"No perdamos el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano" Francisco: "Que Dios dé esperanza al futuro de Afganistán, no podemos permanecer indiferentes"

Francisco, durante el rezo del Angelus
Francisco, durante el rezo del Angelus

"Siempre existe la tentación de 'contentar a Dios' con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No quiere  exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón"

El Papa llama a "superar el vicio de culpar a los demás y de quejarse de todo"

"¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa! Siempre es culpa de los “otros”: de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte"

"Sigo con gran preocupación la situación en Afganistán, y participo del dolor de los que lloran, por los que han perdido la vida en los tentados del jueves pasado, y los que buscan ayuda y protección. Encomiendo a la Misericordia de Dios a todos los difuntos, y agradezco a los que ayudan a la población puesta a prueba, especialmente, a las mujeres y niños". Francisco quiso tener un recuerdo especial al drama que se vive en el país tras la marcha del ejército estadounidense y la asunción del poder por parte de los talibanes, tras la oración del Angelus.

"Rezo para que el diálogo y la sociedad conduzcan a una convivencia pacífica y fraterna. Que Dios dé esperanza al futuro de Afganistán", clamó Francisco, quien recordó que "en momentos históricos como éste no podemos permanecer indiferentes, la historia de la Iglesia nos lo enseña".

"Como cristianos esta situación nos compromete", dijo, llamando "a todos a intensificar la oración y practicar el ayuno, oración y penitencia. Es el momento para hacerlo. Estoy hablando seriamente, Intensificar la oración y practicar el ayuno, pidiendo al señor misericordia y perdón".

El niño del aeropuerto de Kabul
El niño del aeropuerto de Kabul

"No perdamos el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano". En el último Angelus de agosto, el Papa Francisco demostró que, más allá de rumores sobre supuestas enfermedades o hipotéticas renuncias, está dispuesto a seguir trabajando en positivo y propositivo. Sin echar la culpa al empedrado, como los escribas y fariseos del Evangelio de este domingo, cuyo relato provocó las reflexiones desde el balcón de la plaza de San Pedro.

Una plaza, por cierto, que ya va recuperando el ambiente previo al comienzo de la pandemia, año y medio después. En su alocución, Bergoglio trazó el recorrido del 'escándalo' de las prácticas supuestamente contrarias a la religión que, a los ojos de los guardianes de las esencias, llevaba a cabo Jesús.

"¿Por qué Jesús y sus discípulos descuidan estas tradiciones?", preguntó el Papa. "Al fin y al cabo no son cosas malas, sino buenos hábitos rituales, simples abluciones antes de  comer. ¿Por qué Jesús no le presta atención? Porque para Él es importante llevar de nuevo la fe a su centro. Y evitar un peligro, que vale tanto para esos escribas como para nosotros: el de observar las formalidades externas poniendo el corazón de la fe en un segundo plano".

Miles de fieles en la plaza de San Pedro
Miles de fieles en la plaza de San Pedro

Es "el riesgo de una religiosidad  de la apariencia", muy común en nuestros días, y que consiste, según el Papa, en "mostrarse bien por fuera, descuidando purificar el corazón". "Siempre existe la tentación de 'contentar a Dios' con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No quiere  exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón". 

A menudo pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de  nosotros, de la sociedad

"Jesús invierte la  perspectiva: no daña lo que viene de afuera, sino lo que viene de adentro", explicó Francisco. Esa es la revolución del maestro de Nazaret. "Esto también nos concierne", subrayó Bergoglio. "A menudo pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de  nosotros, de la sociedad. ¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa! Siempre es culpa de los “otros”: de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte".

Los problemas siempre vienen de fuera

Más aún: "parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo  culpando a los demás es una pérdida de tiempo. Te enojas, te amargas y mantienes a Dios fuera de tu  corazón. Como esas personas del Evangelio, que se quejan, se escandalizan, discuten y no acogen a Jesús". 

Francisco saluda desde el balcón
Francisco saluda desde el balcón

Esa práctica no es cristiana. "No se puede ser verdaderamente religioso en la queja: la ira, el resentimiento y la tristeza cierran las puertas a Dios". Por ello, el Papa pidió "al Señor que nos libere de echar la culpa a los demás. Pidamos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano".

"Jesús nos  invita a mirar la vida y el mundo desde nuestro corazón. Si miramos dentro, encontraremos casi todo lo  que odiamos fuera. Y si le pedimos sinceramente a Dios que purifique nuestro corazón, comenzaremos a  hacer el mundo más limpio. Porque hay una forma infalible de vencer el mal: empezar a vencerlo dentro  de uno mismo", explicó, pidiendo a la Virgen ayudarnos a "superar el vicio de culpar a los demás y de quejarse de todo".

Tras el llamado sobre Afganistán, el Papa también quiso recordar a las víctimas de las inundaciones en Mérida (Venezuela).

"El grito de la tierra y de los pobres está creciendo de forma alarmante. Transformemos esta crisis en una oportunidad", culminó, saludando a los representantes del Movimiento Laudato Si.

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