Francisco pide a los políticos buscar “el bien de todo el país, y no el de cada partido” en estos días de pandemia

Llueve en la Ciudad Eterna. Cuarta semana de abril, sexta de confinamiento. El Papa Francisco invitó en la misa de Casa Santa Marta a “rezar por los hombres y mujeres que tienen una vocación política”, que apuntan “una forma alta de ejercer la caridad”, y “por los partidos políticos de distintos países, para que en estos momentos de pandemia puedan buscar el bien de todo el país, y no el de cada partido”.

Una llamada de atención a aquellos que buscan sacar tajada de la tragedia, de uno u otro signo, a remar juntos en esta crisis de la que nadie sabe cómo saldremos. Tal vez, hacia Jesús, como intentó Nicodemo, el protagonista del Evangelio de hoy, y de la homilía de Bergoglio. “Él era un fariseo justo. No todos los fariseos eran malvados. Él sintió la inquietud, y sabía que Jesús había sido anunciado por los profetas”, apuntó.

Jesús le responde, y Nicodemo no entiende. “¿Cómo se puede nacer si uno ya es adulto? Nacer de lo alto, nacer del Espíritu... El salto que Nicodemo tiene que hacer, no sabe cómo hacerlo, porque el Espíritu es impredecible”.

El viento sopla por donde quiere

Frente a ello, la explicación de Jesús: “El viento sopla por donde quiere (…). El Espíritu es libre, la persona que se deja llevar por el Espíritu Santo, ésa es la libertad. Quien hace esto es una persona dócil. Y aquí se habla de la docilidad al espíritu”.

Porque, añadió, “ser cristiano no es solamente cumplir los mandamientos, esto se tiene que hacer, pero si te detienes ahí no eres un buen cristiano. Ser cristiano es dejar que el Espíritu entre dentro de ti y te lleve donde él quiere”.

“En la vida cotidiana, somos como Nicodemo. No sabemos cuál es el siguiente paso a dar, o no tenemos la suficiente confianza como para dejar que el espíritu entre en nosotros, renacer de nuevo, que sea el espíritu quien nos guíe”, explicó el Papa, poniendo el ejemplo de los apóstoles cuando recibieron el Espíritu y salieron a “predicar con una valentía y claridad que no conocían”, porque “el Espíritu les guiaba”.

“El cristiano no se debe detener jamás en el cumplimiento de los mandamientos, se tiene que ir más allá, en el renacer del Espíritu”, culminó Francisco. “No detenerse ante nada, no detenerse ante las costumbres religiosas, esto es renacer de nuevo. ¿Y cómo se prepara uno? Con la oración, esperando la llegada del Espíritu Santo”. “Que el Señor nos ayude a estar siempre abiertos al Espíritu”.