“La historia de la Iglesia está llena de infidelidades, de egoísmos, que hacen que el pueblo se aleje de Dios”

Martes de Pascua para el Papa confinado. Como todas las mañanas, misa abierta al mundo, por streaming, desde Casa Santa Marta, que hoy Francisco quiso dedicar a pedir “la gracia de la unidad entre nosotros”. “Que en las dificultades de este tiempo, nos haga descubrir la comunión entre nosotros, la unidad que siempre es superior a toda división”.

La fidelidad fue el eje de la homilía de hoy del Papa. “Vuelvan a la fidelidad, conviértanse, cambien de vida”, fueron las palabras de Pedro al pueblo de Israel. Y es que, apuntó Bergoglio, “convertirse es esto, volver a ser fiel”.

Adorar a los ídolos

Una fidelidad que “no es común en nuestra vida”, admitió el Papa, apuntando cómo “siempre hay ilusiones que llaman nuestra atención, y queremos ir detrás”. “Tantas veces, cuando nos sentimos seguros, comenzamos a hacer nuestros proyectos y nos alejamos lentamente del Señor”, aunque lo neguemos y digamos que no nos arrodillamos ante otros ídolos. “Pero los buscas, y muchas veces en tu corazón los adoras”.

¿Es mala la seguridad en uno mismo? “No, es una gracia, pero si me alejo del Señor me convierto en infiel”, clamó el Papa, que recordó que “toda la historia de Israel y, después, toda la historia de la Iglesia, está llena de infidelidades, llena. Llena de egoísmos, de propias seguridades, que hacen que el pueblo de Dios se aleje del Señor, que pierda la gracia de la fidelidad”.

En el Evangelio, subrayó Francisco, “vemos el icono de la fidelidad. Una mujer fiel, que no había olvidado nada de lo que el Señor había hecho por ella, y ella estaba allí fiel, delante de lo imposible, delante de la tragedia”.

María Magdalena, “una persona débil, pero fiel”, concluyó el Papa. “María de Magdala, apóstola de los apóstoles, icono de la fidelidad”. “Pidamos el don de la fidelidad, la gracia de ser fieles, también delante de los sepulcros, del derrumbe de tantas ilusiones”, finalizó.