Teresa de Avila ¿Vosotros también quereis iros?

Y Dios en la calle....

Después del impacto de la película  "Libres", ando obsesionada con una idea, una pregunta, una respuesta y una pseurealidad.... Las historias que vivo diariamente me las han provocado.

La idea: Dios trasforma cualquier vida. La pregunta: ¿Se puede vivir sin Dios?, la respuesta: yo no podría. La pseudorealidad: hay mucha gente que siempre vive así.

 En la "calle" -la que yo llamo "Galilea de los gentiles", me encuentro muy a menudo con un vendedor ambulante encantador. Nos hemos hecho amigos. Siempre está contento. Le pregunto por qué, sabiendo que pasa apuros para tener un techo donde dormir, y sonrie ampliamente, dando una luz a sus ojos en esa cara morena tan agraciada: "no me puedo quejar, sobrevivo". No sé si cree en Dios, no sé si practica alguna religión, no sé en qué cree. Pero su mirada y su sonrisa llevan el sello de la divinidad. Y la primera pregunta se me transforma en esa respuesta: y aqunque así fuera, Dios no puede vivir sin él"

En la Taula de fraternitat me encuentro con X. al que hace días no veía. Le pregunto cómo le va la vida, si ya encontró habitación, y me responde: "No me puedo quejar: duermo bajo el más lindo techo, con estrellas o sin ellas... y mi habitación es tan amplia como el cielo que me cubre".¡Poeta el muchacho!  más libre que los pájaros. Y me veo tan limnitada que me respondo: "pues, la verdad, Señor, yo no puedo vivir sin ti..."

Sí, és una falsa realidad la de que cada vez hay más gente que vive sin Dios. Tal vez sin religión, tal vez sin ritos ni culto, tal vez ignorándolo, pero con Dios amor que le sigue y le persigue. También en la calle -mi querida calle- me encuentro con "mi hijo pródigo", lo abrazo largamente, llorando los dos, y le digo que no me vuelva a hacer eso: desaparecer. Que esté como esté, siempre le querré, le abrazaré, le esperaré... No me lo promete, pero me parece ver en sus ojos ese deseo... Pasan los días y no ha vuelto. Pero lo sé:  aunque ahora "su Dios"es la droga, no puede pasar sin Él. Cuando lo encontré, venía de la Mezquina.

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