La ex reclusa participa en el Jubileo de los Presos
El día en que Francisco abrió a Jeannette las puertas de todas sus prisiones
Lea íntegra la tercera encíclica del Papa Francisco
CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL
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Sin fronteras
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5 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 6.No se trató de un mero acto diplomático sino de una reflexión hecha en diálogo y de un compromiso conjunto. Esta encíclica recoge y desarrolla grandes temas planteados en aquel documento que firmamos juntos. También acogí aquí, con mi propio lenguaje, numerosas cartas y documentos con reflexiones que recibí de tantas personas y grupos de todo el mundo.
6. Las siguientes páginas no pretenden resumir la doctrina sobre el amor fraterno, sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos. Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras. Si bien la escribí desde mis convicciones cristianas, que me alientan y me nutren, he procurado hacerlo de tal manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad.
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CAPÍTULO PRIMERO
LAS SOMBRAS DE UN MUNDO CERRADO
Sueños que se rompen en pedazos
11. Pero la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales. Lo que nos recuerda que « cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos ».8
8 Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo diplomático, Santiago – Chile (16 enero 2018): AAS 110 (2018), 256.
12. “Abrirse al mundo” es una expresión que hoy ha sido cooptada por la economía y las finanzas. Se refiere exclusivamente a la apertura a los intereses extranjeros o a la libertad de los poderes económicos para invertir sin trabas ni complicaciones en todos los países. Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo pero divide a las personas y a las naciones, porque « la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos ».9
9 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 19: AAS 101 (2009), 655.Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia. Hay más bien mercados, donde las personas cumplen roles de consumidores o de espectadores. El avance de este globalismo favorece normalmente la identidad de los más fuertes que se protegen a sí mismos, pero procura licuar las identidades de las regiones más débiles y pobres, haciéndolas más vulnerables y dependientes. De este modo la política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos transnacionales que aplican el “divide y reinarás”.
El fin de la conciencia histórica
10 Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 181.
14. Son las nuevas formas de colonización cultural. No nos olvidemos que « los pueblos que enajenan su tradición, y por manía imitativa, violencia impositiva, imperdonable negligencia o apatía, toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia ideológica, económica y política ».11
11 Card. Raúl Silva Henríquez, S.D.B., Homilía en el Tedeum en Santiago de Chile (18 septiembre 1974). Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras. ¿Qué significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción.
"Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras. ¿Qué significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación"
Sin un proyecto para todos
El descarte mundial
13 Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (11 enero 2016): AAS 108 (2016), 120; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (15 enero 2016), p. 7.
19. La falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que todo termina con nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales. Así, « objeto de descarte no es sólo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia los mismos seres humanos ».14
14 Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (13 enero 2014): AAS 106 (2014), 83-84; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (17 enero 2014), p. 7. Vimos lo que sucedió con las personas mayores en algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así. Pero en realidad algo semejante ya había ocurrido a causa de olas de calor y en otras circunstancias: cruelmente descartados. No advertimos que aislar a los ancianos y abandonarlos a cargo de otros sin un adecuado y cercano acompañamiento de la familia, mutila y empobrece a la misma familia. Además, termina privando a los jóvenes de ese necesario contacto con sus raíces y con una sabiduría que la juventud por sí sola no puede alcanzar.
20. Este descarte se expresa de múltiples maneras, como en la obsesión por reducir los costos laborales, que no advierte las graves consecuencias que esto ocasiona, porque el desempleo que se produce tiene como efecto directo expandir las fronteras de la pobreza.15
15 Cf. Discurso a la Fundación Centesimus annus pro Pontifice (25 mayo 2013): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (31 mayo 2013), p. 4. El descarte, además, asume formas miserables que creíamos superadas, como el racismo, que se esconde y reaparece una y otra vez. Las expresiones de racismo vuelven a avergonzarnos demostrando así que los supuestos avances de la sociedad no son tan reales ni están asegurados para siempre.
21. Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral.16
16 Cf. S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 14: AAS 59 (1967), 264.Aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que « nacen nuevas pobrezas ».17
17 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 22: AAS 101 (2009), 657.Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual. Porque en otros tiempos, por ejemplo, no tener acceso a la energía eléctrica no era considerado un signo de pobreza ni generaba angustia. La pobreza siempre se analiza y se entiende en el contexto de las posibilidades reales de un momento histórico concreto.
Derechos humanos no suficientemente universales
19 Mensaje a los participantes en la Conferencia internacional “Los derechos humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones” (10 diciembre 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (14 diciembre 2018), p. 11.¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos fundada en la misma dignidad humana?
23. De modo semejante, la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que « doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos ».20
20 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 212: AAS 105 (2013), 1108.
24. Reconozcamos igualmente que, « a pesar de que la comunidad internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para combatir este fenómeno, todavía hay millones de personas —niños, hombres y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud. […] Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite que pueda ser tratada como un objeto. […] La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin ». Las redes criminales « utilizan hábilmente las modernas tecnologías informáticas para embaucar a jóvenes y niños en todas las partes del mundo ».21
21 Mensaje para la 48.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2015 (8 diciembre 2014), 3-4: AAS 107 (2015), 69-71; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (12 diciembre 2014), p. 9.La aberración no tiene límites cuando se somete a mujeres, luego forzadas a abortar. Un acto abominable que llega incluso al secuestro con el fin de vender sus órganos. Esto convierte a la trata de personas y a otras formas actuales de esclavitud en un problema mundial que necesita ser tomado en serio por la humanidad en su conjunto, porque « como las organizaciones criminales utilizan redes globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar a este fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los diferentes agentes que conforman la sociedad ».22
22 Ibíd., 5: AAS 107 (2015), 72; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (12 diciembre 2014), p. 9.
Conflicto y miedo
23 Mensaje para la 49.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2016 (8 diciembre 2015), 2: AAS 108 (2016), 49; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (18-25 diciembre 2015), p. 8.
26. Esto no llama la atención si advertimos la ausencia de horizontes que nos congreguen, porque en toda guerra lo que aparece en ruinas es « el mismo proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia humana », por lo que « cualquier situación de amenaza alimenta la desconfianza y el repliegue ».24
24 Mensaje para la 53.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2020 (8 diciembre 2019), 1: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 diciembre 2019), p. 6.Así, nuestro mundo avanza en una dicotomía sin sentido con la pretensión de « garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza ».25
25 Discurso sobre las armas nucleares, Nagasaki – Japón (24 noviembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (29 noviembre 2019), p. 11.
27. Paradójicamente, hay miedos ancestrales que no han sido superados por el desarrollo tecnológico; es más, han sabido esconderse y potenciarse detrás de nuevas tecnologías. Aun hoy, detrás de la muralla de la antigua ciudad está el abismo, el territorio de lo desconocido, el desierto. Lo que proceda de allí no es confiable porque no es conocido, no es familiar, no pertenece a la aldea. Es el territorio de lo “bárbaro”, del cual hay que defenderse a costa de lo que sea. Por consiguiente, se crean nuevas barreras para la autopreservación, de manera que deja de existir el mundo y únicamente existe “mi” mundo, hasta el punto de que muchos dejan de ser considerados seres humanos con una dignidad inalienable y pasan a ser sólo “ellos”. Reaparece « la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros, muros en el corazón, muros en la tierra para evitar este encuentro con otras culturas, con otras personas. Y cualquiera que levante un muro, quien construya un muro, terminará siendo un esclavo dentro de los muros que ha construido, sin horizontes. Porque le falta esta alteridad ».26
26 Discurso a los profesores y estudiantes del Colegio “San Carlos” de Milán (6 abril 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (14 abril 2019), p. 7.
28. La soledad, los miedos y la inseguridad de tantas personas que se sienten abandonadas por el sistema, hacen que se vaya creando un terreno fértil para las mafias. Porque ellas se afirman presentándose como “protectoras” de los olvidados, muchas veces a través de diversas ayudas, mientras persiguen sus intereses criminales. Hay una pedagogía típicamente mafiosa que, con una falsa mística comunitaria, crea lazos de dependencia y de subordinación de los que es muy difícil liberarse.
Globalización y progreso sin un rumbo común
30. En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca. Este desengaño que deja atrás los grandes valores fraternos lleva « a una especie de cinismo. Esta es la tentación que nosotros tenemos delante, si vamos por este camino de la desilusión o de la decepción. […] El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, sí ».28
28 Discurso al mundo de la cultura, Cagliari – Italia (22 septiembre 2013): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (27 septiembre 2013), p. 15.
31. En este mundo que corre sin un rumbo común, se respira una atmósfera donde « la distancia entre la obsesión por el propio bienestar y la felicidad compartida de la humanidad se amplía hasta tal punto que da la impresión de que se está produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana. […] Porque una cosa es sentirse obligados a vivir juntos, y otra muy diferente es apreciar la riqueza y la belleza de las semillas de la vida en común que hay que buscar y cultivar juntos ».29
29 Humana communitas. Carta al Presidente de la Pontificia Academia para la Vida con ocasión del 25.º aniversario de su institución (6 enero 2019), 2. 6: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (18 enero 2019), pp. 6-7.Avanza la tecnología sin pausa, pero « ¡qué bonito sería si al crecimiento de las innovaciones científicas y tecnológicas correspondiera también una equidad y una inclusión social cada vez mayores! ¡Qué bonito sería que a medida que descubrimos nuevos planetas lejanos, volviéramos a descubrir las necesidades del hermano o de la hermana en órbita alrededor de mí! ».30
30 Videomensaje al TED2017 de Vancouver (26 abril 2017): L’Osservatore Romano (27 abril 2017), p. 7.
Las pandemias y otros flagelosde la historia
31 Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia (27 marzo 2020): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (3 abril 2020), p. 3.
33. El mundo avanzaba de manera implacable hacia una economía que, utilizando los avances tecnológicos, procuraba reducir los “costos humanos”, y algunos pretendían hacernos creer que bastaba la libertad de mercado para que todo estuviera asegurado. Pero el golpe duro e inesperado de esta pandemia fuera de control obligó por la fuerza a volver a pensar en los seres humanos, en todos, más que en el beneficio de algunos. Hoy podemos reconocer que « nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad. Hemos buscado el resultado rápido y seguro y nos vemos abrumados por la impaciencia y la ansiedad. Presos de la virtualidad hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad ».32
32 Homilía durante la Santa Misa, Skopie – Macedonia del Norte (7 mayo 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (10 mayo 2019), p. 12.El dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que despertó la pandemia, hacen resonar el llamado a repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia.
34. Si todo está conectado, es difícil pensar que este desastre mundial no tenga relación con nuestro modo de enfrentar la realidad, pretendiendo ser señores absolutos de la propia vida y de todo lo que existe. No quiero decir que se trata de una suerte de castigo divino. Tampoco bastaría afirmar que el daño causado a la naturaleza termina cobrándose nuestros atropellos. Es la realidad misma que gime y se rebela. Viene a la mente el célebre verso del poeta Virgilio que evoca las lágrimas de las cosas o de la historia.33
33 Cf. Eneida 1, 462: « Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt ».
35. Pero olvidamos rápidamente las lecciones de la historia, « maestra de vida ».34
34 « Historia […] magistra vitae » (Marco Tulio Cicerón, De Oratore, 2, 36).Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”. Ojalá no se trate de otro episodio severo de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender. Ojalá no nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como resultado de sistemas de salud desmantelados año tras año. Ojalá que tanto dolor no sea inú-til, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado.
36. Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío. Además, no se debería ignorar ingenuamente que « la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca ».35
35 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 204: AAS 107 (2015), 928.El “sálvese quien pueda” se traducirá rápidamente en el “todos contra todos”, y eso será peor que una pandemia.
Sin dignidad humana en las fronteras
36 Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 91.
38. Lamentablemente, otros son « atraídos por la cultura occidental, a veces con expectativas poco realistas que los exponen a grandes desilusiones. Traficantes sin escrúpulos, a menudo vinculados a los cárteles de la droga y de las armas, explotan la situación de debilidad de los inmigrantes, que a lo largo de su viaje con demasiada frecuencia experimentan la violencia, la trata de personas, el abuso psicológico y físico, y sufrimientos indescriptibles ».37
37 Ibíd., 92.Los que emigran « tienen que separarse de su propio contexto de origen y con frecuencia viven un desarraigo cultural y religioso. La fractura también concierne a las comunidades de origen, que pierden a los elementos más vigorosos y emprendedores, y a las familias, en particular cuando emigra uno de los padres o ambos, dejando a los hijos en el país de origen ».38
38 Ibíd., 93.Por consiguiente, también « hay que reafirmar el derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra ».39
39 Benedicto XVI, Mensaje para la 99.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (12 octubre 2012): AAS 104 (2012), 908; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (11 noviembre 2012), p. 4.
39. Para colmo « en algunos países de llegada, los fenómenos migratorios suscitan alarma y miedo, a menudo fomentados y explotados con fines políticos. Se difunde así una mentalidad xenófoba, de gente cerrada y replegada sobre sí misma ».40
40 Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 92.Los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Por lo tanto, deben ser « protagonistas de su propio rescate ».41
41 Mensaje para la 106.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2020 (13 mayo 2020): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (22 mayo 2020), p. 5.Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno.
45 Mensaje para la 105.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (27 mayo 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (31 mayo 2019), p. 6.
La ilusión de la comunicación
46 Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 88.Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la comunicación humana. Las relaciones digitales, que eximen del laborioso cultivo de una amistad, de una reciprocidad estable, e incluso de un consenso que madura con el tiempo, tienen apariencia de sociabilidad. No construyen verdaderamente un “nosotros” sino que suelen disimular y amplificar el mismo individualismo que se expresa en la xenofobia y en el desprecio de los débiles. La conexión digital no basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad.
Agresividad sin pudor
Información sin sabiduría
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Deseo que la semilla de san Francisco crezca en tantos corazones ».49
49 Del film El Papa Francisco – Un hombre de palabra. La esperanza es un mensaje universal, de Wim Wenders (2018).
49. Al desaparecer el silencio y la escucha, convirtiendo todo en tecleos y mensajes rápidos y ansiosos, se pone en riesgo esta estructura básica de una sabia comunicación humana. Se crea un nuevo estilo de vida donde uno construye lo que quiere tener delante, excluyendo todo aquello que no se pueda controlar o conocer superficial e instantáneamente. Esta dinámica, por su lógica intrínseca, impide la reflexión serena que podría llevarnos a una sabiduría común.
50. Podemos buscar juntos la verdad en el diálogo, en la conversación reposada o en la discusión apasionada. Es un camino perseverante, hecho también de silencios y de sufrimientos, capaz de recoger con paciencia la larga experiencia de las personas y de los pueblos. El cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría. La sabiduría no se fabrica con búsquedas ansiosas por internet, ni es una sumatoria de información cuya veracidad no está asegurada. De ese modo no se madura en el encuentro con la verdad. Las conversaciones finalmente sólo giran en torno a los últimos datos, son meramente horizontales y acumulativas. Pero no se presta una detenida atención y no se penetra en el corazón de la vida, no se reconoce lo que es esencial para darle un sentido a la existencia. Así, la libertad es una ilusión que nos venden y que se confunde con la libertad de navegar frente a una pantalla. El problema es que un camino de fraternidad, local y universal, sólo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales.
