"Más convencidos todavía, de que la Iglesia necesita una transformación profunda" Sínodo, de momento, decepción

Sínodo de la sinodalidad
Sínodo de la sinodalidad

"Los que renunciaron, por falta de confianza, a dedicar tiempo y discernimiento a participar en el Sínodo, de momento tenían razón. La Síntesis de la primera sesión, es profundamente conservadora y clerical"

'"Hacia octubre 2024' es el documento que recoge las indicaciones de la Secretaría General del Sínodo sobre 'los pasos a dar en los meses que nos separan de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal (octubre 2024)'"

"Es cierto que no podemos minusvalorar la experiencia vivida en Roma por los laicos …  Pero no es menos cierto que la Síntesis pone de manifiesto, también, lo que están dispuestos a hacer quienes no quieren que lo consiga. Y lo hacen con una violencia verbal que nos avergüenza a todos"

"De momento, seguiremos participando: en primer lugar, porque necesitamos una comunidad, creyente y creíble, visible y trasparente. Y además, porque queremos seguir apoyando al Papa Francisco frente al descrédito permanente al que está sometido"

Aunque me cueste reconocerlo muchos de los que, por falta de confianza, renunciaron a dedicar tiempo y discernimiento a participar en el Sínodo, de momento tenían razón. La Síntesis de la primera sesión, es profundamente conservadora y clerical. Poco o nada permite descubrir algún verdadero avance hacia las transformaciones necesarias en la Iglesia. A pesar de ello, de momento vamos a seguir insistiendo y confiando. 

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En octubre del 21 iniciamos el camino algo ilusionados, no excesivamente. Y digamos que ahora lo hacemos exactamente igual, con la diferencia de en esta ocasión seguimos, más convencidos todavía, de que la Iglesia necesita una transformación profunda. Se resiste, y mucho. Pero la necesita como el agua las marismas del Rocío o las Tablas de Daimiel, ¡sin agua se mueren! 

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Seguir de cerca cada paso (desde la convocatoria a la difusión), elaborar documentos parar las reuniones de equipo y finalmente síntesis y propuestas para la Secretaría del Sínodo, han sido en sí mismas experiencias sinodales profundamente eclesiales y enriquecedoras. No puedo negar que somos muchos los que hemos vivido momentos de verdadero entusiasmo y alegría por esta propuesta del Papa Francisco para la Iglesia de hoy, pero es necesario reconocer que la Síntesis de la primera sesión es decepcionante. El Documento mantiene en pie la estructura piramidal de siempre. Esta primera parte del partido, la han ganado por goleada quienes se reafirman en reservar al clero todo poder y autoridad en este “reinado terrenal” del que se sienten dueños y señores (como si estuviéramos en la edad Media), aunque tenga tan poco que ver con aquel reinado que puso en marcha el joven campesino de Nazaret, que ni fue clérigo ni vino a ser servido sino para sanar y liberar los corazones desgarrados, de todos los tiempos.

De momento, decepción

Sin esperar una revolución habíamos imaginado que tanto insistir en “la escucha” y la mayoritaria participación de los laicos, esta primera sesión sinodal habría significado algún avance en cuestiones como el clericalismo, el acceso de la mujer al ministerio pastoral, el respeto profundo y la bendición de todos (y de todas las formas de amar), el celibato opcional, la reincorporación al ministerio de sacerdotes casados, la liturgia y su lenguaje… Temas que algunos se empeñan en considerar “doctrina inamovible”, “designio de Dios”, “verdad revelada”… cuando son en realidad y únicamente expresiones profundamente humanas, abiertas por consiguiente a la reflexión y el discernimiento, susceptibles de ser profundamente transformadas e incluso aparcadas definitivamente como testimonio de la historia pasada, en la que el Espíritu de Jesús nos invita a vivir, hoy y siempre, como buscadores entusiasmados de la verdad, siempre en camino hacia la plenitud en el amor. 

Nos encontramos prácticamente en el mismo punto en el que empezamos. Permanecen intactas la teología, la estructura y la Ley quesustenta y alimenta el convencimiento de que, en la Iglesia, por voluntad de Cristo algunos han sido constituidos doctores, dispensadores de los ministerios y pastores para los demás y que como sucesores de los Apóstoles recibieron el carisma cierto de la verdad; y son, por consiguiente, los auténticos custodios, intérpretes y testimonios de la fe de toda la Iglesia.  Más de dos años de caminar juntos, de escucha y diálogo en el Espíritu han servido para certificar que, de momento, nada de nada, si de avances teológicos y pastorales se trata.

