Francisco clama por la protección a los menores, para que puedan "hablar, jugar y soñar"
Admite "el dolor y la vergüenza de no haber sido siempre buenos guardianes"
"Sólo así será posible erradicar la cultura de la muerte que conlleva toda forma de abuso, ya sea sexual, de conciencia o de poder, mediante una alianza preventiva sistemática"
"Si el maltrato es un acto de traición a la confianza, que condena a muerte a quien lo sufre y genera profundas grietas en el contexto en el que se produce, la prevención debe ser un proceso permanente de promoción de una fiabilidad siempre renovada y cierta hacia la vida y el futuro"
"Como Iglesia, estamos llamados a recorrer juntos este camino, urgidos por el dolor y la vergüenza de no haber sido siempre buenos guardianes, protegiendo a los menores que se nos confían en nuestras actividades educativas y sociales". El Papa Francisco recibió a la conferencia "Promover la protección de los niños en el momento de Covid-19 y más allá", organizada por la Comunidad Papa Juan XXIII con la Acción Católica Italiana y el Centro Deportivo Italiano.
Hablando de la pandemia, Bergoglio apuntó a la necesidad de "un proceso de conversión" que exige "una formación renovada de todos los que tienen responsabilidades educativas y trabajan en ambientes con menores, en la Iglesia, en la sociedad y en la familia". "Sólo así será posible erradicar la cultura de la muerte que conlleva toda forma de abuso, ya sea sexual, de conciencia o de poder, mediante una alianza preventiva sistemática", recalcó.
"Si el maltrato es un acto de traición a la confianza, que condena a muerte a quien lo sufre y genera profundas grietas en el contexto en el que se produce, la prevención debe ser un proceso permanente de promoción de una fiabilidad siempre renovada y cierta hacia la vida y el futuro, con la que los menores deben poder contar", sostuvo, pidiendo "artesanos de la educación".
Respetar tiempo, libertad y dignidad
Esto significa "fomentar la expresión de los talentos de quienes acompañamos; respetar su tiempo, su libertad y su dignidad; oponerse con todos los medios a las tentaciones de seducción e inducción, que sólo en apariencia pueden facilitar las relaciones con las generaciones más jóvenes".
La contribución de los jóvenes, culminó el Papa, "será inestimable para reconocer las situaciones de riesgo y para llamar con valentía a toda la comunidad a su responsabilidad en la salvaguarda de los menores, para revisar la forma de relacionarse con las generaciones más jóvenes, para que puedan volver a tener la seguridad de la belleza de encontrarse, hablar, jugar y soñar".
A los adultos, les pidió "que sean promotores y custodios de una renovada alianza educativa entre las generaciones y entre los diferentes contextos en los que crecen los menores, capaz de estimular entre ellos una conexión generativa y protectora, especialmente en este complejo tiempo de pandemia".