"Convirtiendo todo en tecleos y mensajes rápidos y ansiosos, se pone en riesgo esta estructura básica de una sabia comunicación humana"
Sometimientos y autodesprecios
53. Se olvida que « no existe peor alienación que experimentar que no se tienen raíces, que no se pertenece a nadie. Una tierra será fecunda, un pueblo dará fruto, y podrá engendrar el día de mañana sólo en la medida que genere relaciones de pertenencia entre sus miembros, que cree lazos de integración entre las generaciones y las distintas comunidades que la conforman; y también en la medida que rompa los círculos que aturden los sentidos alejándonos cada vez más los unos de los otros ».50
50 Discurso a las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo diplomático, Tallin – Estonia (25 septiembre 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (5 octubre 2018), p. 4.
Esperanza
51 Cf. Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia (27 marzo 2020): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (3 abril 2020), p. 3; Mensaje para la 4.ª Jornada Mundial de los Pobres 2020 (13 junio 2020), 6: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (19 junio 2020), p. 5.
55. Invito a la esperanza, que « nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna ».52
52 Saludo a los jóvenes del Centro Cultural Padre Félix Varela, La Habana – Cuba (20 septiembre 2015): L’Osservatore Romano (21-22 septiembre 2015), p. 6.Caminemos en esperanza.
CAPÍTULO SEGUNDO
UN EXTRAÑO EN EL CAMINO
« Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo”. Entonces Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”. El maestro de la Ley, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi prójimo?”. Jesús tomó la palabra y dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron, dejándolo por muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino, lo vio, dio un rodeo y pasó de largo. Igual hizo un levita, que llegó al mismo lugar, dio un rodeo y pasó de largo. En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre herido y, al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas, curándolas con aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un albergue y se quedó cuidándolo. A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos monedas de plata y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de estos tres te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones?” El maestro de la Ley respondió: “El que lo trató con misericordia”. Entonces Jesús le dijo: “Tienes que ir y hacer lo mismo” » (Lc 10,25-37).
El trasfondo
58. El libro de Job acude al hecho de tener un mismo Creador como base para sostener algunos derechos comunes: « ¿Acaso el que me formó en el vientre no lo formó también a él y nos modeló del mismo modo en la matriz? » (31,15). Muchos siglos después, san Ireneo lo expresará con la imagen de la melodía: « El amante de la verdad no debe dejarse engañar por el intervalo particular de cada tono, ni suponer un creador para uno y otro para otro […], sino uno solo ».54
54 S. Ireneo de Lyon, Adversus Haereses 2, 25, 2: PG 7/1, 798s.
59. En las tradiciones judías, el imperativo de amar y cuidar al otro parecía restringirse a las relaciones entre los miembros de una misma nación. El antiguo precepto « amarás a tu prójimo como a ti mismo » (Lv 19,18) se entendía ordinariamente como referido a los connacionales. Sin embargo, especialmente en el judaísmo que se desarrolló fuera de la tierra de Israel, los confines se fueron ampliando. Apareció la invitación a no hacer a los otros lo que no quieres que te hagan (cf. Tb 4,15). El sabio Hillel (siglo I a. C.) decía al respecto: « Esto es la Ley y los Profetas. Todo lo demás es comentario ».55
55 Talmud Bavli (Talmud de Babilonia), Sabbat, 31 a.El deseo de imitar las actitudes divinas llevó a superar aquella tendencia a limitarse a los más cercanos: « La misericordia de cada persona se extiende a su prójimo, pero la misericordia del Señor alcanza a todos los vivientes » (Si 18,13).
60. En el Nuevo Testamento, el precepto de Hillel se expresó de modo positivo: « Traten en todo a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque en esto consisten la Ley y los Profetas » (Mt 7,12). Este llamado es universal, tiende a abarcar a todos, sólo por su condición humana, porque el Altísimo, el Padre celestial « hace salir el sol sobre malos y buenos » (Mt 5,45). Como consecuencia se reclama: « Sean misericordiosos así como el Padre de ustedes es misericordioso » (Lc 6,36).
61. Hay una motivación para ampliar el corazón de manera que no excluya al extranjero, que puede encontrarse ya en los textos más antiguos de la Biblia. Se debe al constante recuerdo del pueblo judío de haber vivido como forastero en Egipto:
« No maltratarás ni oprimirás al migrante que reside en tu territorio, porque ustedes fueron migrantes en el país de Egipto » (Ex 22,20).
« No oprimas al migrante: ustedes saben lo que es ser migrante, porque fueron migrantes en el país de Egipto » (Ex 23,9).43
« Si un migrante viene a residir entre ustedes, en su tierra, no lo opriman. El migrante residente será para ustedes como el compatriota; lo amarás como a ti mismo, porque ustedes fueron migrantes en el país de Egipto » (Lv 19,33-34).
« Si cosechas tu viña, no vuelvas a por más uvas. Serán para el migrante, el huérfano y la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto » (Dt 24,21-22).
En el Nuevo Testamento resuena con fuerza el llamado al amor fraterno:
« Toda la Ley alcanza su plenitud en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo » (Ga 5,14).
« Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está y camina en las tinieblas » (1 Jn 2,10-11).
« Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte » (1 Jn 3,14).
« Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve » (1 Jn 4,20).
56 Discurso a los asistidos de las obras de caridad de la Iglesia, Tallin – Estonia (25 septiembre 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (5 octubre 2018), p. 5.
El abandonado
65. Asaltan a una persona en la calle, y muchos escapan como si no hubieran visto nada. Frecuentemente hay personas que atropellan a alguien con su automóvil y huyen. Sólo les importa evitar problemas, no les interesa si un ser humano se muere por su culpa. Pero estos son signos de un estilo de vida generalizado, que se manifiesta de diversas maneras, quizás más sutiles. Además, como todos estamos muy concentrados en nuestras propias necesidades, ver a alguien sufriendo nos molesta, nos perturba, porque no queremos perder nuestro tiempo por culpa de los problemas ajenos. Estos son síntomas de una sociedad enferma, porque busca construirse de espaldas al dolor.
66. Mejor no caer en esa miseria. Miremos el modelo del buen samaritano. Es un texto que nos invita a que resurja nuestra vocación de ciudadanos del propio país y del mundo entero, constructores de un nuevo vínculo social. Es un llamado siempre nuevo, aunque está escrito como ley fundamental de nuestro ser: que la sociedad se encamine a la prosecución del bien común y, a partir de esta finalidad, reconstruya una y otra vez su orden político y social, su tejido de relaciones, su proyecto humano. Con sus gestos, el buen samaritano reflejó que « la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro ».57
57 Videomensaje al TED2017 de Vancouver (26 abril 2017): L’Osservatore Romano (27 abril 2017), p. 7.
67. Esta parábola es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano. Toda otra opción termina o bien al lado de los salteadores o bien al lado de los que pasan de largo, sin compadecerse del dolor del hombre herido en el camino. La parábola nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común. Al mismo tiempo, la parábola nos advierte sobre ciertas actitudes de personas que sólo se miran a sí mismas y no se hacen cargo de las exigencias ineludibles de la realidad humana.
68. El relato, digámoslo claramente, no desliza una enseñanza de ideales abstractos, ni se circunscribe a la funcionalidad de una moraleja ético-social. Nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad.
Una historia que se repite
71. La historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más visible que la desidia social y política hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino. En su parábola, Jesús no plantea vías alternativas, como ¿qué hubiera sido de aquel malherido o del que lo ayudó, si la ira o la sed de venganza hubieran ganado espacio en sus corazones? Él confía en lo mejor del espíritu humano y con la parábola lo alienta a que se adhiera al amor, reintegre al dolido y construya una sociedad digna de tal nombre.
Los personajes
74. En los que pasan de largo hay un detalle que no podemos ignorar; eran personas religiosas. Es más, se dedicaban a dar culto a Dios: un sacerdote y un levita. Esto es un fuerte llamado de atención, indica que el hecho de creer en Dios y de adorarlo no garantiza vivir como a Dios le agrada. Una persona de fe puede no ser fiel a todo lo que esa misma fe le reclama, y sin embargo puede sentirse cerca de Dios y creerse con más dignidad que los demás. Pero hay maneras de vivir la fe que facilitan la apertura del corazón a los hermanos, y esa será la garantía de una auténtica apertura a Dios. San Juan Crisóstomo llegó a expresar con mucha claridad este desafío que se plantea a los cristianos: « ¿Desean honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecien cuando lo contemplen desnudo […], ni lo honren aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonan en su frío y desnudez ».58
58 Homiliae in Matthaeum, 50, 3: PG 58, 508.La paradoja es que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes.
51
59 Mensaje con ocasión del Encuentro de los Movimientos populares, Modesto – Estados Unidos (10 febrero 2017): AAS 109 (2017), 291.
Recomenzar
53
El prójimo sin fronteras
82. El problema es que Jesús destaca, a propósito, que el hombre herido era un judío —habitante de Judea— mientras quien se detuvo y lo auxilió era un samaritano —habitante de Samaría—. Este detalle tiene una importancia excepcional para reflexionar sobre un amor que se abre a todos. Los samaritanos habitaban una región que había sido contagiada por ritos paganos, y para los judíos esto los volvía impuros, detestables, peligrosos. De hecho, un antiguo texto judío que menciona a naciones odiadas, se refiere a Samaría afirmando además que « ni siquiera es una nación » (Si 50,25), y agrega que es « el pueblo necio que reside en Siquén » (v. 26).
83. Esto explica por qué una mujer samaritana, cuando Jesús le pidió de beber, respondió enfáticamente: « ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? » (Jn 4,9). Quienes buscaban acusaciones que pudieran desacreditar a Jesús, lo más ofensivo que encontraron fue decirle « endemoniado » y « samaritano » (Jn 8,48). Por lo tanto, este encuentro misericordioso entre un samaritano y un judío es una potente interpelación, que desmiente toda manipulación ideológica, para que ampliemos nuestro círculo, para que demos a nuestra capacidad de amar una dimensión universal capaz de traspasar todos los prejuicios, todas las barreras históricas o culturales, todos los intereses mezquinos.
La interpelación del forastero
86. A veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia. Hoy, con el desarrollo de la espiritualidad y de la teología, no tenemos excusas. Sin embargo, todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos hacia los que son diferentes. La fe, con el humanismo que encierra, debe mantener vivo un sentido crítico frente a estas tendencias, y ayudar a reaccionar rápidamente cuando comienzan a insinuarse. Para ello es importante que la catequesis y la predicación incluyan de modo más directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona y las motivaciones para amar y acoger a todos.
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CAPÍTULO TERCERO
PENSAR Y GESTAR UN MUNDO ABIERTO
Más allá
90. Por algo muchas pequeñas poblaciones que sobrevivían en zonas desérticas desarrollaron una generosa capacidad de acogida ante los peregrinos que pasaban, y acuñaron el sagrado deber de la hospitalidad. Lo vivieron también las comunidades monásticas medievales, como se advierte en la Regla de san Benito. Aunque pudiera desestructurar el orden y el silencio de los monasterios, Benito reclamaba que a los pobres y peregrinos se los tratara « con el máximo cuidado y solicitud ».68
68 Regula, 53, 15: « Pauperum et peregrinorum maxime susceptioni cura sollicite exhibeatur ».La hospitalidad es un modo concreto de no privarse de este desafío y de este don que es el encuentro con la humanidad más allá del propio grupo. Aquellas personas percibían que todos los valores que podían cultivar debían estar acompañados por esta capacidad de trascenderse en una apertura a los otros.
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El valor único del amor
93. En un intento de precisar en qué consiste la experiencia de amar que Dios hace posible con su gracia, santo Tomás de Aquino la explicaba como un movimiento que centra la atención en el otro « considerándolo como uno consigo ».72
72 Summa Theologiae II-II, q. 27, art. 2, resp.La atención afectiva que se presta al otro, provoca una orientación a buscar su bien gratuitamente. Todo esto parte de un aprecio, de una valoración, que en definitiva es lo que está detrás de la palabra “caridad”: el ser amado es “caro” para mí, es decir, « es estimado como de alto valor ».73
73 Ibíd., I-II, q. 26, art. 3, resp.Y « del amor por el cual a uno le es grata la otra persona depende que le dé algo gratis ».74
74 Ibíd., q. 110, art. 1, resp.
94. El amor implica entonces algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos.
La creciente apertura del amor
Sociedades abiertas que integran a todos
98. Quiero recordar a esos “exiliados ocultos” que son tratados como cuerpos extraños en la sociedad.76
76 Cf. Ángelus (29 diciembre 2013): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (3 enero 2014), pp. 2-3; Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (12 enero 2015): AAS 107 (2015), 165; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (16 enero 2015), p. 10.Muchas personas con discapacidad « sienten que existen sin pertenecer y sin participar ». Hay todavía mucho « que les impide tener una ciudadanía plena ». El objetivo no es sólo cuidarlos, sino « que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a la formación de conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible ». Igualmente pienso en « los ancianos, que, también por su discapacidad, a veces se sienten como una carga ». Sin embargo, todos pueden dar « una contribución singular al bien común a través de su biografía original ». Me permito insistir: « Tengan el valor de dar voz a quienes son discriminados por su discapacidad, porque desgraciadamente en algunas naciones, todavía hoy, se duda en reconocerlos como personas de igual dignidad ».77
77 Mensaje para el Día internacional de las personas con discapacidad (3 diciembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (6 diciembre 2019), pp. 5.12.
Comprensiones inadecuadas de un amor universal
78 Discurso en el Encuentro por la libertad religiosa con la comunidad hispana y otros inmigrantes, Filadelfia – Estados Unidos (26 septiembre 2015): AAS 107 (2015), 1050-1051.Ese falso sueño universalista termina quitando al mundo su variado colorido, su belleza y en definitiva su humanidad. Porque « el futuro no es monocromático, sino que es posible si nos animamos a mirarlo en la variedad y en la diversidad de lo que cada uno puede aportar. Cuánto necesita aprender nuestra familia humana a vivir juntos en armonía y paz sin necesidad de que tengamos que ser todos igualitos ».79
79 Discurso a los jóvenes, Tokio – Japón (25 noviembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (29 noviembre 2019), p. 15.
