"LO HAS REVELADO A LOS SENCILLOS"

Una Iglesia  Sinodal es la que llega también a los que acostumbramos a llamar "los sin voz" a los que Jesús llama "los sencillos"

Si hace unos años me dicen que en un Sínodo de nuestra Santa Madre Iglesia van a ser convocados no sólo los Cardenales y los Obispos, sino los demás fieles de parroquias, asociaciones y congregaciones, me hubiera extrañado. Lo que nunca hubiera creído es que se pidiera opinión a aquellos que solemos llamar los sin voz, a aquellos de los que el Papa Francesc habla como los de las "periferias existenciales" y que no solemos ver dentro de las iglesias, sino en la puerta y con la mano extendida. 

A estas alturas creo que ya sabemos cómo se está trabajando para recoger esas opiniones en un muestrario elegido en los cinco continentes y en unas ciudades específicas. Coordinado ese gran movimiento por el Cardenal de Lima, Carlos Castillo y por el Teólogo Sergi Masseroni, que a su vez nombraron a un Teólogo en cada un de los continentes, hace unos meses se trabaja intensamente para conseguir que se pueda oír la voz de esas periferias existenciales en el Sinodo.   Barcelona ha tenido la suerte de haber sido escogida como experiencia piloto, y yo la de haber formado parte de ese grupo que, bajo la supervisión de la Teóloga elegida para él -Sor Teresa Forcades- hemos encuestado a diferentes hermanos y hermanas nuestras a los que jamás se les había hecho unas preguntas que venían directamente y en exclusiva para ellos nada menos que del mismo Papa Francisco.

Hoy quiero solamente expresar unos sentimientos que compartimos todos los que hemos tenido esa suerte de formar parte de la "investigación". Y puedo decir que se parece a la de Jesús: dar gracias a Dios porque Él revela a su manera a quien quiere, pero de una manera especial a los que son sus preferidos. 

Recuerdo dos de los distintos momentos en los que las lágrimas luchaban por salir y yo luchaba por retenerlas. Una, el momento en el que un chico que hacia poco había salido de la cárcel en donde yo le había acompañado semana tras semana durante 10 años, al preguntarle qué era Dios para Él me explicó la experiencia de una noche en la soledad de su celda: "Yo sólo hablaba conmigo mismo en la cama, ese rato en el que sólo estaba yo sólo del todo. Y veía que me decía cosas que no las decía ni las sabía decir a nadie. Y de repente me di cuenta de que ese que decía cosas no era yo, sino Dios que estaba allí dentro de mi... ¡Increible!, pensé yo, es el misterio de la Inhabitación trinitaria que los teólogos estudian y este chico, con problemas de todo tipo y pasando muchas horas en la celda de castigo, llega a esa conclusión. Como podéis imaginar fue una de mis elegidos para la encuesta a los marginados. 

El otro momento fue aquel en el que una mujer me defició así a Dios: "Para mí és el Padre que hubiera deseado tener, el que no me desprecia, me pega y... algo más. El Padre que me respeta y me quiere."

He gozado en las encuestas y he aprendido mucho. Los marginados tienen a veces un trato tan directo y sencillo con Dios, sin formularios ni rituales, que me han enseñado muchas cosas. Y eso que yo, con los años que llevo al  lado de ellos, he tenido ya muchas experiencias de la riqueza escondida a los sabios y entendidos y revelada a los sencillos. Como la de aquel joven que en la terrible época de la pandemia de SIDA, a salir de una sobredosis en la que estuvo al borde de la muerte, me dijo: "Cuando estaba apunto de morir, sentí que Dios me decía: Ven hijo, y descansa conmigo de tanto pecar". No sé si en los tratados teológicos de la Misericordia de Dios puede entenderse mejor que con esta sencilla experiencia mística. 

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