Francisco ya vuela a la ciudad francesa, donde hablará de migraciones, Ucrania y medio ambiente El Papa entonará una nueva 'Marsellesa' por el futuro de un Mediterráneo abierto y solidario

Francisco, subiendo en plataforma móvil al avión
Francisco, subiendo en plataforma móvil al avión Vatican Media

Francisco ofrecerá cuatro discursos: con el clero diocesano en la basílica de Notre-Dame de la Garde; en el monumento a los inmigrantes y marineros desaparecidos en el mar; en la clausura del encuentro del Mediterráneo; y en la misa en el Velodrome a la que se espera acudan 57.000 personas

El Papa viaja con el objetivo de reivindicar una Europa, y un espacio mediterráneo, abierto, plural y de acogida, frente a los vientos de odio al diferente que parecen llegar de todos los rincones del Mare Nostrum. Las recientes tragedias en el mar, sumadas al terremoto de Marruecos y las inundaciones en Libia, también estarán en el corazón del Papa, que reivindicará desde la cuna de la 'Marsellesa' una revolución pacífica por los más débiles y por una humanidad globalmente solidaria

"Aux armes, citoyens ! Formons nos bataillons ! Marchons, marchons ! Qu'un sang impur Abreuve nos sillons !". Seguramente, la Marsellesa sea el himno patrio más conocido del planeta y (pese a que su letra no ha soportado el paso del tiempo) un símbolo de la lucha por la libertad, que filmes como 'Casablanca' no hicieron sino globalizar. Pocos minutos después de las 14,30, el Papa partía desde el aeropuerto de Fiumicino hasta la ciudad que vio nacer el himno de Francia y que, hoy, quiere mostrarse al mundo como la 'capital' de un Mediterráneo unido frente a los desafíos globales que ya está enfrentando.

"Les pido que acompañen con sus oraciones mi viaje a Marsella, con motivo de los Rencontres Méditerranéennes, que tienen por objeto promover vías de colaboración e integración en torno al mare nostrum, con especial atención al fenómeno de la migración", escribía el Papa antes de partir. En la mañana de este viernes, además, en un gesto simbólico, Francisco se encontraba con el embajador de Ucrania en el Vaticano, Andrii Yurash.

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Saludo a un grupo de mujeres acogidas por las Misioneras de la Caridad

Antes de partir, a primera hora de la tarde, en la Casa Santa Marta, Francisco saludó a una veintena de mujeres alojadas en la casa de Dono di Maria. Con ellos estaban presentes algunas Hermanas Misioneras de la Caridad, a cuyo cuidado están confiadas. Luego llegó en coche a Roma-Fiumicino, recibido por el obispo de la diócesis de Porto-Santa Rufina, en cuya jurisdicción se encuentra el aeropuerto internacional, monseñor Gianrico Ruzza.

El telegrama a Mattarella

Como de costumbre, el Pontífice envió un telegrama al presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, en el que reitera su participación en el encuentro "que reúne a Iglesias y ciudades mediterráneas con el fin de reflexionar sobre los desafíos de la acogida, la integración y la fraternidad, para favorecer el diálogo intercultural y promover caminos de paz". El Papa envía entonces, a través del jefe del Estado, los "fervientes deseos para el bienestar espiritual y social del pueblo italiano, a quien envío de buen grado mi bendición".

En el vuelo, de apenas hora y cuarenta y cinco minutos, llevará a la delegación vaticana al aeropuerto de Marsella-Provenza, donde Francisco será recibido por la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, el episcopado galo y cuatro niños vestidos con trajes tradicionales. En ese momento, sonará por primera vez el himno francés.

En total, el Papa Francisco ofrecerá cuatro discursos: con el clero diocesano en la basílica de Notre-Dame de la Garde; en el monumento a los inmigrantes y marineros desaparecidos en el mar; en la clausura del encuentro del Mediterráneo; y en la misa en el Velodrome a la que se espera acudan 57.000 personas.

Entre ellas, el presidente francés, Emmanuel Macron, con quien se reunirá el sábado por la mañana. A lo largo de sus 27 horas en Marsella (y descontando lo que pueda decir en la tradicional -y necesariamente breve- entrevista en el vuelo de regreso), Francisco buscará cuatro ejes en sus distintas intervenciones: en primer término, la necesidad de encontrar en el Mediterráneo un 'lugar común' de acogida, especialmente a migrantes y refugiados, que a veces encuentran en el Mare Nostrum un inmenso cementerio. No es casualidad que esta visita tenga lugar el mismo fin de semana en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado.

Tampoco lo es, en segundo lugar, que este mes se esté celebrando el Tiempo de la Creación, y que en apenas dos semanas, el mismo día de la inauguración del Sínodo, se presente la 'segunda parte' de Laudato Si. En Marsella, Francisco también hará un llamamiento al cuidado de la casa común.

Migrantes en el Mediterráneo
Migrantes en el Mediterráneo

En tercer lugar, Bergoglio realizará un nuevo llamado al fin de las guerras, de todas las guerras, pero con una mirada especial al conflicto en Ucrania, y sus implicaciones para la vida y la seguridad de millones de personas en todo el mundo, afectadas directamente por las armas o por los efectos del bloqueo al grano ucraniano por parte de Rusia. 

Todo ello, con el objetivo de reivindicar una Europa, y un espacio mediterráneo, abierto, plural y de acogida, frente a los vientos de odio al diferente que parecen llegar de todos los rincones del Mare Nostrum. Las recientes tragedias en el mar, sumadas al terremoto de Marruecos y las inundaciones en Libia, también estarán en el corazón del Papa, que reivindicará desde la cuna de la 'Marsellesa' una revolución pacífica por los más débiles y por una humanidad globalmente solidaria. 

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