Trascender un mundo de socios
102. ¿Qué reacción podría provocar hoy esa narración, en un mundo donde aparecen constantemente, y crecen, grupos sociales que se aferran a una identidad que los separa del resto? ¿Cómo puede conmover a quienes tienden a organizarse de tal manera que se impida toda presencia extraña que pueda perturbar esa identidad y esa organización autoprotectora y autorreferencial? En ese esquema queda excluida la posibilidad de volverse prójimo, y sólo es posible ser prójimo de quien permita asegurar los beneficios personales. Así la palabra “prójimo” pierde todo significado, y únicamente cobra sentido la palabra “socio”, el asociado por determinados intereses.80
80 En estas consideraciones me dejo inspirar por el pensamiento de Paul Ricoeur, « Le socius et le prochain », en Histoire et vérité, ed. Le Seuil, París 1967, 113-127.
Libertad, igualdad y fraternidad
Amor universal que promueve a las personas
71
Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad.
108. Hay sociedades que acogen parcialmente este principio. Aceptan que haya posibilidades para todos, pero sostienen que a partir de allí todo depende de cada uno. Desde esa perspectiva parcial no tendría sentido « invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida ».82
82 Ibíd., 209: AAS 105 (2013), 1107.Invertir a favor de los frágiles puede no ser rentable, puede implicar menor eficiencia. Exige un Estado presente y activo, e instituciones de la sociedad civil que vayan más allá de la libertad de los mecanismos eficientistas de determinados sistemas económicos, políticos o ideológicos, porque realmente se orientan en primer lugar a las personas y al bien común.
109. Algunos nacen en familias de buena posición económica, reciben buena educación, crecen bien alimentados, o poseen naturalmente capacidades destacadas. Ellos seguramente no necesitarán un Estado activo y sólo reclamarán libertad. Pero evidentemente no cabe la misma regla para una persona con discapacidad, para alguien que nació en un hogar extremadamente pobre, para alguien que creció con una educación de baja calidad y con escasas posibilidades de curar adecuadamente sus enfermedades. Si la sociedad se rige primariamente por los criterios de la libertad de mercado y de la eficiencia, no hay lugar para ellos, y la fraternidad será una expresión romántica más.
110. El hecho es que « una libertad económica sólo declamada, pero donde las condiciones reales impiden que muchos puedan acceder realmente a ella […] se convierte en un discurso contradictorio ».83
83 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 129: AAS 107 (2015), 899.Palabras como libertad, democracia o fraternidad se vacían de sentido. Porque el hecho es que « mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá una fiesta de fraternidad universal ».84
84 Mensaje para el evento “Economy of Francesco” (1 mayo 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (17 mayo 2019), p. 5.Una sociedad humana y fraterna es capaz de preocuparse para garantizar de modo eficiente y estable que todos sean acompañados en el recorrido de sus vidas, no sólo para asegurar sus necesidades básicas, sino para que puedan dar lo mejor de sí, aunque su rendimiento no sea el mejor, aunque vayan lento, aunque su eficiencia sea poco destacada.
111. La persona humana, con sus derechos ina-lienables, está naturalmente abierta a los vínculos. En su propia raíz reside el llamado a trascenderse a sí misma en el encuentro con otros. Por eso « es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales —estoy tentado de decir individualistas—, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una “mónada” (monás), cada vez más insensible. […] Si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias ».85
85 Discurso al Parlamento europeo, Estrasburgo (25 noviembre 2014): AAS 106 (2014), 997; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (28 noviembre 2014), p. 3.
Promover el bien moral
113. En esta línea, vuelvo a destacar con dolor que « ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses ».86
86 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 229: AAS 107 (2015), 937.Volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral. Cada sociedad necesita asegurar que los valores se transmitan, porque si esto no sucede se difunde el egoísmo, la violencia, la corrupción en sus diversas formas, la indiferencia y, en definitiva, una vida cerrada a toda trascendencia y clausurada en intereses individuales.
75
El valor de la solidaridad
76
90 Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (28 octubre 2014): AAS 106 (2014), 851-852.
117. Cuando hablamos de cuidar la casa común que es el planeta, acudimos a ese mínimo de conciencia universal y de preocupación por el cuidado mutuo que todavía puede quedar en las personas. Porque si alguien tiene agua de sobra, y sin embargo la cuida pensando en la humanidad, es porque ha logrado una altura moral que le permite trascenderse a sí mismo y a su grupo de pertenencia. ¡Eso es maravillosamente humano! Esta misma actitud es la que se requiere para reconocer los derechos de todo ser humano, aunque haya nacido más allá de las propias fronteras.
78
Reproponer la función social de la propiedad
79
Derechos sin fronteras
80
Derechos de los pueblos
104 Conferencia de Obispos Católicos de EstadosUnidos, Abramos nuestros corazones: El incesante llamado al amor. Carta pastoral contra el racismo (noviembre 2018).
125. Esto supone además otra manera de entender las relaciones y el intercambio entre países. Si toda persona tiene una dignidad inalienable, si todo ser humano es mi hermano o mi hermana, y si en realidad el mundo es de todos, no importa si alguien ha nacido aquí o si vive fuera de los límites del propio país. También mi nación es corresponsable de su desarrollo, aunque pueda cumplir esta responsabilidad de diversas maneras: acogiéndolo de manera generosa cuando lo necesite imperiosamente, promoviéndolo en su propia tierra, no usufructuando ni vaciando de recursos naturales a países enteros propiciando sistemas corruptos que impiden el desarrollo digno de los pueblos. Esto que vale para las naciones se aplica a las distintas regiones de cada país, entre las que suele haber graves inequidades. Pero la incapacidad de reconocer la igual dignidad humana a veces lleva a que las regiones más desarrolladas de algunos países sueñen con liberarse del “lastre” de las regiones más pobres para aumentar todavía más su nivel de consumo.
126. Hablamos de una nueva red en las relaciones internacionales, porque no hay modo de resolver los graves problemas del mundo pensando sólo en formas de ayuda mutua entre individuos o pequeños grupos. Recordemos que « la inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales ».105
105 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 51: AAS 107 (2015), 867.Y la justicia exige reconocer y respetar no sólo los derechos individuales, sino también los derechos sociales y los derechos de los pueblos.106
106 Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 6: AAS 101 (2009), 644.Lo que estamos diciendo implica asegurar « el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso »,107
107 S. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 35: AAS 83 (1991), 838.que a veces se ve fuertemente dificultado por la presión que origina la deuda externa. El pago de la deuda en muchas ocasiones no sólo no favorece el desarrollo, sino que lo limita y lo condiciona fuertemente. Si bien se mantiene el principio de que toda deuda legítimamente adquirida debe ser saldada, el modo de cumplir este deber que muchos países pobres tienen con los países ricos no debe llegar a comprometer su subsistencia y su crecimiento.
127. Sin dudas, se trata de otra lógica. Si no se intenta entrar en esa lógica, mis palabras sonarán a fantasía. Pero si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera sólo es posible « desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana ».108
108 Discurso sobre las armas nucleares, Nagasaki – Japón (24 noviembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (29 noviembre 2019), p. 11.
85
CAPÍTULO CUARTO
UN CORAZÓN ABIERTO AL MUNDO ENTERO
El límite de las fronteras
110 Audiencia general (3 abril 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (5 abril 2019), p. 20.
130. Esto implica algunas respuestas indispensables, sobre todo frente a los que escapan de graves crisis humanitarias. Por ejemplo: incrementar y simplificar la concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado y comunitario, abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer un alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantía de lo básico para la subsistencia vital, darles libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores de edad y asegurarles el acceso regular a la educación, prever programas de custodia temporal o de acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos.111
111 Cf. Mensaje para la 104.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (14 enero 2018): AAS 109 (2017), 918-923; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (19 enero 2018), p. 2.
131. Para quienes ya hace tiempo que han llegado y participan del tejido social, es importante aplicar el concepto de “ciudadanía”, que « se basa en la igualdad de derechos y deberes bajo cuya protección todos disfrutan de la justicia. Por esta razón, es necesario comprometernos para establecer en nuestra sociedad el concepto de plena ciudadanía y renunciar al uso discriminatorio de la palabra minorías, que trae consigo las semillas de sentirse aislado e inferior; prepara el terreno para la hostilidad y la discordia y quita los logros y los derechos religiosos y civiles de algunos ciudadanos al discriminarlos ».112
112 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 10.
132. Más allá de las diversas acciones indispensables, los Estados no pueden desarrollar por su cuenta soluciones adecuadas « ya que las consecuencias de las opciones de cada uno repercuten inevitablemente sobre toda la Comunidad internacional ». Por lo tanto « las respuestas sólo vendrán como fruto de un trabajo común »,113
113 Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (11 enero 2016): AAS 108 (2016), 124; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (15 enero 2016), p. 8.
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gestando una legislación (governance) global para las migraciones. De cualquier manera se necesita « establecer planes a medio y largo plazo que no se queden en la simple respuesta a una emergencia. Deben servir, por una parte, para ayudar realmente a la integración de los emigrantes en los países de acogida y, al mismo tiempo, favorecer el desarrollo de los países de proveniencia, con políticas solidarias, que no sometan las ayudas a estrategias y prácticas ideológicas ajenas o contrarias a las culturas de los pueblos a las que van dirigidas ».114
114 Ibíd., 122; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (15 enero 2016), p. 8.
Las ofrendas recíprocas
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118 Latinoamérica. Conversaciones con Hernán Reyes Alcaide, ed. Planeta, Buenos Aires 2017, 105.
136. Ampliando la mirada, con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb recordamos que « la relación entre Occidente y Oriente es una necesidad mutua indiscutible, que no puede ser sustituida ni descuidada, de modo que ambos puedan enriquecerse mutuamente a través del intercambio y el diálogo de las culturas. El Occidente podría encontrar en la civilización del Oriente los remedios para algunas de sus enfermedades espirituales y religiosas causadas por la dominación del materialismo. Y el Oriente podría encontrar en la civilización del Occidente muchos elementos que pueden ayudarlo a salvarse de la debilidad, la división, el conflicto y el declive científico, técnico y cultural. Es importante prestar atención a las diferencias religiosas, culturales e históricas que son un componente esencial en la formación de la personalidad, la cultura y la civilización oriental; y es importante consolidar los derechos humanos generales y comunes, para ayudar a garantizar una vida digna para todos los hombres en Oriente y en Occidente, evitando el uso de políticas de doble medida ».119
119 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 10.
El fecundo intercambio
122 Ibíd., 67: AAS 101 (2009), 700.y que se procure « incentivar el acceso al mercado internacional de los países marcados por la pobreza y el subdesarrollo ».123
123 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 447.
Gratuidad que acoge
141. La verdadera calidad de los distintos países del mundo se mide por esta capacidad de pensar no sólo como país, sino también como familia humana, y esto se prueba especialmente en las épocas críticas. Los nacionalismos cerrados expresan en definitiva esta incapacidad de gratuidad, el error de creer que pueden desarrollarse al margen de la ruina de los demás y que cerrándose al resto estarán más protegidos. El inmigrante es visto como un usurpador que no ofrece nada. Así, se llega a pensar ingenuamente que los pobres son peligrosos o inútiles y que los poderosos son generosos benefactores. Sólo una cultura social y política que incorpore la acogida gratuita podrá tener futuro.
Local y universal
124 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 234: AAS 105 (2013), 1115.Hay que mirar lo global, que nos rescata de la mezquindad casera. Cuando la casa ya no es hogar, sino que es encierro, calabozo, lo global nos va rescatando porque es como la causa final que nos atrae hacia la plenitud. Simultáneamente, hay que asumir con cordialidad lo local, porque tiene algo que lo global no posee: ser levadura, enriquecer, poner en marcha mecanismos de subsidiaridad. Por lo tanto, la fraternidad universal y la amistad social dentro de cada sociedad son dos polos inseparables y coesenciales. Separarlos lleva a una deformación y a una polarización dañina.
El sabor local
144. Además, este es un presupuesto de los intercambios sanos y enriquecedores. El trasfondo de la experiencia de la vida en un lugar y en una cultura determinada es lo que capacita a alguien para percibir aspectos de la realidad que quienes no tienen esa experiencia no son capaces de percibir tan fácilmente. Lo universal no debe ser el imperio homogéneo, uniforme y estandarizado de una única forma cultural dominante, que finalmente perderá los colores del poliedro y terminará en el hastío. Es la tentación que se expresa en el antiguo relato de la torre de Babel: la construcción de una torre que llegara hasta el cielo no expresaba la unidad entre distintos pueblos capaces de comunicarse desde su diversidad. Por el contrario, fue una tentativa engañosa, que surgía del orgullo y de la ambición humana, de crear una unidad diferente de aquella deseada por Dios en su plan providencial para las naciones (cf. Gn 11,1-9).
96
El horizonte universal
127 S. Juan Pablo II, Discurso a los representantes del mundo de la cultura argentina, Buenos Aires – Argentina (12 abril 1987), 4: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (10 mayo 1987), p. 20.
147. Reconozcamos que una persona, mientras menos amplitud tenga en su mente y en su corazón, menos podrá interpretar la realidad cercana donde está inmersa. Sin la relación y el contraste con quien es diferente, es difícil percibirse clara y completamente a sí mismo y a la propia tierra, ya que las demás culturas no son enemigos de los que hay que preservarse, sino que son reflejos distintos de la riqueza inagotable de la vida humana. Mirándose a sí mismo con el punto de referencia del otro, de lo diverso, cada uno puede reconocer mejor las peculiaridades de su persona y de su cultura: sus riquezas, sus posibilidades y sus límites. La experiencia que se realiza en un lugar debe ser desarrollada “en contraste” y “en sintonía” con las experiencias de otros que viven en contextos culturales diferentes.128
128 Cf. Íd., Discurso a los cardenales (21 diciembre 1984), 4: AAS 76 (1984), 506; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (30 diciembre 1984), p. 3.
148. En realidad, una sana apertura nunca atenta contra la identidad. Porque al enriquecerse con elementos de otros lugares, una cultura viva no realiza una copia o una mera repetición, sino que integra las novedades “a su modo”. Esto provoca el nacimiento de una nueva síntesis que finalmente beneficia a todos, ya que la cultura donde se originan estos aportes termina siendo retroalimentada. Por ello exhorté a los pueblos originarios a cuidar sus propias raíces y sus culturas ancestrales, pero quise aclarar que no era « mi intención proponer un indigenismo completamente cerrado, ahistórico, estático, que se niegue a toda forma de mestizaje », ya que « la propia identidad cultural se arraiga y se enriquece en el diálogo con los diferentes y la auténtica preservación no es un aislamiento empobrecedor ».129
129 Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia (2 febrero 2020), 37.El mundo crece y se llena de nueva belleza gracias a sucesivas síntesis que se producen entre culturas abiertas, fuera de toda imposición cultural.
149. Para estimular una sana relación entre el amor a la patria y la inserción cordial en la humanidad entera, es bueno recordar que la sociedad mundial no es el resultado de la suma de los distintos países, sino que es la misma comunión que existe entre ellos, es la inclusión mutua que es anterior al surgimiento de todo grupo particular. En ese entrelazamiento de la comunión universal se integra cada grupo humano y allí encuentra su belleza. Entonces, cada persona que nace en un contexto determinado se sabe perteneciente a una familia más grande sin la que no es posible comprenderse en plenitud.