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“Hacia octubre 2024” es el documento que recoge las indicaciones de la Secretaría General del Sínodo sobre “los pasos a dar en los meses que nos separan de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal (octubre 2024)”. 

Es cierto que no podemos minusvalorar la experiencia vivida en Roma por los laicos que se incorporaron a ella, con voz y voto. Esto pone de manifiesto que la sinodalidad es posible, enriquecedora y necesaria para el futuro de la Iglesia que quiere y que propone el Papa Francisco. Pero no es menos cierto que la Síntesis pone de manifiesto también, lo que están dispuestos a hacer quienes no quieren que lo consiga. Y lo hacen con una violencia verbal que nos avergüenza a todos.

Son muchos los que cuestionan la misma sinodalidad y (después de la primera Sesión) siguen insistiendo en volver al Sínodo de los Obispos, negando la posibilidad de que pudiera ser en adelante sustituido por un Sínodo de la Iglesia, en el que participasen todos los bautizados, en pie de igualdad como subraya el Evangelio, el Bautismo y el sentido común en el siglo XXI.

"Es cierto que no podemos minusvalorar la experiencia vivida en Roma por los laicos …  Pero no es menos cierto que la Síntesis pone de manifiesto también, lo que están dispuestos a hacer quienes no quieren que lo consiga. Y lo hacen con una violencia verbal que nos avergüenza a todos"

“Cuestiones que deben abordarse” afirma el Documento Síntesis, pero siempre dentro de la línea roja que, dibujan y colorean quienes ni ven ni quieren ver, ni escuchan ni dejan escuchar el susurro alentador del Espíritu; y eso que es fácilmente perceptible con solo abrir alguna rendija entre los muros ruinosos y enmohecidos del inmovilismo y el miedo.

Estructura jerárquica, clericalismo, autoridad heredada… son sin duda la piedra que impide a muchos entrar en contacto con Cristo. Estas cuestiones son como una losa imposible de mover (como aquella que colocaron quienes pretendían sepultar para siempre a Cristo libertador que le quitaron la vida, en nombre del pueblo, de la religión y del mismo Dios). No es exagerada la comparación, no lo es: nos preguntamos con Magdalena y las mujeres amigas de Jesús: “quien nos moverá la piedra” (Marcos 16, 1-7) que nos permita abrazar el Cuerpo de Cristo herido y excluido en tantos hermanos nuestros, dentro y fuera de la comunidad cristiana. Con estas mismas mujeres reafirmamos también nuestra fe en el Dios de todos los vivientes: “hemos visto al Señor” (Juan 20:24-25). Como a ellas, nos queda la esperanza de que; quienes se consideran legítimos herederos de su autoridad “sobre y cielo y sobre la tierra” (Mateo 18,28), admitan que sacerdotes, profetas y reyes, en la iglesia somos todos; que todos somos herederos del legado de Cristo, y todos con la humanidad entera somos Hijos de Dios, sin más distinción.

El clero y el clericalismo

"Nos queda la esperanza de que los Obispos, con el Papa, reconozcan que únicamente juntos, todos los creyentes formamos un solo cuerpo"

Nos queda la esperanza de que los Obispos, con el Papa, reconozcan que únicamente juntos, todos los creyentes formamos un solo cuerpo; y que pretenderlo por separado no legitima a nadie (por el contrario nos desautoriza a todos) y escandaliza a los sencillos y humildes de la tierra. No obstante, mantenemos en pie la esperanza de que un día, no muy lejano, el modelo clerical de la Iglesia (profundamente fundamentado en el Derecho Canónico) sea retirado (derogado) definitivamente, para dar paso un modelo nuevo y sinodal. 

De momento, seguiremos participando: en primer lugar, porque necesitamos una comunidad, creyente y creíble, visible y trasparente. Pecadora pero honesta y limpia. Y mucho de todo esto está en juego, en el Sínodo de la sinodalidad; y en segundo lugar, porque nos va la vida en ello. Somos gente de fe y deseamos una comunidad que acoja, escuche y transforme el pan vivo y compartido, de la vida y del evangelio, en generosa entrega al servicio a la humanidad y en comunión de vida con los descartados y oprimidos de la Tierra. 

Y seguiremos participando, además, porque queremos seguir apoyando al Papa Francisco frente al descrédito permanente al que está sometido por parte de quienes se presentan como los “auténticos defensores de la doctrina católica” y no cesan de atacarlo, directa y abiertamente o jadeando a integristas y ultraconservadores. 

Las mujeres y laicos votarán por primera vez en el sínodo de los obispos |  Sociedad | EL PAÍS

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