Sobre la COP26: "Recemos para que el grito de la tierra y el de los pobres sea escuchado" Francisco: "El Señor no busca hábiles comentaristas de las Escrituras, sino corazones dóciles que se dejan transformar"

Francisco, durante el rezo del Angelus
Francisco, durante el rezo del Angelus

Miles de fieles se agolparon, pese al frío, en una abarrotada plaza de San Pedro para rezar el Angelus con el Papa Francisco

"No es suficiente leerlo y comprender que hay que amar a Dios y al prójimo. Es necesario que este mandamiento, el 'gran mandamiento',  resuene en nosotros, sea asimilado, se convierta en voz de nuestra conciencia"

"Cada uno de nosotros puede convertirse en una 'traducción' viva, diferente y original, de la única Palabra de amor que Dios nos dona"

"La Palabra del Señor no puede ser recibida como cualquier noticia: hay que repetirla,  asumirla, custodiarla"

Miles de fieles se agolparon, pese al frío, en una abarrotada plaza de San Pedro para rezar el Angelus con el Papa Francisco. Aunque no ha podido viajar a Glasgow, Bergoglio sí quiso recordar que en la capital de Gales arranca, hoy la COP26. "Recemos para que el grito de la tierra y el de los pobres sea escuchado, y que este encuentro pueda dar respuestas eficaces, ofreciendo respuestas concretas a los desafíos futuros".

Al final de una semana intensa, y con los ecos del histórico encuentro con el presidente Biden todavía muy vivos, Bergoglio reflexionó sobre "el primero de los mandamientos". El amor a Dios, y el amor al prójimo. Unas palabras que no siempre se entienden. Y es que, como apuntó el Papa, "el Señor busca no tanto hábiles comentaristas de las Escrituras, sino corazones dóciles que, acogiendo su palabra, se dejan transformar dentro".

Por esto, añadió, "es tan importante  familiarizarse con el Evangelio, tenerlo al alcance de la mano siempre, leerlo y releerlo, apasionarse". Porque, "cuando lo hacemos, Jesús, Palabra del Padre, entra en nuestro corazón, se vuelve íntimo y nosotros damos frutos en Él".

La plaza de San Pedro, abarrotada
La plaza de San Pedro, abarrotada

El ejemplo del Evangelio de este domingo, en el que el escriba se acerca a Jesús, pero no termina de entender lo que dice, es claro. "No es suficiente leerlo y comprender que hay que amar a Dios y al prójimo. Es necesario que este mandamiento, el 'gran mandamiento',  resuene en nosotros, sea asimilado, se convierta en voz de nuestra conciencia", solicitó el Papa.

"La Palabra del Señor no puede ser recibida como una noticia más", para que "no se quede en letra muerta, porque el Espíritu Santo hace brotar en nosotros la semilla de esa Palabra. Y la Palabra de Dios actúa, es viva y eficaz" y permite que "cada uno de nosotros puede convertirse en una 'traducción' viva, diferente y original, de la única Palabra de amor que Dios nos dona". 

Miles de fieles en SAn Pedro
Miles de fieles en SAn Pedro

"La Palabra del Señor no puede ser recibida como cualquier noticia: hay que repetirla,  asumirla, custodiarla", pidió Bergoglio, quien reivindicó la tradición monástica para "rumiar" la Palabra de Dios. "Podemos decir que es tan nutritiva que debe llegar a todos los ámbitos de la  vida: implicar, como dice Jesús hoy, todo el corazón, toda el alma, toda la inteligencia, todas las fuerzas". Porque la palabra "debe resonar, ser un eco dentro de nosotros", y "no queda muerta en nuestro corazón".

Resonar la palabra en nosotros

"Tomemos hoy ejemplo del escriba. Repitamos las palabras de Jesús, hagámoslas resonar en  nosotros: 'Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas y  al prójimo como a sí mismo'. Y preguntémonos: ¿orienta realmente mi vida este mandamiento? ¿Se  refleja en mi vida diaria?", invitó el Papa a reflexionar.

"Que cada encuentro sea dar un poco de bien", concluyó el Papa.

"No abandonemos a Haití"

Tras el rezo del Angelus, Francisco recordó cómo las fuertes lluvias han ocasionado vastas inundaciones en Vietnam. "Mi oración y pensamiento van dirigidas a las familias que sufren, junto al aliento a las autoridades del país y la Iglesia local", y a las poblaciones de Sicilia. También recordó al pueblo de Haití, "que vive en condiciones al límite". 

"Pido a los responsables de las naciones que ayuden a este país, no lo dejen solo". "Y ustedes, cuando vuelvan a casa, busquen noticias sobre Haití", añadió, reflexionando sobre la situación del país. No abandonemos a Haití". Finalmente, el Pontífice recordó la beatificación de cuatro mártires, ayer, en España.

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