El pontífice los invitó a quedarse a jugar en lod bendijo Los niños de la Marcha de Bienvenida rodean a Francisco en el Patio de San Dámaso

El Santo Padre abraza a los niños de la Marcha de Bienvenida "Apri"
El Santo Padre abraza a los niños de la Marcha de Bienvenida "Apri"

El patio de San Dámaso en el Vaticano se llenó de un centenar de jóvenes participantes en la iniciativa vinculada a la Jornada del Emigrante y del Refugiado

El Papa los invitó a jugar y los bendijo. Antes, se habían detenido en la Plaza de San Pedro, donde desembarcó la marioneta Amal, símbolo de los refugiados que buscan una nueva patria

La presencia de los niños, además de bella, fue una importante oportunidad para sensibilizar desde la infancia sobre la dolorosa y preocupante cuestión de los niños migrantes, a menudo no acompañados

(Vatican News).- Esta mañana, en el Vaticano, Francisco dirigió un breve y afectuoso saludo a los niños que participaron en la Marcha de Bienvenida del título “Apri” (Abre, organizada con motivo de la Jornada del Emigrante y del Refugiado.
Tras presenciar la llegada a la Plaza de San Pedro del Festival itinerante "The Walk" -que partió de la frontera turco-siria y se dirigió a Manchester, con la marioneta Amal a la cabeza-, los niños llegaron al Patio de San Dámaso, donde se reunieron festivamente en torno al Papa, que permaneció con ellos unos instantes, invitándoles a quedarse en el Patio de San Dámaso para jugar y, a continuación, bendiciéndoles y pidiendo oraciones para él.

El símbolo itinerante de los millones de menores que se ven obligados a refugiarse en otros países a causa de la guerra y la pobreza también estuvo marcado, como deseaba la diócesis de Roma, por un momento de celebración.

La Agencia Scalabriniana de Cooperación al Desarrollo también organizó un taller para estos niños con la construcción de una cometa.

La presencia de los niños no sólo fue un bello marco de color, sino también una importante oportunidad para sensibilizar desde la infancia sobre la dolorosa y preocupante cuestión de los niños migrantes, a menudo no acompañados -ya que Amal representa idealmente a una niña en busca de su madre-, y la necesidad de encontrar personas y familias acogedoras, para no apagar los sueños, la creatividad y el deseo de paz que llevan los más pequeños.

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