"¿Son nuestras elecciones económicas una expresión de la sencillez evangélica o somos ya empresarios?" El Papa, a los premostratenses (y a todos los carismas): "Ninguna comunidad puede pretender imponer su identidad a las demás"

Francisco, a los premostratenses
Francisco, a los premostratenses

"Cuando no hay tensión, el fundador se lleva todo consigo y el instituto muere con el fundador. Por lo tanto, la tensión hace crecer la comunidad, el orden religioso"

"El pueblo no es una abstracción: está formado por gente que conocemos, comunidades, familias, individuos con un rostro concreto ligado a la abadía o al monasterio porque viven y trabajan en la misma región"

"¿Cuáles serán las consecuencias para los pobres, para nuestros huéspedes, para los visitantes que ven nuestra actividad económica? ¿Son nuestras elecciones económicas una expresión de la sencillez evangélica o somos ya empresarios? ¿Fomentan la hospitalidad y la vida fraterna? Y no puedes servir a dos señores. Tengan cuidado. El diablo acostumbra a entrar por los bolsillos"

Los premostratenses acaban de cumplir nueve siglos de existencia. Como otras congregaciones y carismas, llevan cientos -casi miles- de años viviendo su vocación por y desde la Iglesia. Y así deben hacerlo, pero sabiendo que forman parte de un 'todo' más amplio. Y de que la realidad no debe hacerles olvidar su carisma fundacional, ni dejarse llevar por los vientos del negocio y la economía. 

Así lo recordó el Papa Francisco en una audiencia con a los Canónigos Regulares Premostratenses con motivo del IX centenario de la fundación de la abadía de Premontre, que tuvo lugar la Navidad de 1121. "Ninguna comunidad puede pretender imponer su identidad a las demás", sostuvo Bergoglio tras felicitarles por una efeméride singular, y fundacional, para la historia de las órdenes religiosas.

Una historia que, destacó el Papa, "muestra a mundo cierta tensión" entre el fundador y la obra fundada. "Eso es bueno, porque cuando no hay tensión, el fundador se lleva todo consigo y el instituto muere con el fundador". Por lo tanto, "la tensión hace crecer la comunidad, el orden religioso".

Francisco, con los premostratenses

Un ejemplo, el iniciado por San Norberto, que "podría aplicarse" a otras comunidades religiosas. "Esta simbiosis ya nos da una idea de cómo estabilidad y misión, vida en un lugar y evangelización pueden ir de la mano", señaló el Papa, quien destacó cómo "la presencia de una comunidad de hermanas o hermanos es como un faro luminoso en el entorno. Sin embargo, la gente sabe que las comunidades religiosas no siempre responden plenamente a la vida a la que están llamadas".

Volver a empezar

Porque, advirtió, "la experiencia cristiana concreta está hecha de buenas intenciones y de errores, consiste en volver a empezar una y otra vez. ¡No tengan vergüenza de esto! Es el camino".

"No en vano", señaló el Papa, "en vuestra profesión de canónigos prometen llevar una vida de conversión y de comunión", porque "sin conversión no hay comunión, y precisamente este recomenzar y convertirse a la fraternidad es un claro testimonio del Evangelio, más que muchos sermones".

Un carisma que se basa en "la cultura de la convivencia fraterna, de la oración comunitaria" que es "el fundamento de una verdadera "hospitalidad misionera", que pretende que los "extraños" se conviertan en hermanos". Y que demuestra, añadió, que "la oración de la Iglesia no conoce fronteras".

Nueve siglos después, el Papa animó a los premostratenses a una crítica constructiva, pues "en la medida en que revivan, por así decirlo, sus comienzos, podrán comprender cuál es su inspiración fundamental". Con una aclaración: "Ninguna comunidad puede pretender imponer su identidad a las demás. Se trata más bien de reconocer lo que se comparte como expresión del carisma común".

El Papa, con los premostratenses

Carisma compartida con el pueblo

Y, pese a vivir en comunidad, no dejar de un lado a los fieles. "El pueblo no es una abstracción: está formado por gente que conocemos, comunidades, familias, individuos con un rostro concreto ligado a la abadía o al monasterio porque viven y trabajan en la misma región", insistió, llamando a "tener la capacidad de insertarnos culturalmente en el pueblo y dialogar con el pueblo y no renegar del pueblo del que venimos, es un carisma que nos hace aterrizar continuamente en la realidad".

El impulso misionero de una casa premostratense se traduce, añadió Francisco, en opciones concretas en el ámbito social, económico y cultural, con los consiguientes riesgos empresariales. Por eso, y aun admitiendo que "la actividad económica está al servicio de la misión y de la realización del carisma, nunca es un fin en sí mismo", el Papa advirtió que "cuando en una orden religiosa, incluso en una diócesis puede darse, la actividad económica se impone y todo sigue su curso, la gente se olvida enseguida lo que dijo Jesús: que no se puede servir a dos señores. 'O sirves a Dios' - yo me esperaba que dijera 'o al diablo', ¿no? No dice al diablo - o al dinero'. Esto nos aleja de la verdadera vocación".

El Papa, con los premostratenses

Elecciones económicas y misión

"Las elecciones económicas y sociales no están separadas de la misión", explicó el Papa, que habla de "sabia apertura para compartir bienes culturales, jardines y espacios naturales" que "pueden contribuir al dinamismo de un área más amplia". Y se refiere también a las responsabilidades de ser "empleadores" o de tener contactos con organismos públicos y empresas diversas, de hacer inversiones: "pueden contribuir a desarrollar buenas iniciativas". Una pregunta es siempre necesaria:

"¿Cuáles serán las consecuencias para los pobres, para nuestros huéspedes, para los visitantes que ven nuestra actividad económica? ¿Son nuestras elecciones económicas una expresión de la sencillez evangélica o somos ya empresarios? ¿Fomentan la hospitalidad y la vida fraterna? Y no puedes servir a dos señores. Tengan cuidado. El diablo acostumbra a entrar por los bolsillos", finalizó.

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