Nuevo alegato por la paz en Ucrania durante el Angelus del Papa Francisco: "¡Qué triste es cuando personas y pueblos orgullosos de ser cristianos ven a los otros como  enemigos y piensan en hacer guerra!"

Banderas de Ucrania y Polonia en la plaza de San Pedro
Banderas de Ucrania y Polonia en la plaza de San Pedro

"Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira ni violencia, es más, con  gentileza. No quiere desencadenar una discusión, sino calmar el rencor: apagar juntos el odio y la  injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable"

"Que la Virgen María nos ayude a ser constructores de paz hacia todos, sobre  todo hacia quien es hostil con nosotros y no nos gusta"

El conflicto en Ucrania sigue formando parte de las hondas preocupaciones del Papa Francisco. Una inminente guerra en mitad de Europa que, de producirse, amenazaría con hacer saltar por los aires la estabilidad de la región y, posiblemente, del mundo. Frente a ello, el Papa ha recordado durante el rezo del Angelus (y contemplando banderas de Ucrania y Polonia entre los fieles presentes en la plaza) su tristeza al comprobar que "personas y pueblos orgullosos de ser cristianos ven a los otros como enemigos y piensan en hacer guerra".

El clamor de Bergoglio llegó al término de su reflexión del Evangelio de este domingo, en el que Jesús recuerda a sus discípulos que "están llamados a no ceder al instinto y al odio, sino a ir más allá, mucho más allá". En este sentido, la realidad es "un banco de pruebas" para reivindicar el poder del Evangelio.

Es el mandato de Jesús, que "parece pedir lo imposible" cuando afirma "amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien". "¿Por qué amar a los enemigos?", se preguntó Francisco. "Si no se reacciona a los  prepotentes, todo abuso tiene vía libre, y esto no es justo. ¿Pero es realmente así? ¿Realmente el Señor  nos pide cosas imposibles e injustas?", cuestionó.

Fieles en San Pedro
Fieles en San Pedro

Poner la otra mejilla

Poner la otra mejilla puede ser visto como "una injusticia". Sin embargo, Jesús lo lleva a término durante su "injusto proceso delante del sumo sacerdote". "¿Por qué me pegas?", es su respuetsa, porque "poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia".

"Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira ni violencia, es más, con  gentileza. No quiere desencadenar una discusión, sino calmar el rencor: apagar juntos el odio y la  injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable", explicó el Papa.

"Esto es poner la otra mejilla: la mansedumbre de Jesús es una respuesta más fuerte que el golpe que recibió. Poner la otra mejilla no es el repliegue del  perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más grande, que vence el mal con el bien, que abre una brecha en el corazón del enemigo, desenmascarando lo absurdo de su odio", subrayó. Una opción que "no la dicta el cálculo, sino el amor", que "rechaza toda venganza".

El Papa, durante el rezo del Angelus
El Papa, durante el rezo del Angelus

Amar a los propios enemigos

La otra duda: "¿es posible que una persona llegue a amar a los propios enemigos?". Francisco lo tiene claro: "Si dependiera solo de nosotros, sería imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere  darlo. Cuando me dice que ame a los enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo".

Y es que, "con el Espíritu de Jesús podemos responder al mal con el bien, podemos amar a quien nos hace mal. Así hacen los  cristianos. ¡Qué triste es cuando personas y pueblos orgullosos de ser cristianos ven a los otros como  enemigos y piensan en hacer guerra!", concluyó, invitando a sacar el rencor de nuestro interior y más allá, "rezar por quien nos ha tratado mal". "Que la Virgen María nos ayude a ser constructores de paz hacia todos, sobre  todo hacia quien es hostil con nosotros y no nos gusta", finalizó.  

Banderas de Ucrania y Polonia
Banderas de Ucrania y Polonia

Tras el rezo del Angelus, el Pontífice quiso expresar su cercanía a las poblaciones de Madagascar y Petrópolis, afectadas por lluvias y ciclones. "Que Dios conforte a sus familiares y a quien les da socorro". En la jornada internacional del personal sanitario, el Papa quiso recordar "a tantos médicos, enfermeros, voluntarios, que están cercanos a los enfermos, que los cuidan, que los hacen sentir mejor".

"Nadie se salva solo", recordó. "Todos necesitamos quien nos salve (...). Decía un médico esta mañana que en tiempos de coronavirus, una persona le pidió que le tomara la mano porque se estaba muriendo. El personal sanitario ha sido muy importante en este tiempo de covid, pero debería ser siempre", concluyó, pidiendo un aplauso para el colectivo. Y con un recuerdo especial a los 'ruidosos' españoles.

Primero, Religión Digital

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