El Papa reivindica a los mártires de El Salvador como 'parteros' de la Iglesia sinodal "Rutilio Grande fue martirizado mientras caminaba hacia su pueblo"

Francisco, con fieles de San Salvador
Francisco, con fieles de San Salvador Vatican Media

"En camino sinodal, nuestra Iglesia avanza hacia Dios, y es signo de  esperanza para todos los hombres"

"El Evangelio es un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el depósito de la fe"

Su cruz "es siempre la de Jesús, pero al mismo tiempo es la de  todos. Es la cruz de la Iglesia que como cuerpo de Cristo lo sigue en el sacrificio supremo del amor,  como Él nos ha enseñado"

"El Evangelio es un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el depósito de la fe". El Papa Francisco recibió este mediodía a los peregrinos salvadoreños que han acudido a Roma para dar gracias por la beatificación de Rutilio Grande y sus compañeros Cosme Spessotto, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus.

En su discurso, Bergoglio quiso reivindicar su ejemplo como mártires, "un don gratuito del Señor" y "el más precioso don que Dios puede dar a su Iglesia". "Su sangre no se une a la del Salvador  simplemente en virtud de la imitación del discípulo a su maestro, o del siervo a su Señor, sino que es  una forma de unión mística", trazó el Papa, quien reivindicó su sangre derramada como "un regalo inmenso, tanto  para la Iglesia que peregrina en El Salvador, como para la Iglesia universal, y su significado quedará  siempre en el misterio de Dios".

El Papa, con miembros de la comunidad Romero

El primer fruto, la unidad

"Es interesante notar que el primer fruto de la muerte de los beatos fue el restablecimiento de la unidad de la Iglesia", trazó el Papa, recordando la homilía de otro santo mártir, Óscar Romero, en la misa exequial de Rutilio Grande, en la que subrayó que "comprendamos esta Iglesia, inspirémonos  en este amor, vivamos esta fe y les aseguro que hay solución para nuestros grandes problemas".

"Este puede ser un buen itinerario para “rumiar” en la oración esta palabra que, mediante  la sangre de estos testigos, Dios ha pronunciado en la Iglesia de El Salvador", explicó. "Nuestras realidades no  son seguramente las de aquel tiempo, pero la llamada al compromiso, a la fidelidad, a poner la fe en Dios y el amor al hermano en primer lugar, a vivir de esperanza, es intemporal, porque es el evangelio,  un evangelio vivo, que no se aprende de los libros sino de la vida de quienes nos han trasmitido el  depósito de la fe" incidió.  

Francisco, con el arzobispo de San Salvador

Siempre en camino de su pueblo

Estos mártires son "el mejor ejemplo de ese caminar juntos" que simboliza, en la Iglesia actual, el proceso sinodal. Porque ellos fueron "siempre  de camino hacia su pueblo para identificarse con ellos, para vivir co n ellos". Un caminar juntos que "no puede  conformarse con un mero “pasear” al santo en una imagen de devoción, sino que implica, sobre todo,  asumir el testimonio de fe, esperanza y amor que ese santo nos dejó en su vida".  

"El mensaje de estos mártires -concluyó Francisco- nos llama a identificarnos con su pasión que, como hemos dicho,  es la actualización de la pasión de Cristo en el momento presente, abrazando la cruz que el Señor nos  ofrece a cada uno personalmente". Una cruz que "es siempre la de Jesús, pero al mismo tiempo es la de  todos. Es la cruz de la Iglesia que como cuerpo de Cristo lo sigue en el sacrificio supremo del amor,  como Él nos ha enseñado".

Francisco, con fieles de El Salvador

"La llevamos todos, animándonos unos a otros, orando por aquellos que  están en dificultad, y agradeciendo a Dios poder caminar juntos, como santo pueblo fiel, dando, a  pesar de nuestras debilidades, testimonio a los demás, para que ellos también se vean confortados en  las vicisitudes de la vida" concluyó Francisco. "Así, en camino sinodal, nuestra Iglesia avanza hacia Dios, y es signo de  esperanza para todos los hombres".

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