“Domingo respondió a la necesidad urgente de su tiempo no sólo de una predicación renovada y vibrante del Evangelio, sino, igualmente importante, de un testimonio convincente de su llamada a la santidad en la comunión viva de la Iglesia”

“Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados, llamados, como discípulos misioneros, a llegar a todas las ‘periferias’ de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor misericordioso de Cristo”

El mensaje evangélico de nuestra inalienable dignidad humana como hijos de Dios y miembros de la única familia humana interpela a la Iglesia en nuestros días para fortalecer los lazos de amistad social, superar las estructuras económicas y políticas injustas y trabajar por el desarrollo integral de cada persona y pueblo”

“Domingo respondió a la necesidad urgente de su tiempo no sólo de una predicación renovada y vibrante del Evangelio, sino, igualmente importante, de un testimonio convincente de su llamada a la santidad en la comunión viva de la Iglesia”. El Papa Francisco ha escrito una carta a Gerard Timoner con motivo del octavo aniversario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán, en la que da las “gracias por la fecundidad espiritual de ese carisma y de esa misión, que se manifiesta en la rica variedad de la familia dominicana a lo largo de los siglos”.

 En su misiva, Bergoglio destaca “su celo por la salvación de las almas”, que “le llevó a formar un cuerpo de predicadores comprometidos, cuyo amor por la página sagrada y la integridad de la vida pudieran iluminar las mentes y calentar los corazones con la verdad vivificante de la palabra divina”.

Un ejemplo de vida y misión que sigue siendo válido hoy, pues Francisco considera que “Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados, llamados, como discípulos misioneros, a llegar a todas las ‘periferias’ de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor misericordioso de Cristo”.

Y es que, recuerda, el Papa, “la gran llamada de Domingo fue predicar el Evangelio del amor misericordioso de Dios en toda su verdad salvadora y su poder redentor”, que se prolongó en la orden y en el apostolado de “innumerables dominicos” a lo largo de la historia.

Padres de los derechos humanos

La unidad de la verdad y la caridad encontró quizás su mejor expresión en la escuela dominicana de Salamanca, y particularmente en el trabajo de Fray Francisco de Vitoria, quien propuso un marco de derecho internacional basado en los derechos humanos universales” único en la historia, que posibilitó a Antonio Montesinos, Bartolomé de las Casas o Domingo de Salazar “defender la dignidad y los derechos de los pueblos nativos”.

“El mensaje evangélico de nuestra inalienable dignidad humana como hijos de Dios y miembros de la única familia humana interpela a la Iglesia en nuestros días para fortalecer los lazos de amistad social, superar las estructuras económicas y políticas injustas y trabajar por el desarrollo integral de cada persona y pueblo”, constata Francisco, quien pide a la Orden de Predicadores que “ahora como entonces, esté en la vanguardia de un renovado anuncio del Evangelio, que pueda hablar a los corazones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y despertar en ellos la sed de la llegada del reino de santidad, justicia y paz de Cristo”.

Los dominicos también son ejemplo de procesos sinodales, que, a lo largo de su historia, permitieron a la orden “adaptar su vida y su misión a los cambiantes contextos históricos, manteniendo la comunión fraterna”.

Dones, carismas y frutos en Santo Domingo de Guzmán
Dones, carismas y frutos en Santo Domingo de Guzmán

“Junto con San Francisco de Asís, Domingo entendió que el anuncio del Evangelio, verbis et exemplo, implicaba la construcción de toda la comunidad eclesial en la unidad fraterna y el discipulado misionero”, glosó el Papa, quien quiso recordar a “aquellos miembros de la familia dominicana cuyo martirio fue en sí mismo una poderosa forma de predicación. O a los innumerables hombres y mujeres que, imitando la sencillez y la compasión de San Martín de Porres, han llevado la alegría del Evangelio a las periferias de las sociedades y de nuestro mundo”.

En este Jubileo, finalmente, Bergoglio expresa “mi gratitud a los frailes predicadores por la extraordinaria contribución que han dado a la predicación del Evangelio mediante la exploración teológica de los misterios de la fe”, y pide que “la celebración del Año Jubilar derrame abundantes gracias sobre los Frailes Predicadores y toda la familia dominicana, e inaugure una nueva primavera del Evangelio”.

Francisco, en la tumba de Santo Domingo

Volver arriba