150. Este enfoque, en definitiva, reclama la aceptación gozosa de que ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí. Los otros son constitutivamente necesarios para la construcción de una vida plena. La conciencia del límite o de la parcialidad, lejos de ser una amenaza, se vuelve la clave desde la que soñar y elaborar un proyecto común. Porque « el hombre es el ser fronterizo que no tiene ninguna frontera ».130
130 Georg Simmel, « Puente y puerta », en El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura, ed. Península, Barcelona 2001, 34. Obra original: Brücke und Tür. Essays des Philosophen zur Geschichte, Religion, Kunst und Gesellschaft, ed. Michael Landmann, Köhler-Verlag, Stuttgart 1957, 6.
Desde la propia región
152. En algunos barrios populares, todavía se vive el espíritu del “vecindario”, donde cada uno siente espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “nosotros” barrial.131
131 Cf. Jaime Hoyos-Vásquez, S.J., « Lógica de las relaciones sociales. Reflexión onto-lógica », en Revista Universitas Philosophica, 15-16, Bogotá (diciembre 1990 - junio 1991), 95-106.Ojalá pudiera vivirse esto también entre países cercanos, que sean capaces de construir una vecindad cordial entre sus pueblos. Pero las visiones individualistas se traducen en las relaciones entre países. El riesgo de vivir cuidándonos unos de otros, viendo a los demás como competidores o enemigos peligrosos, se traslada a la relación con los pueblos de la región. Quizás fuimos educados en ese miedo y en esa desconfianza.
153. Hay países poderosos y grandes empresas que sacan rédito de este aislamiento y prefieren negociar con cada país por separado. Por el contrario, para los países pequeños o pobres se abre la posibilidad de alcanzar acuerdos regionales con sus vecinos que les permitan negociar en bloque y evitar convertirse en segmentos marginales y dependientes de los grandes poderes. Hoy ningún Estado nacional aislado está en condiciones de asegurar el bien común de su propia población.
CAPÍTULO QUINTO
LA MEJOR POLÍTICA
Populismos y liberalismos
Popular o populista
157. La pretensión de instalar el populismo como clave de lectura de la realidad social, tiene otra debilidad: que ignora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar a eliminar la misma palabra “democracia” —es decir: el “gobierno del pueblo”—. No obstante, si no se quiere afirmar que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. La realidad es que hay fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. También que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo “pueblo” y en el adjetivo “popular”. Si no se incluyen —junto con una sólida crítica a la demagogia— se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social.
158. Porque existe un malentendido: « Pueblo no es una categoría lógica, ni una categoría mística, si lo entendemos en el sentido de que todo lo que hace el pueblo es bueno, o en el sentido de que el pueblo sea una categoría angelical. Es una categoría mítica […] Cuando explicas lo que es un pueblo utilizas categorías lógicas porque tienes que explicarlo: cierto, hacen falta. Pero así no explicas el sentido de pertenencia a un pueblo. La palabra pueblo tiene algo más que no se puede explicar de manera lógica. Ser parte de un pueblo es formar parte de una identidad común, hecha de lazos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, sino todo lo contrario: es un proceso lento, difícil… hacia un proyecto común ».132
132 Antonio Spadaro, S.J., Las huellas de un pastor. Una conversación con el Papa Francisco, en: Jorge Mario Bergoglio – Papa Francisco, En tus ojos está mi palabra. Homilías y discursos de Buenos Aires (1999-2013), Publicaciones Claretianas, Madrid 2017, 24-25; cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 220-221: AAS 105 (2013), 1110-1111.
159. Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes tendencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común. Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad.
160. Los grupos populistas cerrados desfiguran la palabra “pueblo”, puesto que en realidad no hablan de un verdadero pueblo. En efecto, la categoría de “pueblo” es abierta. Un pueblo vivo, dinámico y con futuro es el que está abierto permanentemente a nuevas síntesis incorporando al diferente. No lo hace negándose a sí mismo, pero sí con la disposición a ser movilizado, cuestionado, ampliado, enriquecido por otros, y de ese modo puede evolucionar.
161. Otra expresión de la degradación de un liderazgo popular es el inmediatismo. Se responde a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo, para que puedan sostener su vida con su esfuerzo y su creatividad. En esta línea dije claramente que « estoy lejos de proponer un populismo irresponsable ».133
133 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 204: AAS 105 (2013), 1106.Por una parte, la superación de la inequidad supone el desarrollo económico, aprovechando las posibilidades de cada región y asegurando así una equidad sustentable.134
134 Cf. Ibíd.: AAS 105 (2013), 1105-1106.Por otra parte, « los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras ».135
135 Ibíd., 202: AAS 105 (2013), 1105.
162. El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular —porque promueve el bien del pueblo— es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna. Por ello insisto en que « ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo ».136
136 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 128: AAS 107 (2015), 898.Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo. Porque « no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo ».137
137 Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (12 enero 2015): AAS 107 (2015), 165; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (16 enero 2015), p. 10; cf. Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (28 octubre 2014): AAS 106 (2014), 851-859.En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo.
Valores y límites de las visiones liberales
139 Paul Ricoeur, Histoire et vérité, ed. Le Seuil, París 1967, 122.
165. La verdadera caridad es capaz de incorporar todo esto en su entrega, y si debe expresarse en el encuentro persona a persona, también es capaz de llegar a una hermana o a un hermano lejano e incluso ignorado, a través de los diversos recursos que las instituciones de una sociedad organizada, libre y creativa son capaces de generar. Si vamos al caso, aun el buen samaritano necesitó de la existencia de una posada que le permitiera resolver lo que él solo en ese momento no estaba en condiciones de asegurar. El amor al prójimo es realista y no desperdicia nada que sea necesario para una transformación de la historia que beneficie a los últimos. De otro modo, a veces se tienen ideologías de izquierda o pensamientos sociales, junto con hábitos individualistas y procedimientos ineficaces que sólo llegan a unos pocos. Mientras tanto, la multitud de los abandonados queda a merced de la posible buena voluntad de algunos. Esto hace ver que es necesario fomentar no únicamente una mística de la fraternidad sino al mismo tiempo una organización mundial más eficiente para ayudar a resolver los problemas acuciantes de los abandonados que sufren y mueren en los países pobres. Esto a su vez implica que no hay una sola salida posible, una única metodología aceptable, una receta económica que pueda ser aplicada igualmente por todos, y supone que aun la ciencia más rigurosa pueda proponer caminos diferentes.
166. Todo esto podría estar colgado de alfileres, si perdemos la capacidad de advertir la necesidad de un cambio en los corazones humanos, en los hábitos y en los estilos de vida. Es lo que ocurre cuando la propaganda política, los medios y los constructores de opinión pública persisten en fomentar una cultura individualista e ingenua ante los intereses económicos desenfrenados y la organización de las sociedades al servicio de los que ya tienen demasiado poder. Por eso, mi crítica al paradigma tecnocrático no significa que sólo intentando controlar sus excesos podremos estar asegurados, porque el mayor peligro no reside en las cosas, en las realidades materiales, en las organizaciones, sino en el modo como las personas las utilizan. El asunto es la fragilidad humana, la tendencia constante al egoísmo humano que forma parte de aquello que la tradición cristiana llama “concupiscencia”: la inclinación del ser humano a encerrarse en la inmanencia de su propio yo, de su grupo, de sus intereses mezquinos. Esa concupiscencia no es un defecto de esta época. Existió desde que el hombre es hombre y simplemente se transforma, adquiere diversas modalidades en cada siglo, y finalmente utiliza los instrumentos que el momento histórico pone a su disposición. Pero es posible dominarla con la ayuda de Dios.
167. La tarea educativa, el desarrollo de hábitos solidarios, la capacidad de pensar la vida humana más integralmente, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas, de tal modo que sea la misma sociedad la que reaccione ante sus inequidades, sus desviaciones, los abusos de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o mediáticos. Hay visiones liberales que ignoran este factor de la fragilidad humana, e imaginan un mundo que responde a un determinado orden que por sí solo podría asegurar el futuro y la solución de todos los problemas.
168. El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para resolver los problemas sociales. No se advierte que el su puesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a « promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial »,140
140 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 129: AAS 107 (2015), 899.para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos. Por otra parte, « sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado ».141
141 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 35: AAS 101 (2009), 670.El fin de la historia no fue tal, y las recetas dogmáticas de la teoría económica imperante mostraron no ser infalibles. La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado y que, además de rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, « tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos ».142
142 Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (28 octubre 2014): AAS 106 (2014), 858.
169. En ciertas visiones economicistas cerradas y monocromáticas, no parecen tener lugar, por ejemplo, los movimientos populares que aglutinan a desocupados, trabajadores precarios e informales y a tantos otros que no entran fácilmente en los cauces ya establecidos. En realidad, estos gestan variadas formas de economía popular y de producción comunitaria. Hace falta pensar en la participación social, política y económica de tal manera « que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común » y a su vez es bueno promover que « estos movimientos, estas experiencias de solidaridad que crecen desde abajo, desde el subsuelo del planeta, confluyan, estén más coordinadas, se vayan encontrando ».143
143 Ibíd.Pero sin traicionar su estilo característico, porque ellos « son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía ».144
144 Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (5 noviembre 2016): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (11 noviembre 2016), p. 6.En este sentido son “poetas sociales”, que trabajan, proponen, promueven y liberan a su modo. Con ellos será posible un desarrollo humano integral, que implica superar « esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho me nos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos ».145
145 Ibíd., p. 8.Aunque molesten, aunque algunos “pensadores” no sepan cómo clasificarlos, hay que tener la valentía de reconocer que sin ellos « la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino ».146
146 Ibíd.
El poder internacional
148 Discurso a la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York (25 septiembre 2015): AAS 107 (2015), 1037.
172. El siglo XXI « es escenario de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política. En este contexto, se vuelve indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar ».149
149 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 175: AAS 107 (2015), 916-917.Cuando se habla de la posibilidad de alguna forma de autoridad mundial regulada por el derecho150
150 Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 67: AAS 101 (2009), 700-701.no necesariamente debe pensarse en una autoridad personal. Sin embargo, al menos debería incluir la gestación de organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales.
173. En esta línea, recuerdo que es necesaria una reforma « tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones ».151
151 Ibíd.: AAS 101 (2009), 700.Sin duda esto supone límites jurídicos precisos que eviten que se trate de una autoridad cooptada por unos pocos países, y que a su vez impidan imposiciones culturales o el menoscabo de las libertades básicas de las naciones más débiles a causa de diferencias ideológicas. Porque « la Comunidad Internacional es una comunidad jurídica fundada en la soberanía de cada uno de los Estados miembros, sin vínculos de subordinación que nieguen o limiten su independencia ».152
152 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 434.Pero « la labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. […] Hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje, como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental ».153
153 Discurso a la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York (25 septiembre 2015): AAS 107 (2015), 1037.1041. Es necesario evitar que esta Organización sea deslegitimizada, porque sus problemas o deficiencias pueden ser afrontados y resueltos conjuntamente.
174. Hacen falta valentía y generosidad en orden a establecer libremente determinados objetivos comunes y asegurar el cumplimiento en todo el mundo de algunas normas básicas. Para que esto sea realmente útil, se debe sostener « la exigencia de mantener los acuerdos suscritos —pacta sunt servanda— »,154
154 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 437.de manera que se evite « la tentación de apelar al derecho de la fuerza más que a la fuerza del derecho ».155
155 S. Juan Pablo II, Mensaje para la 37.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2004, 5: AAS 96 (2004), 117; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (19 diciembre 2003), p. 5.Esto requiere fortalecer « los instrumentos normativos para la solución pacífica de las controversias de modo que se refuercen su alcance y su obligatoriedad ».156
156 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 439.Entre estos instrumentos normativos, deben ser favorecidos los acuerdos multilaterales entre los Estados, porque garantizan mejor que los acuerdos bilaterales el cuidado de un bien común realmente universal y la protección de los Estados más débiles.
175. Gracias a Dios tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos fundamentales y a situaciones muy críticas de algunos grupos. Así adquiere una expresión concreta el principio de subsidiariedad, que garantiza la participación y la acción de las comunidades y organizaciones de menor rango, las que complementan la acción del Estado. Muchas veces desarrollan esfuerzos admirables pensando en el bien común y algunos de sus miembros llegan a realizar gestos verdaderamente heroicos que muestran de cuánta belleza todavía es capaz nuestra humanidad.
Una caridad social y política
119
La política que se necesita
162 Ibíd., 178: AAS 107 (2015), 918.y más aún en un proyecto común para la humanidad presente y futura. Pensar en los que vendrán no sirve a los fines electorales, pero es lo que exige una justicia auténtica, porque, como enseñaron los Obispos de Portugal, la tierra « es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a la generación siguiente ».163
163 Conferencia Episcopal Portuguesa, Carta pastoral Responsabilidade solidária pelo bem comum (15 septiembre 2003), 20; cf. Carta enc. Laudato si’, 159: AAS 107 (2015), 911.
179. La sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes. Sólo una sana política podría liderarlo, convocando a los más diversos sectores y a los saberes más variados. De esa manera, una economía integrada en un proyecto político, social, cultural y popular que busque el bien común puede « abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos ».164
164 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 191: AAS 107 (2015), 923.
El amor político
121
Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en « el campo de la más amplia caridad, la caridad política ».165
165 Pío XI, Discurso a la Federación Universitaria Católica Italiana (18 diciembre 1927): L’Osservatore Romano (23 diciembre 1927), 3.Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social.166
166 Cf. Íd., Carta enc. Quadragesimo anno (15 mayo 1931), 88: AAS 23 (1931), 206-207.Una vez más convoco a rehabilitar la política, que « es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común ».167
167 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 205: AAS 105 (2013), 1106.
181. Todos los compromisos que brotan de la Doctrina Social de la Iglesia « provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40) ».168
168 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 2: AAS 101 (2009), 642.Esto supone reconocer que « el amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor ».169
169 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 231: AAS 107 (2015), 937.Por esa razón, el amor no sólo se expresa en relaciones íntimas y cercanas, sino también en « las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas ».170
170 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 2: AAS 101 (2009), 642.
182. Esta caridad política supone haber desarrollado un sentido social que supera toda mentalidad individualista: « La caridad social nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une ».171
171 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 207.Cada uno es plenamente persona cuando pertenece a un pueblo, y al mismo tiempo no hay verdadero pueblo sin respeto al rostro de cada persona. Pueblo y persona son términos correlativos. Sin embargo, hoy se pretende reducir las personas a individuos, fácilmente dominables por poderes que miran a intereses espurios. La buena política busca caminos de construcción de comunidades en los distintos niveles de la vida social, en orden a reequilibrar y reorientar la globalización para evitar sus efectos disgregantes.
