Apostilla de la segunda jornada del Papa Francisco en Irak Un Papa descalzo, un ayatolá puesto en pie: gestos que escriben la historia

Francisco saluda a los fieles a su entrada a la catedral de Bagdad
Francisco saluda a los fieles a su entrada a la catedral de Bagdad Sala Stampa de la Santa Sede

Los sunnitas creen que en el interior de la mezquita del Imán Alí están enterrados Adán, Eva y Noé

Hay un hilo literario que une al papa Francisco y a la maestra del misterio Agatha Christie en la llanura de Ur, a la que el Pontífice visitó este sábado para un histórico rezo interreligioso

Una Mezquita con 7.777 ladrillos cubiertos en oro

La histórica visita que el Papa hizo este sábado al gran ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita, tuvo un escenario particular. 150 kilómetros al sur de Bagdad, Najaf es considerada una de las ciudades santas por los musulmanes de la rama mayoritaria en Irak. La residencia del Ayatollah, una de las personas más influyentes en la vida civil y política del país a sus 90 años, es una pequeña y modesta casa pero que se encuentra a pocos metros del ingreso al complejo de la mezquita del Imán Alí, levantada en el año 786 sobre la tumba de quien fuera el yerno del profeta Mahoma y fundador del chiismo.

Para los sunnitas, el complejo es el tercer lugar sagrado a nivel mundial, detrás de La Meca y de la Mezquita del profeta de Medina. Es más: creen que en su interior están enterrados Adán, Eva y Noé. Tras sucesivas refacciones en su historia milenaria, la mezquita frente a la que hoy fue Francisco tiene un techo particular: una cúpula recubierta con exactamente, 7.777 ladrillos pintados con oro, en referencia al siete, número especial para el islam.

El Papa y Al Sistani
El Papa y Al Sistani

Pies descalzos, sueños blancos (de paz)

El encuentro entre Francisco y Al-Sistani estuvo cargado de gestos que mostraron la sintonía entre los dos líderes y la importancia de la reunión para el acercamiento entre el catolicismo y el islam, pero también para la geopolítica regional.

El Papa entró a la casa del líder chiita descalzo, en señal de respeto a las tradiciones musulmanas, y al-Sistani correspondió el gesto recibiéndolo de pie pese a sus 90 años. Como para el tango, para las buenas relaciones bilaterales también se necesitan dos.

Francisco saluda a los fieles a su entrada a la catedral de Bagdad
Francisco saluda a los fieles a su entrada a la catedral de Bagdad Sala Stampa de la Santa Sede

Luego, en los comunicados de las respectivas oficinas de prensa, los dos líderes religiosos, ambos a la vez con enorme peso político en el panorama global, expusieron los puntos de acuerdo tras una reunión que originalmente iba a ser solo una visita "de cortesía" de un máximo de 30 minutos, y que se estiró hasta casi una hora y con contenido de impacto para Medio Oriente. Así, los dos coincidieron en la necesidad de "colaboración y de la amistad" entre las religiones no solo para Irak, sino para toda la región y el mundo.

La referencia del líder musulmán a los "territorios ocupados" en Palestina, frente a un Vaticano mucho más cauto en sus condenas a Israel, fue quizás la única disonancia entre los dos.

El Papa y Agatha Christie, unidos en Ur

Hay un hilo literario que une al papa Francisco y a la maestra del misterio Agatha Christie en la llanura de Ur, a la que el Pontífice visitó este sábado para un histórico rezo interreligioso en la tierra que la interpretación más aceptada de la Biblia considera el lugar de nacimiento del Patriarca Abraham, símbolo de unidad del cristianismo, judaísmo e islam.

Del lugar desde donde a fines del tercer milenio antes de Cristo el Imperio sumerio construyó un imperio con el que dominó la Mesopotamia, quedan en la actualidad una serie de ruinas bien conservadas que rompen la monotonía del paisaje desértico. Así lo vio el Papa y la delegación que lo acompaña, al recorrer en auto los poco más de cinco kilómetros entre el aeropuerto de Nassyria y la considerada "Patria de Abraham".

A inicios del siglo XX, cuando arqueólogos británicos excavaban el lugar, invitaron a pasar algunos días allí a la ya por entonces renombrada escritora Agatha Christie, considerada de forma casi unánime la maestra de los policiales modernos. La escritora quedó tan fascinada, que volvió al año siguiente, y allí conoció a quien a los pocos meses se convertiría en su esposo: el arquéologo Max Mallowan.

Luego, las visitas de Christie al lugar se hicieron cada vez más frecuentes, y las autoridades de Ur consideran que sus viajes a la misma tierra que hoy visitó el Papa y sus alrededores sirvieron de inspiración para algunas de los casos más importantes de Hércules Poirot, como Asesinato en Mesopotamia (1936), Muerte en el Nilo (1936) y Cita con la muerte (1938).

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