'Born in 2021'. Así se llama el vuelo de ITA Airways, la nueva compañía aérea italiana, que sustituye a la clásica Alitalia, también en los vuelos papales. Al aparato se subió Francisco poco antes de las once de la mañana para arrancar su viaje número 35, el tercero de este año, después de Irak y Budapest y Eslovaquia. ¿Destino? Chipre y Grecia, con escala en la isla de Lesbos.
Un viaje marcado por tres ejes: el político, con la 'guerra fría' entre Chipre, Turquía y Grecia por la última frontera de la antigua Europa; en lo religioso, con una llamamiento al diálogo interreligioso con la Iglesia ortodoxa; y en lo social, con el drama de los refugiados en primer lugar.
De hecho, antes de salir hacia el aeropuerto de Ciampino, Francisco se encontró con una docena de refugiados procedentes de Siria, Congo, Somalia y Afganistán, y que en algún momento vivieron, y sufrieron, en los campos de refugiados de Lesbos, adonde Bergoglio regresará este fin de semana.
Acompañado por el limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski, Francisco visitó a estas personas, acogidas por la Comunidad de Sant Egidio. Algunos de ellos, de hecho, fueron de los primeros refugiados que acompañaron al Papa en su regreso a Roma en el histórico viaje de 2016.
Ahora, Bergoglio sale en camino hacia Larnaca, la capital administrativa de Chipre. Detrás dejará 2.148 kilómetros, en alrededor de dos horas y cuarenta minutos. En esta ocasión, sólo se sobrevolará Italia, Grecia y Chipre. .
En su escrito al presidente Mattarella, Francisco se define como "peregrino anhelante de antiguas fuentes" que viaja a Chipre y Grecia "con el vivo deseo de encontrarme con mis hermanos en la fe y con la población local". Y se lo contaremos, todo, en Religión Digital.
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