El Papa se abraza en 'Together' con otros doce líderes, los 'apóstoles' de la unidad Francisco: "Caminemos juntos, no sólo los católicos, sino todos los cristianos, todo el Pueblo de los bautizados"

Bendición de los trece líderes cristianos
Bendición de los trece líderes cristianos

"Caminemos juntos, no sólo los católicos, sino todos los cristianos, todo el Pueblo de los bautizados, todo el Pueblo de Dios, porque «sólo el conjunto puede ser la unidad de todos»"

"Pidamos que el Sínodo sea kairós de fraternidad, lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones"

Impresionante vigilia de oración ecuménica, con presencia de creyentes de todos los rincones del mundo, desde Ucrania a Colombia, desde Taiwán a Siria

"En un mundo lleno de ruido ya no estamos acostumbrados al silencio, es más, a veces nos cuesta soportarlo, porque nos pone delante de nosotros mismos. Y, sin embargo, esto constituye la base de la palabra y de la vida"

"A Dios no le gustan las proclamas y los alborotos, las habladurías y la confusión"

"Ser sinodales quiere decir acogernos así, unos a otros, con la convicción de que todos tenemos algo que testimoniar y aprender"

"Caminemos juntos, no sólo los católicos, sino todos los cristianos, todo el Pueblo de los bautizados, todo el Pueblo de Dios, porque «sólo el conjunto puede ser la unidad de todos»". El Papa Francisco, abrazado al patriarca Bartolomé, líder de los ortodoxos; al arzobispo de Canterbury, Justin Welby,  responsable de la Comunión Anglicana; y hasta doce líderes religiosos, convocados por la Comunidad de Taizé, clamaron por la unidad entre los cristianos. Con una fecha en el horizonte: el Jubileo de 2025, en que se conmemora el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea (325), que marca, de facto, la creación de la Iglesia -estructura y credo- tal y como la entendemos hoy.

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"Pidamos que el Sínodo sea kairós de fraternidad, lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones. Mientras nos acercamos al importante aniversario del gran Concilio de Nicea, pidamos que sepamos adorar unidos y en silencio, como los Magos, el misterio de Dios hecho hombre, seguros de que cuanto más cerca estemos de Cristo, más unidos estaremos entre nosotros. Y como los Magos de Oriente fueron guiados a Belén por una estrella, que así la luz celestial nos guíe a nuestro único Señor y a la unidad por la que Él rogó. Pongámonos en camino juntos, deseosos de encontrarlo, adorarlo y anunciarlo «para que el mundo crea»", rogó el Papa al término de su intervención, después de una oración común y una impresionante vigilia de oración ecuménica, con presencia de creyentes de todos los rincones del mundo, desde Ucrania a Colombia, desde Taiwán a Siria.

No por casualidad debía llamarse este encuentro 'Together' (Juntos). "Como la comunidad cristiana en sus orígenes el día de Pentecostés. Como un único rebaño, amado y reunido por un solo Pastor, Jesús. Como la gran muchedumbre del Apocalipsis estamos aquí, hermanos y hermanas", comenzó el Papa. "Animados por el Espíritu recibido en el Bautismo, llamados a la misma esperanza". Con ansias de paz frente a todas las guerras del mundo, cuyos tristes protagonistas estuvieron presentes en la mayor plaza de la Cristiandad, hoy verdaderamente reflejo de esa ansiada unidad. Una tarde 'Fratelli Tutti' a manos llenas.

Tras agradecer a la comunidad su iniciativa, y a los líderes de las distintas tradiciones cristianas, el Papa recordó que los participantes en el Sínodo comenzarán mañana un retiro espiritual, con oraciones en silencio. Y es que el silencio fue uno de los ejes de su reflexión, junto a la petición de ser "Syn-odos", esto es: que "caminemos juntos, no sólo los católicos, sino todos los cristianos, todo el Pueblo de los bautizados, todo el Pueblo de Dios, porque «sólo el conjunto puede ser la unidad de todos»".

El 'río' de la unidad entre los cristianos
El 'río' de la unidad entre los cristianos Luis Miguel Modino, enviado especial al Vaticano

La importancia del silencio

"El silencio es importante, poderoso: puede expresar un dolor indecible ante la desgracia, pero también, en los momentos de alegría, un gozo que trasciende las palabras", singularizó el Papa, explicando su importancia a tres niveles: en la vida del creyente, en la vida de la Iglesia y en el camino de la unidad de los cristianos.

"En primer lugar, el silencio es esencial en la vida del creyente", señaló. "Esta tarde nosotros cristianos hemos permanecido en silencio ante el Crucifijo de San Damián, como discípulos a la escucha ante la cruz, la cátedra del Maestro. Nuestro silencio no ha sido vacío, sino un momento lleno de espera y de disponibilidad", recalcó, insistiendo en que "en un mundo lleno de ruido ya no estamos acostumbrados al silencio, es más, a veces nos cuesta soportarlo, porque nos pone delante de nosotros mismos. Y, sin embargo, esto constituye la base de la palabra y de la vida", pues "el silencio custodia el misterio".

La verdad sin gritos violentos

Y porque "la verdad no necesita gritos violentos para llegar al corazón de los hombres". "A Dios no le gustan las proclamas y los alborotos, las habladurías y la confusión", señaló, sino el "hilo sonoro de silencio", para lo que "necesitamos liberarnos de tantos ruidos para escuchar su voz. Porque sólo en nuestro silencio resuena su Palabra".

En segundo lugar, "el silencio es esencial en la vida de la Iglesia". Y es que "el silencio, en la comunidad eclesial, hace posible una comunicación fraterna, en la que el Espíritu Santo armoniza los puntos de vista". Algo esencial en estos días pues, explicó Francisco, "ser sinodales quiere decir acogernos así, unos a otros, con la convicción de que todos tenemos algo que testimoniar y aprender". Y el silencio "permite precisamente el discernimiento".

Escuchar a Dios y escuchar al pueblo

"Pidamos, pues, al Espíritu el don de la escucha para los participantes en el Sínodo: «escuchar a Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar la voluntad a la que Dios nos llama»", subrayó.

"Pidamos, pues, al Espíritu el don de la escucha para los participantes en el Sínodo: «escuchar a Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar la voluntad a la que Dios nos llama»"

Finalmente, "el silencio es esencial en el camino de unidad de los cristianos". "El silencio hecho oración nos permite acoger el don de la unidad “como Cristo la quiere”, “con los medios que Él quiere”, no como fruto autónomo de nuestros propios esfuerzos y según criterios puramente humanos", explicó Bergoglio, insistiendo en que "cuanto más nos dirigimos juntos al Señor en la oración, más experimentamos que es Él quien nos purifica y nos une más allá de las diferencias".

"La unidad de los cristianos crece en silencio ante la cruz, como las semillas que recibiremos y que representan los diversos dones concedidos por el Espíritu Santo a las distintas tradiciones. A nosotros nos corresponde sembrarlas, con la certeza de que sólo Dios hace crecer", asumió, para pedir a todos, "en la oración común, aprender a hacer silencio nuevamente, para escuchar la voz del Padre, la llamada de Jesús y el gemido del Espíritu".

"Pidamos que el Sínodo sea kairós de fraternidad, lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones", clamó, para reivindicar el 'espíritu de Nicea', que nos permita ser guiados "a nuestro único Señor y a la unidad por la que Él rogó", como hicieron los Magos de Oriente. "Pongámonos en camino juntos, deseosos de encontrarlo, adorarlo y anunciarlo «para que el mundo crea»", culminó.

El Papa, en 'Together'
El Papa, en 'Together'

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