colocarse a nuestro lado y cambiarnos el xip de la comprensión y, sobre todo, de la compasión. 

Ayer estaba entrando en Santa Anna y antes de atravesar la reja del claustro, me sale al encuentro un amigo que creia ya en el Kurdistan.  Hacía quince dias que le ayudé a sacar un billete para la frontera francesa. El resto del viaje lo tenía ya resuelto. Havía decidido regresar a su tierra porque, a partir de la pandemia, las cosas se habían complicado, había perdido los trabajos que, aunque  precarios, lo iban manteniendo a flote para enviar dinero a la familia. Ahora, cerca ya de la jubilación, la vida aquí se le hacía cada día más difícil y pensó en regresar junto a los suyos, aunque sin esperanzas ya de mejorar su vida.

Al verme llegar, se acercó a darme explicaciones. "Viqui, !no me dejaron entrar a mi pais, no me dejaron entrar! La frontera estaba ocupada por decenas de policias que no permitían pasar a nadie. A base de darnos porrazos, nos echaban. Ahora he vuelto, cojo y sin posibilidades de regresar con los míos.  Yo les enseñaba mi documentación, diciendo que era mi pais y que tenía derecho a regresar a él. Però no me hacían caso y me echaban como a los perros, de mi  pais!" 

Sentí en mi propia carne la desesperación de aquel hombre que se sentía más apàtrida que nunca al ser rechazado hasta de los suyos. Para entender un poco más la situación, abrí el móbil y busqué el Kurdistan. Al ver la respuesta comprendí algo más  el rechazo en la frontera... pero ¿qué frontera? Porque leía en Wikipedia: El Kurdistan está en la actualidad  repartido entre estos cuatro estados:  Turquía, Irak, Irán i Siria. Si siempre han estado en una situación complicada, en este momento podemos imaginar. 

No supe qué decir. Sólo podía unir su impotencia a la mía, abrazarle para que me sintiera próxima y acompañarle en ese momento a  "Salut sense sostre" para que le mirasen la pierna, pues cojeaba aparatosamente.

Cuando regresaba a casa, sólo tenía en la cabeza los distintos nombres con los que distinguimos a inmigrantes, refugiados, acogidos, desplazados de guerras o catástrofes naturales... que aumentan cada día y a los que estamos obligados a abrir, al menos nuestros corazones, si no siempre podemos abrirles nuestras casas... o nuestros "Hospitales de campanya"

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