Amor efectivo
173 Cf. S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 44: AAS 59 (1967), 279.porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos. El amor social es una « fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos ».174
174 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 207.
184. La caridad está en el corazón de toda vida social sana y abierta. Sin embargo, hoy « se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales ».175
175 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 2: AAS 101 (2009), 642.Es mucho más que sentimentalismo subjetivo, si es que está unida al compromiso con la verdad, de manera que no sea « presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos ».176
176 Ibíd., 3: AAS 101 (2009), 643.Precisamente su relación con la verdad facilita a la caridad su universalismo y así evita ser « relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado ».177
177 Ibíd., 4: AAS 101 (2009), 643.De otro modo, será « excluida de los proyectos y procesos para construir un desarrollo humano de alcance universal, en el diálogo entre saberes y operatividad ».178
178 Ibíd.Sin la verdad, la emotividad se vacía de contenidos relacionales y sociales. Por eso la apertura a la verdad protege a la caridad de una falsa fe que se queda sin « su horizonte humano y universal ».179
179 Ibíd., 3: AAS 101 (2009), 643.
185. La caridad necesita la luz de la verdad que constantemente buscamos y « esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe »,180
180 Ibíd.: AAS 101 (2009), 642.sin relativismos. Esto supone también el desarrollo de las ciencias y su aporte insustituible para encontrar los caminos concretos y más seguros para obtener los resultados que se esperan. Porque cuando está en juego el bien de los demás no bastan las buenas intenciones, sino lograr efectivamente lo que ellos y sus naciones necesitan para realizarse.
La actividad del amor político
, ed. BAC, Madrid 1952, vol. 1, 69; Antonio Royo Marín, O.P., Teología de la perfección cristiana, ed. BAC, Madrid 1962, 192-196).Tractatus de virtutibus theologicisEs caridad acompañar a una persona que sufre, y también es caridad todo lo que se realiza, aun sin tener contacto directo con esa persona, para modificar las condiciones sociales que provocan su sufrimiento. Si alguien ayuda a un anciano a cruzar un río, y eso es exquisita caridad, el político le construye un puente, y eso también es caridad. Si alguien ayuda a otro con comida, el político le crea una fuente de trabajo, y ejercita un modo altísimo de la caridad que ennoblece su acción política.
Los desvelos del amor
126
cultura, y por lo tanto verdaderamente integrados en la sociedad. Esta mirada es el núcleo del verdadero espíritu de la política. Desde allí los caminos que se abren son diferentes a los de un pragmatismo sin alma. Por ejemplo, « no se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad ».184 Lo que se necesita es que haya diversos cauces de expresión y de participación social. La educación está al servicio de ese camino para que cada ser humano pueda ser artífice de su destino. Aquí muestra su valor el principio de subsidiariedad, inseparable del principio de solidaridad.
188. Esto provoca la urgencia de resolver todo lo que atenta contra los derechos humanos fundamentales. Los políticos están llamados a « preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la “cultura del descarte”. […] Significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad ».185
184 Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (28 octubre 2014): AAS 106 (2014), 852.Así cier
185 Discurso al Parlamento europeo, Estrasburgo (25 noviembre 2014): AAS 106 (2014), 999; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (28 noviembre 2014), p. 4.
127
tamente se genera una actividad intensa, porque « hay que hacer lo que sea para salvaguardar la condición y dignidad de la persona humana ».186 El político es un hacedor, un constructor con grandes objetivos, con mirada amplia, realista y pragmática, aún más allá de su propio país. Las mayores angustias de un político no deberían ser las causadas por una caída en las encuestas, sino por no resolver efectivamente « el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos ».187
186 Discurso a la clase dirigente y al Cuerpo diplomático, Bangui – República Centroafricana (29 noviembre 2015): AAS 107 (2015), 1320; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (4 diciembre 2015), p. 15.Esto se hace aprovechando con inteligencia los grandes recursos del desarrollo tecnológico.
189. Todavía estamos lejos de una globalización de los derechos humanos más básicos. Por eso la
187 Discurso a la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York (25 septiembre 2015): AAS 107 (2015), 1039.
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política mundial no puede dejar de colocar entre sus objetivos principales e imperiosos el de acabar eficazmente con el hambre. Porque « cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable ».188 Mientras muchas veces nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud. Junto con estas necesidades elementales insatisfechas, la trata de personas es otra vergüenza para la humanidad que la política internacional no debería seguir tolerando, más allá de los discursos y las buenas intenciones. Son mínimos impostergables.
Amor que integra y reúne
190. La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas. Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y paciencia
188 Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (28 octubre 2014): AAS 106 (2014), 853.
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un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo.
191. Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualesquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados. Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural, un buen político da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Es cierto que las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad genera asfixia y hace que nos fagocitemos culturalmente. No nos resignemos a vivir encerrados en un fragmento de realidad.
192. En este contexto, quiero recordar que, junto con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, pedimos « a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente ».189 Y cuando una determinada política siembra el odio o el miedo hacia otras naciones en nombre del bien del propio país, es necesario preocuparse, reaccionar a tiempo y corregir inmediatamente el rumbo.
Más fecundidad que éxitos
193. Al mismo tiempo que desarrolla esta actividad incansable, todo político también es un ser humano. Está llamado a vivir el amor en sus relaciones interpersonales cotidianas. Es una persona, y necesita advertir que « el mundo moderno, por su misma perfección técnica tiende a racionalizar, cada día más, la satisfacción de los deseos humanos, clasificados y repartidos entre diversos servicios. Cada vez menos se llama a un hombre por su nombre propio, cada vez menos se tratará como persona a este ser, único en el mundo, que tiene su propio corazón, sus sufrimientos, sus problemas, sus alegrías y su propia familia. Sólo se conocerán sus enfermedades para curarlas, su falta de dinero para proporcionárselo, su necesidad de casa para alojarlo, su deseo de esparcimiento y de distracciones para organizárselas ». Pero « amar al más insignificante de los seres humanos como a un hermano, como si no hubiera más que él en el mundo, no es perder el tiempo ».190
189 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 7.
190 René Voillaume, Hermano de todos, ed. Narcea, Madrid 1978, 15-17.
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la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida ».194
196. Por otra parte, una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra. La buena política une al amor la esperanza, la confianza en las reservas de bien que hay en el corazón del pueblo, a pesar de todo. Por eso « la auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales ».195
194 Ibíd., 279: AAS 105 (2013), 1132.
197. Vista de esta manera, la política es más noble que la apariencia, que el marketing, que distintas formas de maquillaje mediático. Todo eso lo único que logra sembrar es división, enemistad y un escepticismo desolador incapaz de apelar a un proyecto común. Pensando en el futuro, algu
195 Mensaje para la 52.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2019 (8 diciembre 2018), 5: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (21 diciembre 2018), p. 7.
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nos días las preguntas tienen que ser: “¿Para qué? ¿Hacia dónde estoy apuntando realmente?”. Porque, después de unos años, reflexionando sobre el propio pasado la pregunta no será: “¿Cuántos me aprobaron, cuántos me votaron, cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?”. Las preguntas, quizás dolorosas, serán: “¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó?”.
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CAPÍTULO SEXTO
DIÁLOGO Y AMISTAD SOCIAL
El diálogo social hacia una nueva cultura
200. Se suele confundir el diálogo con algo muy diferente: un febril intercambio de opiniones en las redes sociales, muchas veces orientado por información mediática no siempre confiable. Son sólo monólogos que proceden paralelos, quizás imponiéndose a la atención de los demás por sus tonos altos o agresivos. Pero los monólogos no comprometen a nadie, hasta el punto de que sus contenidos frecuentemente son oportunistas y contradictorios.
201. La resonante difusión de hechos y reclamos en los medios, en realidad suele cerrar las posibilidades del diálogo, porque permite que cada uno mantenga intocables y sin matices sus ideas, intereses y opciones con la excusa de los errores ajenos. Prima la costumbre de descalificar rápidamente al adversario, aplicándole epítetos humillantes, en lugar de enfrentar un diálogo abierto y respetuoso, donde se busque alcanzar una síntesis superadora. Lo peor es que este lenguaje, habitual en el contexto mediático de una campaña política, se ha generalizado de tal manera que todos lo utilizan cotidianamente. El debate frecuentemente es manoseado por determinados intereses que tienen mayor poder, procurando
196 Discurso en el encuentro con la clase dirigente, Río de Janeiro – Brasil (27 julio 2013): AAS 105 (2013), 683-684.
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deshonestamente inclinar la opinión pública a su favor. No me refiero solamente al gobierno de turno, ya que este poder manipulador puede ser económico, político, mediático, religioso o de cualquier género. A veces se lo justifica o excusa cuando su dinámica responde a los propios intereses económicos o ideológicos, pero tarde o temprano se vuelve en contra de esos mismos intereses.
202. La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar. Así las conversaciones se convertirán en meras negociaciones para que cada uno pueda rasguñar todo el poder y los mayores beneficios posibles, no en una búsqueda conjunta que genere bien común. Los héroes del futuro serán los que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales. Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad.
Construir en común
197 Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia (2 febrero 2020), 108.
204. Hoy existe la convicción de que, además de los desarrollos científicos especializados,
198 Del film El Papa Francisco – Un hombre de palabra. La esperanza es un mensaje universal, de Wim Wenders (2018).
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es necesaria la comunicación entre disciplinas, puesto que la realidad es una, aunque pueda ser abordada desde distintas perspectivas y con diferentes metodologías. No se debe soslayar el riesgo de que un avance científico sea considerado el único abordaje posible para comprender algún aspecto de la vida, de la sociedad y del mundo. En cambio, un investigador que avanza con eficiencia en su análisis, e igualmente está dispuesto a reconocer otras dimensiones de la realidad que él investiga, gracias al trabajo de otras ciencias y saberes, se abre a conocer la realidad de manera más íntegra y plena.
205. En este mundo globalizado « los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. […] Pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios ».199 Pero es necesario verificar constantemente que las actuales formas de comunicación nos orienten efectivamente al
199 Mensaje para la 48.ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (24 enero 2014): AAS 106 (2014), 113; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (24 enero 2014), p. 3.
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encuentro generoso, a la búsqueda sincera de la verdad íntegra, al servicio, a la cercanía con los últimos, a la tarea de construir el bien común. Al mismo tiempo, como enseñaron los Obispos de Australia, « no podemos aceptar un mundo digital diseñado para explotar nuestra debilidad y sacar afuera lo peor de la gente ».200
El fundamento de los consensos
206. El relativismo no es la solución. Envuelto detrás de una supuesta tolerancia, termina facilitando que los valores morales sean interpretados por los poderosos según las conveniencias del momento. Si en definitiva « no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y de las necesidades inmediatas […] no podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán suficientes. […] Cuando es la cultura la que se corrompe y ya no se reconoce alguna verdad objetiva o unos principios universalmente válidos, las leyes sólo se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar ».201
200 Conferencia de Obisposcatólicosde Australia – Departamento de Justicia social, Making it real: genuine human encounter in our digital world (noviembre 2019), 5.
207. ¿Es posible prestar atención a la verdad, buscar la verdad que responde a nuestra realidad más honda? ¿Qué es la ley sin la convicción al
201 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 123: AAS 107 (2015), 896.
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canzada tras un largo camino de reflexión y de sabiduría, de que cada ser humano es sagrado e inviolable? Para que una sociedad tenga futuro es necesario que haya asumido un sentido respeto hacia la verdad de la dignidad humana, a la que nos sometemos. Entonces no se evitará matar a alguien sólo para evitar el escarnio social y el peso de la ley, sino por convicción. Es una verdad irrenunciable que reconocemos con la razón y aceptamos con la conciencia. Una sociedad es noble y respetable también por su cultivo de la búsqueda de la verdad y por su apego a las verdades más fundamentales.
208. Hay que acostumbrarse a desenmascarar las diversas maneras de manoseo, desfiguración y ocultamiento de la verdad en los ámbitos públicos y privados. Lo que llamamos “verdad” no es sólo la difusión de hechos que realiza el periodismo. Es ante todo la búsqueda de los fundamentos más sólidos que están detrás de nuestras opciones y también de nuestras leyes. Esto supone aceptar que la inteligencia humana puede ir más allá de las conveniencias del momento y captar algunas verdades que no cambian, que eran verdad antes de nosotros y lo serán siempre. Indagando la naturaleza humana, la razón descubre valores que son universales, porque derivan de ella.
209. De otro modo, ¿no podría suceder quizás que los derechos humanos fundamentales, hoy considerados infranqueables, sean negados por los poderosos de turno, luego de haber logrado el “consenso” de una población adormecida y amedrentada? Tampoco sería suficiente un mero consenso entre los distintos pueblos, igualmente manipulable. Ya tenemos pruebas de sobra de todo el bien que somos capaces de realizar, pero, al mismo tiempo, tenemos que reconocer la capacidad de destrucción que hay en nosotros. El individualismo indiferente y despiadado en el que hemos caído, ¿no es también resultado de la pereza para buscar los valores más altos, que vayan más allá de las necesidades circunstanciales? Al relativismo se suma el riesgo de que el poderoso o el más hábil termine imponiendo una supuesta verdad. En cambio, « ante las normas morales que prohíben el mal intrínseco no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales ».202
210. Lo que nos ocurre hoy, y nos arrastra en una lógica perversa y vacía, es que hay una asimilación de la ética y de la política a la física. No existen el bien y el mal en sí, sino solamente un cálculo de ventajas y desventajas. El desplazamiento de la razón moral trae como consecuencia que el derecho no puede referirse a una concepción fundamental de justicia, sino que se convierte en el espejo de las ideas dominantes. Entramos aquí en una degradación: ir “nivelando
202 S. Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor (6 agosto 1993), 96: AAS 85 (1993), 1209.
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hacia abajo” por medio de un consenso superficial y negociador. Así, en definitiva, la lógica de la fuerza triunfa.
El consenso y la verdad
213. Si hay que respetar en toda situación la dignidad ajena, es porque nosotros no inventamos o suponemos la dignidad de los demás, sino porque hay efectivamente en ellos un valor que supera las cosas materiales y las circunstancias, y que exige que se les trate de otra manera. Que todo ser humano posee una dignidad inalienable es una verdad que responde a la naturaleza humana más allá de cualquier cambio cultural. Por eso el ser humano tiene la misma dignidad inviolable en cualquier época de la historia y nadie puede sentirse autorizado por las circunstancias a negar esta convicción o a no obrar en consecuencia. La inteligencia puede entonces escrutar en la realidad de las cosas, a través de la reflexión, de la experiencia y del diálogo, para reconocer en esa realidad que la trasciende la base de ciertas exigencias morales universales.
