El Papa celebra su santo recordando que la fuerza de Pedro está "en la oración de Jesús" Francisco denuncia "la pandemia social de los usureros" que se lucran con el hambre de los pobres
"Uno de los efectos de esta pandemia, la de las familias que ya tienen hambre"
"Pedro podía haber llegado a algún arreglo, como la Iglesia ha hecho tanto estas veces para salvar al pueblo de Dios, sino para salvarse a sí misma. No a la Santa Madre Iglesia, sino a sus dirigentes. Pero luego no se puede salir de ese compromiso. Pedro no lo hizo”
El día de su onomástica, Jorge Mario Bergoglio habló, y mucho, de Pedro. Y de Jesús, “el gran intercesor”, que ora por él, y por todos nosotros. Un Dios que enseña a su Padre sus llagas, en mitad también de un mundo que sufre, marcado por el dolor, la enfermedad, y también el hambre. “Y por la otra pandemia: una pandemia social, la de los usureros”.
Y es que el Papa dedicó su misa por aquellos que “ya sienten uno de los efectos de esta pandemia, que ya tienen hambre”, y por quienes dicen ayudarles, “el grupo de los usureros”. “Hay familias de jornaleros, que no tienen que trabajar, y tienen hijos, y los usureros se llevan lo poco que tienen: oremos por estas familias, con hijos, por su dignidad; y por los usureros, que el Señor toque sus corazones y se conviertan”, pidió al comienzo de la Eucaristía en Santa Marta.
En su homilía Francisco hizo referencia a la valentía de Pedro ante los dirigentes “por haber asesinado a Jesús”. ¿Qué pasó para que los apóstoles, cobardes antes, se atrevieran a exponerse?. “Pedro podía haber llegado a algún arreglo, como la Iglesia ha hecho tanto estas veces para salvar al pueblo de Dios, sino para salvarse a sí misma. No a la Santa Madre Iglesia, sino a sus dirigentes. Pero luego no se puede salir de ese compromiso. Pedro no lo hizo”, aclaró el Papa.
La dicotomía de Pedro
Pero ¿quién era Pedro? “Era un hombre entusiasta, que amaba con fuerza, pero también un hombre atemorizado (…). Un Pedro que pasaba de la tentación a la gracia, que es capaz de arrodillarse de Jesús (aléjate de mí que soy pecador), y que niega a Jesús. Es un Pedro inestable. Era muy generoso, pero también muy débil”, explicó Francisco.
¿Cuál es la fuerza que ha tenido para llegar hasta aquí? El Papa lo aclara: “Yo rezaré por ti”.
“El secreto de Pedro es la oración de Jesús. Jesús ora por Pedro, para que su fe no venga a menos, y pueda confirmar en la fe a los hermanos. Jesús ora por Pedro. Esto que hace Jesús con Pedro, lo hace por todos nosotros. Jesús reza por nosotros”.
Una noticia que llama la atención: “No estamos habituados a contemplar a Jesús que hace ver al Padre sus llagas, al Jesús el intercesor, Jesús el que ora por nosotros. Y Pedro fue capaz de hacer todo este camino, desde cobarde a valiente, con la ayuda del Espíritu Santo, a través de la acción de Jesús”.
“Demos gracias a Jesús por rezar por nosotros. Por cada uno de nosotros, ha querido llevar sus llagar ante el Padre, el precio de nuestra salvación”, concluyó Bergoglio, quien pidió “tener más confianza en la oración de Jesús que en la nuestra. Él es el gran intercesor”.
