Diez años después, el Papa volvió a celebrar el Jueves Santo en Casal de Marmo "Jesús nos quiere así": Francisco lava los pies a doce jóvenes presos, y reivindica "la dignidad de ser pecadores"

Francisco lavó los pies a jóvenes reclusos de Casal del Marmo
Francisco lavó los pies a jóvenes reclusos de Casal del Marmo

Francisco lavó los pies a representantes de una "comunidad variopinta" de chicos y chicas de diferentes edades y etnias, en el centro penitenciario por diversos delitos, y con diferentes religiones. Incluso, algunos de ellos, celebrando el Ramadán, que en esta ocasión coincide con el Pesaj y con la Pascua cristiana

No todos eran católicos. Medio centenar de reclusos, el capellán, el coro y los guardias vivieron, casi 'en familia' una celebración netamente parroquial, con los sonidos de la guitarra y un pontífice visiblemente recuperado, y alegre

"Cada uno de nosotros podemos resbalar, y esta conciencia es lo que nos da la dignidad de ser pecadores. Jesús nos quiere así, y por eso quiere lavar los pies, porque ha venido a salvarnos, a servirnos"

Jesús nos ama así como somos, nos lava los pies a cada uno de nosotros, a todos. Jesús no se asusta jamás de nuestras debilidades, porque él ya pagó. Solo quiere aocmpañarnos, quiere tomarnos de la mano, para que la vida no sea tan dura para nosotros"

Y diez años después, el Papa regresó a la cárcel de menores de Casal del Marmo. El lugar donde todo empezó, donde el mundo contempló cómo un pontífice se arrodillaba a los pies de doce reclusos (y reclusas, por primera vez una mujer fue 'discípula' de Jesús) para lavarles los pies, en un gesto inédito hasta la fecha y que se ha repetido a lo largo de este pontificado, con la excepción de la pandemia.

Francisco pudo, pese al estado de su rodilla ("No puedo andar", bromeó), repetir el gesto: lavando los pies a doce chicos y chicas, una "comunidad variopinta" de chicos y chicas de diferentes edades y etnias, en el centro penitenciario por diversos delitos, y con diferentes religiones. Incluso, algunos de ellos, celebrando el Ramadán, que en esta ocasión coincide con el Pesaj y con la Pascua cristiana.

El Papa lava los pies a varios chicos
El Papa lava los pies a varios chicos captura de pantalla

Tras leer el Evangelio de la Última Cena, en el que se recuerda la traición de Judas y el lavatorio de los pies, Francisco explicó cómo "lavar los pies era una costumbre de ese tiempo", una tarea que hacían "los esclavos". "Jesús nos ama así como somos, nos lava los pies a cada uno de nosotros, a todos. Jesús no se asusta jamás de nuestras debilidades, porque él ya pagó. Solo quiere aocmpañarnos, quiere tomarnos de la mano, para que la vida no sea tan dura para nosotros", explicó Francisco, antes de dirigirse a lavar los pies de los jóvenes. Arrodillado, mojándolos con una jofaina y besando cada uno de ellos. Hoy no se arrodilló, sino que los chicos (y las chicas) se subieron a una plataforma, y Francisco, en pie, repitió una a una la ceremonia.

"Si escucháramos este mensaje de Jesús, nos apresuraríamos a ayudarnos unos a otros, pero los 'vivos' nos enseñan a aprovecharnos unos de otros... Es tan lindo ayudarnos unos a otros, son gestos humanos", explicó el Papa. "Jesús quiere explicarnos la nobleza... ", explicó.

Una chica, tras dejar que Francisco le lavara los pies
Una chica, tras dejar que Francisco le lavara los pies captura de pantalla

"Hoy haré el mismo gesto, pero no es una cosa folclórica. Todos pensamos que esto es un gesto que se anuncia cómo tenemos que ser nosotros, unos con otros. En la sociedad vemos que hay tanta gente que se aprovecha de los demás, que no logra salir de dentro... cuántas injusticias, cuántas personas sin trabajo, o mal pagados, o gente que no tiene dinero para pagar medicinas, cuántas familias que viven mal... Y ninguno de nosotros no puede decir: 'yo no soy'", recalcó.

No es así: "Cada uno de nosotros podemos resbalar, y esta conciencia es lo que nos da la dignidad de ser pecadores. Jesús nos quiere así, y por eso quiere lavar los pies, porque ha venido a salvarnos, a servirnos", incidió. 

Esta tarde, el Papa lavó los pies de doce muchachos, pura periferia, que están presos por distintos delitos, de distinta gravedad. No todos eran católicos. Medio centenar de reclusos, el capellán, el coro y los guardias vivieron, casi 'en familia' una celebración netamente parroquial, con los sonidos de la guitarra y un pontífice visiblemente recuperado, y alegre.

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