214. A los agnósticos, este fundamento podrá parecerles suficiente para otorgar una firme y estable validez universal a los principios éticos básicos y no negociables, que pueda impedir nuevas catástrofes. Para los creyentes, esa naturaleza humana, fuente de principios éticos, ha sido creada por Dios, quien, en definitiva, otorga un fundamento sólido a esos principios.203 Esto no establece un fijismo ético ni da lugar a la imposición de algún sistema moral, puesto que los principios morales elementales y universalmente válidos pueden dar lugar a diversas normativas prácticas. Por eso deja siempre un lugar para el diálogo.
Una nueva cultura
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es superior a la parte ».205 El poliedro representa una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente, aunque esto implique discusiones y prevenciones. Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros de poder donde se toman las decisiones más definitorias.
El encuentro hecho cultura
216. La palabra “cultura” indica algo que ha penetrado en el pueblo, en sus convicciones más entrañables y en su estilo de vida. Si hablamos de una “cultura” en el pueblo, eso es más que una idea o una abstracción. Incluye las ganas, el entusiasmo y finalmente una forma de vivir que caracteriza a ese conjunto humano. Entonces, hablar de “cultura del encuentro” significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos. Esto se ha convertido en deseo y en estilo de vida. El sujeto de esta cultura es el pueblo, no un sector de la sociedad que busca pacificar al resto con recursos profesionales y mediáticos.
205 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 237: AAS 105 (2013), 1116.
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El gusto de reconocer al otro
207 Ibíd., 218: AAS 105 (2013), 1110.
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determinadas formas visibles de violencia, suele esconderse otra violencia más solapada: la de quienes desprecian al diferente, sobre todo cuando sus reclamos perjudican de algún modo los propios intereses.
219. Cuando un sector de la sociedad pretende disfrutar de todo lo que ofrece el mundo, como si los pobres no existieran, eso en algún momento tiene sus consecuencias. Ignorar la existencia y los derechos de los otros, tarde o temprano provoca alguna forma de violencia, muchas veces inesperada. Los sueños de la libertad, la igualdad y la fraternidad pueden quedar en el nivel de las meras formalidades, porque no son efectivamente para todos. Por lo tanto, no se trata solamente de buscar un encuentro entre los que detentan diversas formas de poder económico, político o académico. Un encuentro social real pone en verdadero diálogo las grandes formas culturales que representan a la mayoría de la población. Con frecuencia las buenas propuestas no son asumidas por los sectores más empobrecidos porque se presentan con un ropaje cultural que no es el de ellos y con el que no pueden sentirse identificados. Por consiguiente, un pacto social realista e inclusivo debe ser también un “pacto cultural”, que respete y asuma las diversas cosmovisiones, culturas o estilos de vida que coexisten en la sociedad.
220. Por ejemplo, los pueblos originarios no están en contra del progreso, si bien tienen una idea de progreso diferente, muchas veces más humanista que la de la cultura moderna de los desarrollados. No es una cultura orientada al beneficio de los que tienen poder, de los que necesitan crear una especie de paraíso eterno en la tierra. La intolerancia y el desprecio ante las culturas populares indígenas es una verdadera forma de violencia, propia de los “eticistas” sin bondad que viven juzgando a los demás. Pero ningún cambio auténtico, profundo y estable es posible si no se realiza a partir de las diversas culturas, principalmente de los pobres. Un pacto cultural supone renunciar a entender la identidad de un lugar de manera monolítica, y exige respetar la diversidad ofreciéndole caminos de promoción y de integración social.
221. Este pacto también implica aceptar la posibilidad de ceder algo por el bien común. Ninguno podrá tener toda la verdad ni satisfacer la totalidad de sus deseos, porque esa pretensión llevaría a querer destruir al otro negándole sus derechos. La búsqueda de una falsa tolerancia tiene que ceder paso al realismo dialogante, de quien cree que debe ser fiel a sus principios, pero reconociendo que el otro también tiene el derecho de tratar de ser fiel a los suyos. Es el auténtico reconocimiento del otro, que sólo el amor hace posible, y que significa colocarse en el lugar del otro para descubrir qué hay de auténtico, o al menos de comprensible, en medio de sus motivaciones e intereses.
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Recuperar la amabilidad
208 Exhort. ap. postsin. Amoris laetitia (19 marzo 2016), 100: AAS 108 (2016), 351.
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CAPÍTULO SÉPTIMO
CAMINOS DE REENCUENTRO
Recomenzar desde la verdad
209 Mensaje para la 53.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2020 (8 diciembre 2019), 2: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 septiembre 2019), p. 6.
227. En efecto, « la verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. Las tres juntas son esenciales para construir la paz y, por otra parte, cada una de ellas impide que las otras sean alteradas. […] La verdad no debe, de hecho, conducir a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. […] Cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas. […] La violencia en
210 Conferencia Episcopal del Congo, Message au Peuple de Dieu et aux femmes et aux hommes de bonne volonté (9 mayo 2018).
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gendra violencia, el odio engendra más odio, y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como ineludible ».211
La arquitectura y la artesanía de la paz
212 Mensaje para la 53.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2020 (8 diciembre 2019), 3: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 diciembre 2019), p. 7.
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al proyecto común, todos trabajan por el bien común, pero sin anular al individuo; al contrario, lo sostienen, lo promueven. Se pelean, pero hay algo que no se mueve: ese lazo familiar. Las peleas de familia son reconciliaciones después. Las alegrías y las penas de cada uno son asumidas por todos. ¡Eso sí es ser familia! Si pudiéramos lograr ver al oponente político o al vecino de casa con los mismos ojos que a los hijos, esposas, esposos, padres o madres, qué bueno sería. ¿Amamos nuestra sociedad o sigue siendo algo lejano, algo anónimo, que no nos involucra, no nos mete, no nos compromete? ».215
231. Muchas veces es muy necesario negociar y así desarrollar cauces concretos para la paz. Pero los procesos efectivos de una paz duradera son ante todo transformaciones artesanales obradas por los pueblos, donde cada ser humano puede ser un fermento eficaz con su estilo de vida cotidiana. Las grandes transformaciones no son fabricadas en escritorios o despachos. Entonces « cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación ».216
215 Discurso a la sociedad civil, Quito – Ecuador (7 julio 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (10 julio 2015), p. 7.Hay una “arquitectura” de la paz, donde intervienen
216 Encuentro interreligioso con los jóvenes, Maputo – Mozambique (5 septiembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 septiembre 2019), p. 3.
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las diversas instituciones de la sociedad, cada una desde su competencia, pero hay también una “artesanía” de la paz que nos involucra a todos. A partir de diversos procesos de paz que se desarrollaron en distintos lugares del mundo « hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanzan con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad. […] Además, siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva ».217
232. No hay punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es « una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común. Que este esfuerzo nos haga huir de
217 Homilía durante la Santa Misa, Cartagena de Indias – Colombia (10 septiembre 2017): AAS 109 (2017), 1086.
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toda tentación de venganza y búsqueda de intereses sólo particulares y a corto plazo ».218 Las manifestaciones públicas violentas, de un lado o de otro, no ayudan a encontrar caminos de salida. Sobre todo porque, como bien han señalado los Obispos de Colombia, cuando se alientan « movilizaciones ciudadanas no siempre aparecen claros sus orígenes y objetivos, hay ciertas formas de manipulación política y se han percibido apropiaciones a favor de intereses particulares ».219
218 Discurso a las autoridades, el Cuerpo diplomático y algunos representantes de la sociedad civil, Bogotá – Colombia (7 septiembre 2017): AAS 109 (2017), 1029.
Sobre todo con los últimos
233. La procura de la amistad social no implica solamente el acercamiento entre grupos sociales distanciados a partir de algún período conflictivo de la historia, sino también la búsqueda de un reencuentro con los sectores más empobrecidos y vulnerables. La paz « no sólo es ausencia de guerra sino el compromiso incansable —especialmente de aquellos que ocupamos un cargo de más amplia responsabilidad— de reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación ».220
219 Conferencia Episcopal de Colombia, Por el bien de Colombia: diálogo, reconciliación y desarrollo integral (26 noviembre 2019), 4.
220 Discurso a las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo diplomático, Maputo – Mozambique (5 septiembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 septiembre 2019), p. 2.
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222 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 59: AAS 105 (2013), 1044.
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El valor y el sentido del perdón
El conflicto inevitable
239. Si leemos otros textos del Nuevo Testamento, podemos advertir que de hecho las comunidades primitivas, inmersas en un mundo pagano desbordado de corrupción y desviaciones, vivían un sentido de paciencia, tolerancia, comprensión. Algunos textos son muy claros al respecto: se invita a reprender a los adversarios con dulzura (cf. 2 Tm 2,25). O se exhorta: « Que no injurien a nadie ni sean agresivos, sino amables, demostrando una gran humildad con todo el mundo. Porque nosotros también antes […] éramos detestables » (Tt 3,2-3). El libro de los Hechos de los Apóstoles afirma que los discípulos, perseguidos por algunas autoridades, « gozaban de la estima de todo el pueblo » (2,47; cf. 4,21.33; 5,13).
240. Sin embargo, cuando reflexionamos acerca del perdón, de la paz y de la concordia social, nos encontramos con una expresión de Jesucristo que nos sorprende: « No piensen que vine a traer paz a la tierra. ¡No vine a traer paz, sino espada! Vine a enfrentar al hijo contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra y así, los enemigos de cada uno serán los de su familia » (Mt 10,34-36). Es importante situarla en el contexto del capítulo donde está inserta. Allí queda claro que el tema del que se está hablando es el de la fidelidad a la propia opción, sin avergonzarse, aunque eso acarree contrariedades, y aunque los seres queridos se opongan a dicha opción. Por lo tanto, dichas palabras no invitan a buscar conflictos, sino simplemente a soportar el conflicto inevitable, para que el respeto humano no lleve a faltar a la fidelidad en pos de una supuesta paz familiar o social. San Juan Pablo II ha dicho que la Iglesia « no pretende condenar todas y cada una de las formas de conflictividad social. La Iglesia sabe muy bien que, a lo largo de la historia, surgen inevitablemente los conflictos de intereses entre diversos grupos sociales y que frente a ellos el cristiano no pocas veces debe pronunciarse con coherencia y decisión ».223
Las luchas legítimas y el perdón
241. No se trata de proponer un perdón renunciando a los propios derechos ante un poderoso corrupto, ante un criminal o ante alguien que degrada nuestra dignidad. Estamos llamados a amar a todos, sin excepción, pero amar a un opresor no es consentir que siga siendo así; tampoco es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable. Al contrario, amarlo bien es buscar de
223 Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 14: AAS 83 (1991), 810.
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distintas maneras que deje de oprimir, es quitarle ese poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser humano. Perdonar no quiere decir permitir que sigan pisoteando la propia dignidad y la de los demás, o dejar que un criminal continúe haciendo daño. Quien sufre la injusticia tiene que defender con fuerza sus derechos y los de su familia precisamente porque debe preservar la dignidad que se le ha dado, una dignidad que Dios ama. Si un delincuente me ha hecho daño a mí o a un ser querido, nadie me prohíbe que exija justicia y que me preocupe para que esa persona —o cualquier otra— no vuelva a dañarme ni haga el mismo daño a otros. Corresponde que lo haga, y el perdón no sólo no anula esa necesidad sino que la reclama.
242. La clave está en no hacerlo para alimentar una ira que enferma el alma personal y el alma de nuestro pueblo, o por una necesidad enfermiza de destruir al otro que desata una carrera de venganza. Nadie alcanza la paz interior ni se reconcilia con la vida de esa manera. La verdad es que « ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio. No podemos ponernos de acuerdo y unirnos para vengarnos, para hacerle al que fue violento lo mismo que él nos hizo, para planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales ».224 Así no se gana nada y a la larga se pierde todo.
243. Es cierto que « no es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (cf. Rm 12,21) y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz ».225
224 Homilía durante la Santa Misa por el progreso de los pueblos, Maputo – Mozambique (6 septiembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 septiembre 2019), p. 7.De ese modo, « quien cultiva la bondad en su interior recibe a cambio una conciencia tranquila, una alegría profunda aun en medio de las dificultades y de las incomprensiones. Incluso ante las ofensas recibidas, la bondad no es debilidad, sino auténtica fuerza, capaz de renunciar a la venganza ».226
225 Discurso en la ceremonia de bienvenida, Colombo – Sri Lanka (13 enero 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (16 enero 2015), p. 3.Es necesario reconocer en la propia vida que « también ese duro juicio que albergo en mi corazón contra mi hermano o mi hermana, esa herida no curada, ese mal no perdonado, ese rencor que sólo me hará daño, es un pedazo de guerra que llevo dentro, es un fuego en el corazón, que hay que apagar para que no se convierta en un incendio ».227
226 Discurso a los niños del centro Betania y a una representación de asistidos de otros centros caritativos de Albania, Tirana - Albania (21 septiembre 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (26 septiembre 2014), p. 11.
227 Videomensaje al TED2017 de Vancouver (26 abril 2017): L’Osservatore Romano (27 abril 2017), p. 7.
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La verdadera superación
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den alcanzar una unidad multiforme que engendra nueva vida ».230
La memoria
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na, que merece respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que profese ».231 Al recordarla, no puedo menos que repetir esta oración: « Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de vida. ¡Nunca más, Señor, nunca más! ».232
231 Discurso en la Ceremonia de bienvenida, Tel Aviv – Israel (25 mayo 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (30 mayo 2014), p. 10.
248. No deben olvidarse los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki. Una vez más « hago memoria aquí de todas las víctimas, me inclino ante la fuerza y la dignidad de aquellos que, habiendo sobrevivido a esos primeros momentos, han soportado en sus cuerpos durante muchos años los sufrimientos más agudos y, en sus mentes, los gérmenes de la muerte que seguían consumiendo su energía vital. […] No podemos permitir que las actuales y nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido, esa memoria que es garante y estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno ».233
232 Discurso en el Memorial de Yad Vashem, Jerusalén (26 mayo 2014): AAS 106 (2014), 228; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (30 mayo 2014), p. 9.Tampoco deben olvidarse las persecuciones, el tráfico de
233 Discurso en el Memorial de la Paz, Hiroshima – Japón (24 noviembre 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (29 noviembre 2019), p. 13.
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esclavos y las matanzas étnicas que ocurrieron y ocurren en diversos países, y tantos otros hechos históricos que nos avergüenzan de ser humanos. Deben ser recordados siempre, una y otra vez, sin cansarnos ni anestesiarnos.
249. Es fácil hoy caer en la tentación de dar vuelta la página diciendo que ya hace mucho tiempo que sucedió y que hay que mirar hacia adelante. ¡No, por Dios! Nunca se avanza sin memoria, no se evoluciona sin una memoria íntegra y luminosa. Necesitamos mantener « viva la llama de la conciencia colectiva, testificando a las generaciones venideras el horror de lo que sucedió » que « despierta y preserva de esta manera el recuerdo de las víctimas, para que la conciencia humana se fortalezca cada vez más contra todo deseo de dominación y destrucción ».234 Lo necesitan las mismas víctimas —personas, grupos sociales o naciones— para no ceder a la lógica que lleva a justificar las represalias y cualquier tipo de violencia en nombre del enorme mal que han sufrido. Por esto, no me refiero sólo a la memoria de los horrores, sino también al recuerdo de quienes, en medio de un contexto envenenado y corrupto fueron capaces de recuperar la dignidad y con pequeños o grandes gestos optaron por la solidaridad, el perdón, la fraternidad. Es muy sano hacer memoria del bien.
