El Papa cierra en los Jardines Vaticanos el ‘maratón’ de Rosarios Francisco implora a la Virgen Desatanudos el fin de la pandemia, y "que todos tengan acceso a las vacunas"

Francisco implora a la Virgen Desatanudos el fin de la pandemia, y "que todos tengan acceso a las vacunas"
Francisco implora a la Virgen Desatanudos el fin de la pandemia, y "que todos tengan acceso a las vacunas"

“Muchos son los nudos que atan nuestra existencia”, explicó Bergoglio: “Los nudos del egoísmo y la indiferencia, nudos personales, sociales y políticos, de la violencia y de la guerra”

"Tú que sabes desatar los nudos de nuestra existencia y conoces los deseos de nuestro corazón, ven en nuestra ayuda. Estamos seguros de que, como en Caná de Galilea, encontrarás el modo de que vuelva la alegría, la fiesta y celebración en los hogares, después de este tiempo de prueba"

Cinco misterios, cinco ‘nudos’. El del individualismo y el abandono; el desempleo y la precariedad; la violencia, la guerra y las injusticias; la enfermedad y el egoísmo a la hora de llevar las vacunas a todos; y el de la pastoral en las parroquias

“Te pedimos que termine la pandemia, y que desates los nudos que nos atan física y humanamente”. Los Jardines Vaticanos acogieron el cierre del ‘maratón’ de oración, que durante todo el mes de mayo ha recorrido santuarios marianos de todo el mundo para pedir a la Virgen el fin de la pandemia del coronavirus, y de muchos otros dolores: la guerra, la violencia, el paro, el hambre, la desigualdad, el odio, el egoísmo en el reparto de vacunas…

Con conexiones en directo con la treintena de templos que, a lo largo del mes que toca a su fin, han acogido este rezo y que hoy quisieron unirse, a través del streaming, con la oración universal presidida por el Obispo de Roma.

Egoísmo e indiferencia, violencia y guerra

Y es que el cierre llegó de la mano del Papa Francisco. Con la cúpula de San Pedro al fondo, y la Virgen Desatanudos presidiendo la celebración, Bergoglio imploró “que termine la pandemia y la humanidad pueda retomar la vida de cada día con mayor seguridad”.

El Papa, ante la Virgen Desatanudos
El Papa, ante la Virgen Desatanudos

“Muchos son los nudos que atan nuestra existencia”, explicó Bergoglio: “Los nudos del egoísmo y la indiferencia, nudos personales, sociales y políticos, de la violencia y de la guerra”, rogó el Papa. “Te pedimos que desates los nudos que nos atan física y humanamente”.

Acompañado por monseñor Fisichella y el obispo de Ausburgo, Bertram Johannes Meier, así como por miembros de la Acción Católica y chicos y catequistas de la parroquia de  Santa Maria della Grotticella de la localidad italiana Viterbo (unas trescientas personas participaron la oración), Francisco asistió en silencio, como un fiel mal, al rezo de los cinco misterios gozosos, ante la mirada del lienzo de la Virgen Desatanudos, cuyo culto se ha extendido en Roma desde la llegada de Bergoglio al solio pontificio.

Cinco misterios, cinco 'nudos' a desatar

Cinco misterios, cinco ‘nudos’. El del individualismo y el abandono; el desempleo y la precariedad; la violencia, la guerra y las injusticias; la enfermedad y el egoísmo a la hora de llevar las vacunas a todos; y el de la pastoral en las parroquias.

Francisco, durante la oración
Francisco, durante la oración

El primer nudo a desatar fue el de “las relaciones heridas, la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en este tiempo”. El segundo nudo estuvo dedicado al “desempleo, con especial atención al desempleo juvenil, al femenino, al de los padres y madres de familia, por quienes buscan trabajo y por aquellos que intentan proteger a sus empleados”, mientras que en el tercero se rezó por “el drama de la violencia, en particular la que se origina en la familia, en el hogar dentro de la casa, por las mujeres y por las tensiones sociales generadas por la incertidumbre de la crisis”.

Vacunas para todos

El cuarto nudo se ofreció por “el progreso humano, para que la investigación científica que está llamada a apoyar, ponga en común los descubrimientos para que sean accesibles a todos, especialmente a los más débiles y pobres”. Un 'vacunas para todos' que se hace más necesario que nunca.

El Papa, durante la oración
El Papa, durante la oración

Finalmente, el quinto nudo fue un 'nudo' interno. Por "la pastoral, para que las iglesias locales, las parroquias, los oratorios, los centros de pastoral y de evangelización puedan recuperar el entusiasmo y tengan nuevo impulso en toda la vida pastoral y para que los jóvenes puedan casarse y construir una familia y un futuro”, contra “la indiferencia rampante”.

Al término de la oración, y el rezo de la Salve, el Papa impuso la corona real a la imagen de la Virgen. Las letanías pusieron el broche de una ceremonia que, en el atardecer romano, hizo de los Jardines Vaticanos una auténtica gruta mariana. Y una oración global contra todas las pandemias.

"Tú que sabes desatar los nudos de nuestra existencia y conoces los deseos de nuestro corazón, ven en nuestra ayuda. Estamos seguros de que, como en Caná de Galilea, encontrarás el modo de que vuelva la alegría, la fiesta y celebración en los hogares, después de este tiempo de prueba", finalizó el Papa, quien en sus palabras finales clamó por que todos tengan acceso a las vacunas.

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