234 Mensaje para la 53.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2020 (8 diciembre 2019), 2: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 diciembre 2019), p. 6.
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Perdón sin olvidos
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cia de enviarnos, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz ».236
La guerra y la pena de muerte
La injusticia de la guerra
256. « En el que trama el mal sólo hay engaño, pero en los que promueven la paz hay alegría » (Pr 12,20). Sin embargo hay quienes buscan soluciones en la guerra, que frecuentemente « se nutre de la perversión de las relaciones, de ambiciones hegemónicas, de abusos de poder, del miedo al otro y a la diferencia vista como un obstáculo ».237
236 Homilía durante la Santa Misa, Amán – Jordania (24 mayo 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (30 mayo 2014), p. 6.La guerra no es un fantasma del pasado, sino que se ha convertido en una amenaza constante. El mundo está encontrando cada
237 Cf. Mensaje para la 53ª. Jornada mundial de la paz 1 enero 2020 (8 diciembre 2019), 1: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (13 diciembre 2019), p. 6.
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vez más dificultad en el lento camino de la paz que había emprendido y que comenzaba a dar algunos frutos.
257. Puesto que se están creando nuevamente las condiciones para la proliferación de guerras, recuerdo que « la guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y los pueblos. Para tal fin hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje, como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental ».238 Quiero destacar que los 75 años de las Naciones Unidas y la experiencia de los primeros 20 años de este milenio, muestran que la plena aplicación de las normas internacionales es realmente eficaz, y que su incumplimiento es nocivo. La Carta de las Naciones Unidas, respetada y aplicada con transparencia y sinceridad, es un punto de referencia obligatorio de justicia y un cauce de paz. Pero esto supone no disfrazar intenciones espurias ni colocar los intereses particulares de un país o grupo por encima del bien común mundial. Si la norma es considerada un instrumento al que se acude cuando resulta favorable y que se elude cuando no lo es, se desatan fuerzas incontrolables
238 Discurso a la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York (25 septiembre 2015): AAS 107 (2015), 1041-1042.
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que hacen un gran daño a las sociedades, a los más débiles, a la fraternidad, al medio ambiente y a los bienes culturales, con pérdidas irrecuperables para la comunidad global.
258. Así es como fácilmente se opta por la guerra detrás de todo tipo de excusas supuestamente humanitarias, defensivas o preventivas, acudiendo incluso a la manipulación de la información. De hecho, en las últimas décadas todas las guerras han sido pretendidamente “justificadas”. El Catecismo de la Iglesia Católica habla de la posibilidad de una legítima defensa mediante la fuerza militar, que supone demostrar que se den algunas « condiciones rigurosas de legitimidad moral ».239 Pero fácilmente se cae en una interpretación demasiado amplia de este posible derecho. Así se quieren justificar indebidamente aun ataques “preventivos” o acciones bélicas que difícilmente no entrañen « males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar ».240
239 N. 2309.La cuestión es que, a partir del desarrollo de las armas nucleares, químicas y biológicas, y de las enormes y crecientes posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, se dio a la guerra un poder destructivo fuera de control que afecta a muchos civiles inocentes. Es verdad que « nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien ».241
240 Ibíd.Entonces ya no podemos pensar en
241 Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 104: AAS 107 (2015), 888.
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la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya. Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible “guerra justa”. ¡Nunca más la guerra!242
259. Es importante agregar que, con el desarrollo de la globalización, lo que puede aparecer como una solución inmediata o práctica para un lugar de la tierra, desata una cadena de factores violentos muchas veces subterráneos que termina afectando a todo el planeta y abriendo camino a nuevas y peores guerras futuras. En nuestro mundo ya no hay sólo “pedazos” de guerra en un país o en otro, sino que se vive una “guerra mundial a pedazos”, porque los destinos de los países están fuertemente conectados entre ellos en el escenario mundial.
260. Como decía san Juan XXIII, « resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado ».243
242 Aun san Agustín, quien forjó una idea de la “guerra justa” que hoy ya no sostenemos, dijo que « dar muerte a la guerra con la palabra, y alcanzar y conseguir la paz con la paz y no con la guerra, es mayor gloria que darla a los hombres con la espada » (Epistola 229, 2: PL 33, 1020).Lo afirmaba en un período de fuerte tensión internacional, y así expresó el gran anhelo de paz que se difundía en los tiempos de la guerra fría. Reforzó la
243 Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963), 127: AAS 55 (1963), 291.
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convicción de que las razones de la paz son más fuertes que todo cálculo de intereses particulares y que toda confianza en el uso de las armas. Pero no se aprovecharon adecuadamente las ocasiones que ofrecía el final de la guerra fría por la falta de una visión de futuro y de una conciencia compartida sobre nuestro destino común. En cambio, se cedió a la búsqueda de intereses particulares sin hacerse cargo del bien común universal. Así volvió a abrirse camino el engañoso espanto de la guerra.
261. Toda guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal. No nos quedemos en discusiones teóricas, tomemos contacto con las heridas, toquemos la carne de los perjudicados. Volvamos a contemplar a tantos civiles masacrados como “daños colaterales”. Preguntemos a las víctimas. Prestemos atención a los prófugos, a los que sufrieron la radiación atómica o los ataques químicos, a las mujeres que perdieron sus hijos, a los niños mutilados o privados de su infancia. Prestemos atención a la verdad de esas víctimas de la violencia, miremos la realidad desde sus ojos y escuchemos sus relatos con el corazón abierto. Así podremos reconocer el abismo del mal en el corazón de la guerra y no nos perturbará que nos traten de ingenuos por elegir la paz.
262. Las normas tampoco serán suficientes si se piensa que la solución a los problemas actuales está en disuadir a otros a través del miedo, amenazando con el uso de armas nucleares, químicas o biológicas. Porque « si se tienen en cuenta las principales amenazas a la paz y a la seguridad con sus múltiples dimensiones en este mundo multipolar del siglo XXI, tales como, por ejemplo, el terrorismo, los conflictos asimétricos, la seguridad informática, los problemas ambientales, la pobreza, surgen no pocas dudas acerca de la inadecuación de la disuasión nuclear para responder eficazmente a estos retos. Estas preocupaciones son aún más consistentes si tenemos en cuenta las catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales derivadas de cualquier uso de las armas nucleares con devastadores efectos indiscriminados e incontrolables en el tiempo y el espacio. […] Debemos preguntarnos cuánto sea sostenible un equilibrio basado en el miedo, cuando en realidad tiende a aumentarlo y a socavar las relaciones de confianza entre los pueblos. La paz y la estabilidad internacional no pueden basarse en una falsa sensación de seguridad, en la amenaza de la destrucción mutua o de la aniquilación total, en el simple mantenimiento de un equilibrio de poder. […] En este contexto, el objetivo último de la eliminación total de las armas nucleares se convierte tanto en un desafío como en un imperativo moral y humanitario. […] El aumento de la interdependencia y la globalización comportan que cualquier respuesta que demos a la amenaza de las armas nucleares, deba ser colectiva y concertada, basada en la confianza mutua. Esta última se puede construir sólo a través de un diálogo que esté sinceramente orientado hacia el bien común y no hacia la protección de intereses encubiertos o particulares ».244 Y con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial,245
244 Mensaje a la Conferencia de la ONU para la negociación de un instrumento jurídicamente vinculante sobre la prohibición de las armas nucleares (28 marzo 2017): AAS 109 (2017), 394-396; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (31 marzo 2017), p. 9.para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna.
La pena de muerte
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determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo.248
264. En el Nuevo Testamento, al tiempo que se pide a los particulares no tomar la justicia por cuenta propia (cf. Rm 12,17.19), se reconoce la necesidad de que las autoridades impongan penas a los que obran el mal (cf. Rm 13,4; 1 P 2,14). En efecto, « la vida en común, estructurada en torno a comunidades organizadas, necesita normas de convivencia cuya libre violación requiere una respuesta adecuada ».249
248 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos acerca de la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte (1 agosto 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (3 agosto 2018), p. 11.Esto implica que la autoridad pública legítima pueda y deba « conminar penas proporcionadas a la gravedad de los delitos »250
249 Discurso a una delegación de la Asociación internacional de Derecho Penal (23 octubre 2014): AAS 106 (2014), 840; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (31 octubre 2014), p. 9.y que se garantice al poder judicial « la independencia necesaria en el ámbito de la ley ».251
250 Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 402.
265. Desde los primeros siglos de la Iglesia, algunos se manifestaron claramente contrarios a la pena capital. Por ejemplo, Lactancio sostenía que « no hay que hacer ninguna distinción: siempre
251 S. Juan Pablo II, Discurso a la Asociación Nacional Italiana de Magistrados (31 marzo 2000), 4: AAS 92 (2000), 633; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (7 abril 2000), p. 9.
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será crimen matar a un hombre ».252 El Papa Nicolás I exhortaba: « Esfuércense por liberar de la pena de muerte no sólo a cada uno de los inocentes, sino también a todos los culpables ».253
252 Divinae Institutiones 6, 20, 17: PL 6, 708.Con ocasión del juicio contra unos homicidas que habían asesinado a dos sacerdotes, san Agustín pedía al juez que no quitara la vida a los asesinos, y lo fundamentaba de esta manera: « Con esto no impedimos que se reprima la licencia criminal de esos malhechores. Queremos que se conserven vivos y con todos sus miembros; que sea suficiente dirigirlos, por la presión de las leyes, de su loca inquietud al reposo de la salud, o bien que se les ocupe en alguna tarea útil, una vez apartados de sus perversas acciones. También esto se llama condena, pero todos entenderán que se trata de un beneficio más bien que de un suplicio, al ver que no se suelta la rienda a su audacia para dañar ni se les impide la medicina del arrepentimiento. […] Encolerízate contra la iniquidad de modo que no te olvides de la humanidad. No satisfagas contra las atrocidades de los pecadores un apetito de venganza, sino más bien haz intención de curar las llagas de esos pecadores ».254
253 Epistola 97 (responsa ad consulta bulgarorum), 25: PL 119, 991.
266. Los miedos y los rencores fácilmente llevan a entender las penas de una manera vindicativa, cuando no cruel, en lugar de entenderlas
254 Epistola ad Marcellinum 133, 1.2: PL 33, 509.
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como parte de un proceso de sanación y de reinserción en la sociedad. Hoy, « tanto por parte de algunos sectores de la política como por parte de algunos medios de comunicación, se incita algunas veces a la violencia y a la venganza, pública y privada, no sólo contra quienes son responsables de haber cometido delitos, sino también contra quienes cae la sospecha, fundada o no, de no haber cumplido la ley. […] Existe la tendencia a construir deliberadamente enemigos: figuras estereotipadas, que concentran en sí mismas todas las características que la sociedad percibe o interpreta como peligrosas. Los mecanismos de formación de estas imágenes son los mismos que, en su momento, permitieron la expansión de las ideas racistas ».255 Esto ha vuelto particularmente riesgosa la costumbre creciente que existe en algunos países de acudir a prisiones preventivas, a reclusiones sin juicio y especialmente a la pena de muerte.
267. Quiero remarcar que « es imposible imaginar que hoy los Estados no puedan disponer de otro medio que no sea la pena capital para defender la vida de otras personas del agresor injusto ». Particular gravedad tienen las así llamadas ejecuciones extrajudiciales o extralegales, que « son homicidios deliberados cometidos por al
255 Discurso a una delegación de la Asociación internacional de Derecho Penal (23 octubre 2014): AAS 106 (2014), 840-841; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (31 octubre 2014), p. 9.
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gunos Estados o por sus agentes, que a menudo se hacen pasar como enfrentamientos con delincuentes o son presentados como consecuencias no deseadas del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para hacer aplicar la ley ».256
268. « Los argumentos contrarios a la pena de muerte son muchos y bien conocidos. La Iglesia ha oportunamente destacado algunos de ellos, como la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen de ello los regímenes totalitarios y dictatoriales, que la utilizan como instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales, todas víctimas que para sus respectivas legislaciones son “delincuentes”. Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados, por lo tanto, a luchar no sólo por la abolición de la pena de muerte, legal o ilegal que sea, y en todas sus formas, sino también con el fin de mejorar las condiciones carcelarias, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad. Y esto yo lo relaciono con la cadena perpetua. […] La cadena perpetua es una pena de muerte oculta ».257
256 Ibíd., 842.
269. Recordemos que « ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal y Dios mismo se hace su garante ».258
257 Ibíd.El firme rechazo de la pena
258 S. Juan Pablo II, Carta enc. Evangelium vitae (25 marzo 1995), 9: AAS 87 (1995), 411.
de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego al peor de los criminales, no se lo negaré a nadie, daré a todos la posibilidad de compartir conmigo este planeta a pesar de lo que pueda separarnos.
270. A los cristianos que dudan y se sienten tentados a ceder ante cualquier forma de violencia, los invito a recordar aquel anuncio del libro de Isaías: « Con sus espadas forjarán arados » (2,4). Para nosotros esa profecía toma carne en Jesucristo, que frente a un discípulo cebado por la violencia dijo con firmeza: « ¡Vuelve tu espada a su lugar!, pues todos los que empuñan espada, a espada morirán » (Mt 26,52). Era un eco de aquella antigua advertencia: « Pediré cuentas al ser humano por la vida de su hermano. Quien derrame sangre humana, su sangre será derramada por otro ser humano » (Gn 9,5-6). Esta reacción de Jesús, que le brotó del corazón, supera la distancia de los siglos y llega hasta hoy como un constante reclamo.
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CAPÍTULO OCTAVO
LAS RELIGIONES AL SERVICIO DE LA FRATERNIDAD EN EL MUNDO
El fundamento último
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es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad ».261
273. En esta línea, quiero recordar un texto memorable: « Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o nación, los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás. [...] La raíz del totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible y, precisamente por esto, sujeto natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo, la clase social, ni la nación o el Estado. No puede hacerlo tampoco la mayoría de un cuerpo social, poniéndose en contra de la minoría ».262
261 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 19: AAS 101 (2009), 655.
274. Desde nuestra experiencia de fe y desde la sabiduría que ha ido amasándose a lo largo de los
262 S. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 44: AAS 83 (1991), 849.
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siglos, aprendiendo también de nuestras muchas debilidades y caídas, los creyentes de las distintas religiones sabemos que hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades. Buscar a Dios con corazón sincero, siempre que no lo empañemos con nuestros intereses ideológicos o instrumentales, nos ayuda a reconocernos compañeros de camino, verdaderamente hermanos. Creemos que « cuando, en nombre de una ideología, se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados. Ustedes saben bien a qué atrocidades puede conducir la privación de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa, y cómo esa herida deja a la humanidad radicalmente empobrecida, privada de esperanza y de ideales ».263
275. Cabe reconocer que « entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores mundanos y materiales en el lugar de los principios supremos y trascendentes ».264
263 Discurso a los líderes de otras religiones y otras denominaciones cristianas, Tirana – Albania (21 septiembre 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (26 septiembre 2014), p. 9.No
264 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 7.
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puede admitirse que en el debate público sólo tengan voz los poderosos y los científicos. Debe haber un lugar para la reflexión que procede de un trasfondo religioso que recoge siglos de experiencia y de sabiduría. « Los textos religiosos clásicos pueden ofrecer un significado para todas las épocas, tienen una fuerza motivadora », pero de hecho « son despreciados por la cortedad de vista de los racionalismos ».265
276. Por estas razones, si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no « puede ni debe quedarse al margen » en la construcción de un mundo mejor ni dejar de « despertar las fuerzas espirituales »266
265 Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 256: AAS 105 (2013), 1123.que fecunden toda la vida en sociedad. Es verdad que los ministros religiosos no deben hacer política partidaria, propia de los laicos, pero ni siquiera ellos pueden renunciar a la dimensión política de la existencia267
266 Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est (25 diciembre 2005), 28: AAS 98 (2006), 240.que implica una constante atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral. La Iglesia « tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación » sino que procura « la promoción del hombre y la fraternidad universal ».268
267 « El ser humano es un animal político » (Aristóteles, Política, 1253a 1-3).No pre
268 Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 11: AAS 101 (2009), 648.
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tende disputar poderes terrenos, sino ofrecerse como « un hogar entre los hogares —esto es la Iglesia—, abierto […] para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección. Una casa de puertas abiertas. La Iglesia es una casa con las puertas abiertas, porque es madre ».269 Y como María, la Madre de Jesús, « queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad […] para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación ».270
269 Discurso a la Comunidad católica, Rakovski – Bulgaria (6 mayo 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (10 mayo 2019), p. 9.
La identidad cristiana
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la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados-enviados. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer ».272 Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo. De él surge « para el pensamiento cristiano y para la acción de la Iglesia el primado que se da a la relación, al encuentro con el misterio sagrado del otro, a la comunión universal con la humanidad entera como vocación de todos ».273
272 Discurso en el encuentro ecuménico, Riga – Letonia (24 septiembre 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (28 septiembre 2018), p. 13.
278. Llamada a encarnarse en todos los rincones, y presente durante siglos en cada lugar de la tierra —eso significa “católica”— la Iglesia puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza de la invitación al amor universal. Porque « todo lo que es humano tiene que ver con nosotros. […] Dondequiera que se reúnen los pueblos para establecer los derechos y deberes del hombre, nos sentimos honrados cuando nos permiten sentarnos junto a ellos ».274
273 Lectio divina en la Pontificia Universidad Lateranense (26 marzo 2019): L’Osservatore Romano (27 marzo 2019), p. 10.
274 S. Pablo VI, Carta enc. Ecclesiam suam (6 agosto 1964), 44: AAS 56 (1964), 650.
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Para muchos cristianos, este camino de fraternidad tiene también una Madre, llamada María. Ella recibió ante la Cruz esta maternidad universal (cf. Jn 19,26) y está atenta no sólo a Jesús sino también « al resto de sus descendientes » (Ap 12,17). Ella, con el poder del Resucitado, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, donde resplandezcan la justicia y la paz.
279. Los cristianos pedimos que, en los países donde somos minoría, se nos garantice la libertad, así como nosotros la favorecemos para quienes no son cristianos allí donde ellos son minoría. Hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones. Esa libertad proclama que podemos « encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes; atestigua que las cosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena, ordenada y pacífica, acogiendo las diferencias y con la alegría de ser hermanos en cuanto hijos de un único Dios ».275
280. Al mismo tiempo, pedimos a Dios que afiance la unidad dentro de la Iglesia, unidad que
275 Discurso a las autoridades, Belén – Palestina (25 mayo 2014): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (30 mayo 2014), p. 7.
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se enriquece con diferencias que se reconcilian por la acción del Espíritu Santo. Porque « fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo » (1 Co 12,13) donde cada uno hace su aporte distintivo. Como decía san Agustín: « El oído ve a través del ojo, y el ojo escucha a través del oído ».276 También urge seguir dando testimonio de un camino de encuentro entre las distintas confesiones cristianas. No podemos olvidar aquel deseo que expresó Jesucristo: « Que todos sean uno » (Jn 17,21). Escuchando su llamado reconocemos con dolor que al proceso de globalización le falta todavía la contribución profética y espiritual de la unidad entre todos los cristianos. No obstante, « mientras nos encontramos aún en camino hacia la plena comunión, tenemos ya el deber de dar testimonio común del amor de Dios a su pueblo colaborando en nuestro servicio a la humanidad ».277
276 Enarrationes in Psalmos, 130, 6: PL 37, 1707.
Religión y violencia
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último día y exista la luz suficiente sobre la tierra para poder ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa! ».278
282. También « los creyentes necesitamos encontrar espacios para conversar y para actuar juntos por el bien común y la promoción de los más pobres. No se trata de que todos seamos más light o de que escondamos las convicciones propias que nos apasionan para poder encontrarnos con otros que piensan distinto. […] Porque mientras más profunda, sólida y rica es una identidad, más tendrá para enriquecer a los otros con su aporte específico ».279
278 Del film El Papa Francisco – Un hombre de palabra. La esperanza es un mensaje universal, de Wim Wenders (2018).Los creyentes nos vemos desafiados a volver a nuestras fuentes para concentrarnos en lo esencial: la adoración a Dios y el amor al prójimo, de manera que algunos aspectos de nuestras doctrinas, fuera de su contexto, no terminen alimentando formas de desprecio, odio, xenofobia, negación del otro. La verdad es que la violencia no encuentra fundamento en las convicciones religiosas fundamentales sino en sus deformaciones.
283. El culto a Dios sincero y humilde « no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al
279 Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia (2 febrero 2020), 106.
compromiso amoroso por todos ».280 En realidad « el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor » (1 Jn 4,8). Por ello « el terrorismo execrable que amenaza la seguridad de las personas, tanto en Oriente como en Occidente, tanto en el Norte como en el Sur, propagando el pánico, el terror y el pesimismo no es a causa de la religión —aun cuando los terroristas la utilizan—, sino de las interpretaciones equivocadas de los textos religiosos, políticas de hambre, pobreza, injusticia, opresión, arrogancia; por esto es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, armas, planes o justificaciones y también la cobertura de los medios, y considerar esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Tal terrorismo debe ser condenado en todas sus formas y manifestaciones ».281
280 Homilía durante la Santa Misa, Colombo – Sri Lanka (14 enero 2015): AAS 107 (2015), 139; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (16 enero 2015), p. 5.Las convicciones religiosas sobre el sentido sagrado de la vida humana nos permiten « reconocer los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los que podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, permitiendo que el conjunto de las voces forme un noble y armónico canto, en vez del griterío fanático del odio ».282
281 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 10.
282 Discurso a las autoridades, Sarajevo – Bosnia-Herzegovina (6 junio 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (12 junio 2015), p. 5.
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Llamamiento
de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos religiosos que han abusado —en algunas fases de la historia— de la influencia del sentimiento religioso en los corazones de los hombres. […] En efecto, Dios, el Omnipotente, no necesita ser defendido por nadie y no desea que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente ».284 Por ello quiero retomar aquí el llamamiento de paz, justicia y fraternidad que hicimos juntos:
« En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz.
En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.
En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de los marginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todos los hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado.
284 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (8 febrero 2019), p. 10.
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En el nombre de los huérfanos, de las viudas, de los refugiados y de los exiliados de sus casas y de sus pueblos; de todas las víctimas de las guerras, las persecuciones y las injusticias; de los débiles, de cuantos viven en el miedo, de los prisioneros de guerra y de los torturados en cualquier parte del mundo, sin distinción alguna.
En el nombre de los pueblos que han perdido la seguridad, la paz y la convivencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras.
En nombre de la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales.
En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo y división y por los sistemas de ganancia insaciable y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres.
En el nombre de la libertad, que Dios ha dado a todos los seres humanos, creándolos libres y distinguiéndolos con ella.
En el nombre de la justicia y de la misericordia, fundamentos de la prosperidad y quicios de la fe.
En el nombre de todas las personas de buena voluntad, presentes en cada rincón de la tierra.
En el nombre de Dios y de todo esto […] “asumimos” la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio ».285
285 Ibíd.
198
* * *
288 Íd., Carta a Madame de Bondy (7 enero 1902). Así le llamaba también san Pablo VI, elogiando su compromiso: Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 12: AAS 59 (1967), 263.199
Oración al Creador
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu de hermanos.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza,
sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén.
Oración cristiana ecuménica
Dios nuestro, Trinidad de amor,
desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina
derrama en nosotros el río del amor fraterno.
Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús,
en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana.
Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio
y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano,
para verlo crucificado en las angustias de los abandonados y olvidados de este mundo
y resucitado en cada hermano que se levanta.
Ven, Espíritu Santo,
muéstranos tu hermosura
reflejada en todos los pueblos de la tierra,
para descubrir que todos son importantes,
que todos son necesarios, que son rostros diferentes
de la misma humanidad que amas. Amén.
Dado en Asís, junto a la tumba de san Francisco, el 3 de octubre del año 2020, víspera de la Fiesta del “Poverello”, octavo de mi Pontificado.201
ÍNDICE
« Fratelli tutti » [1-2] . . . . . . . . . 3
Sin fronteras[3-8] . . . . . . . . . . 4
Capítulo primero
LAS SOMBRAS DE UN MUNDO CERRADO [9]
Sueños que se rompen en pedazos[10-12] .9
El fin de la conciencia histórica [13-14] . . .11
Sin un proyecto para todos[15-17] . . . 13
El descarte mundial [18-21] . . . . . . . 14
Derechos humanos no suficientemente universales [22-24] 17
Conflicto y miedo [25-28] . . . . . . . . 19
Globalización y progreso sin un rumbo común [29-31] . . . . . . . . . . . . 22
Las pandemias y otros flagelos de la historia [32-36] . . . . . . . . . . .24
Sin dignidad humana en las fronteras[37-41] 27
La ilusión de la comunicación [42-43] . . 31
Agresividad sin pudor [44-46] . . . . . .32
Información sin sabiduría [47-50] . . . . . 34
Sometimientos y autodesprecios[51-53] .36
Esperanza [54-55] . . . . . . . . . .37
Capítulo segundo
UN EXTRAÑO EN EL CAMINO [56]
El trasfondo [57-62] . . . . . . . . . 40202
El abandonado [63-68] . . . . . . . . 44
Una historia que se repite [69-71] . . . .47
Los personajes[72-76] . . . . . . . .49
Recomenzar [77-79] . . . . . . . . .52
El prójimo sin fronteras[80-83] . . . .54
La interpelación del forastero [84-86] .56
Capítulo tercero
PENSAR Y GESTAR UN MUNDO ABIERTO [87]
Más allá [88-90] . . . . . . . . . . . 60
El valor único del amor [91-94] . . . . . . 62
La creciente apertura del amor [95-96] .64
Sociedades abiertas que integran a todos [97-98] 64
Comprensiones inadecuadas de un amor universal [99-100] . . . . . . . . . . . . . .66
Trascender un mundo de socios[101-102] 67
Libertad, igualdad y fraternidad [103-105] . . 69
Amor universal que promueve a las perso- nas[106-111] . . . . . . . . . . . . 70
Promover el bien moral [112-113] . . . .73
El valor de la solidaridad [114-117] . . . . 75
Reproponer la función social de la propiedad [118-120] . . . . . . .78
Derechos sin fronteras [121-123] . . . . .80
Derechos de los pueblos [124-127] . . . . . 81
Capítulo cuarto
UN CORAZÓN ABIERTO AL MUNDO ENTERO [128]
El límite de las fronteras[129-132] . . .85
Las ofrendas recíprocas[133-136] . . . .88
El fecundo intercambio [137-138] . . . . . 91
Gratuidad que acoge [139-141] . . . . . . 92
Local y universal [142] . . . . . . . . 93
El sabor local [143-145] . . . . . . . . 94
El horizonte universal [146-150] . . . . .96
Desde la propia región [151-153] . . . . .99
Capítulo quinto
LA MEJOR POLÍTICA [154]
Populismos y liberalismos[155] . . . . . 103
Popular o populista [156-162] . . . . . .103
Valores y límites de las visiones liberales [163-169] . . . . . . . . . . . . .108
El poder internacional [170-175] . . . .114
Una caridad social y política [176] . . . 118
La política que se necesita [177-179] . . . . 119
El amor político [180-182] . . . . . . .120
Amor efectivo [183-185] . . . . . . . .122
La actividad del amor político [186] . . .124
Los desvelos del amor [187-189] . . . . . .125
Amor que integra y reúne [190-192] . . . . 128
Más fecundidad que éxitos[193-197] . .130
203204
Capítulo sexto
DIÁLOGO Y AMISTAD SOCIAL [198]
El diálogo social hacia una nueva cultura [199-202] . . . . . . . . . . . . .135
Construir en común [203-205] . . . . . . 137
El fundamento de los consensos[206-210] 140
El consenso y la verdad [211-214] . . . . . 143
Una nueva cultura [215] . . . . . . . .145
El encuentro hecho cultura [216-217] . . . . 146
El gusto de reconocer al otro [218-221] . . .147
Recuperar la amabilidad [222-224] . . .150
Capítulo séptimo
CAMINOS DE REENCUENTRO [225]
Recomenzar desde la verdad [226-227] .153
La arquitectura y la artesanía de la paz [228-232] . . . . . . . . . . . . .155
Sobre todo con los últimos [233-235] . . . . 159
El valor y el sentido del perdón [236] . .161
El conflicto inevitable [237-240] . . . . . .161
Las luchas legítimas y el perdón [241-243] . . 163
La verdadera superación [244-245] . . . . .166
La memoria [246-249] . . . . . . . . . 167
Perdón sin olvidos [250-254] . . . . . . . 170
La guerra y la pena de muerte [255] . . .172
La injusticia de la guerra [256-262] . . . .172
La pena de muerte [263-270] . . . . . . .178
Capítulo octavo
LAS RELIGIONES AL SERVICIO DE LA FRATERNIDAD EN EL MUNDO [271]
El fundamento último [272-276] . . . . 185
La identidad cristiana [277-280] . . . . .189
Religión y violencia [281-284] . . . . . 192
Llamamiento [285-287] . . . . . . . . 195
Oración al Creador . . . . . . . . . .199
Oración cristiana ecuménica . . . . . . . .199
205
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