El Papa reclama pastores que "no opriman al rebaño que nos ha sido confiado" Francisco denuncia ante Orban "las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre"

Francisco saluda a los miles de fieles en la plaza del Parlamento de Budapest
Francisco saluda a los miles de fieles en la plaza del Parlamento de Budapest Vatican Media

Francisco lamenta "las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día, las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad; las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y en la pobreza; las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre"

"Aun siendo diferentes entre nosotros y  perteneciendo a comunidades distintas, la grandeza de su amor nos congregue a todos en un único abrazo"

"Esto es catolicidad: todos nosotros cristianos, llamados por nuestro nombre por el buen Pastor, estamos invitados a acoger y difundir su amor, a hacer que su redil sea inclusivo y nunca excluyente"

"Primero somos reunidos en la familia de Dios para ser constituidos su pueblo, pero después somos enviados al mundo para que, con valentía y sin miedo, seamos anunciadores de la Buena Noticia, testigos del amor que nos ha  regenerado"

"Todos, sin excepción, estamos  llamados a esto, a salir de nuestras comodidades y tener la valentía de llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio"

Denuncia "las puertas cerradas de nuestras comunidades eclesiales: cerradas entre nosotros, cerradas al mundo, cerradas al que 'no está en regla', cerradas al que anhela al perdón de Dios"

"El pastor, dice Jesús, no es un asaltante o un ladrón; no se aprovecha de su cargo,  es decir, no oprime al rebaño que le ha sido confiado; no 'roba' el espacio de los hermanos laicos;  no ejercita una autoridad rígida"

"No nos desanimemos nunca, no nos dejemos robar nunca la alegría y la paz que Él nos ha dado; no nos encerremos en los problemas o en la apatía. Dejémonos acompañar por nuestro Pastor; con Él, nuestra vida, nuestras familias, nuestras comunidades cristianas y toda Hungría resplandezcan de vida nueva". Tercera jornada del viaje papal a la frontera este de la Unión Europea. La Hungría de Orban y Erdö se ha volcado con el Papa Francisco, aunque éste no ha dejado de decir las verdades a quien quiera escuchar. El pueblo, sin duda, también ha acogido con aplausos y una nutrida presencia por las calles de Budapest.

Decenas de miles de fieles (más de 50.000, según fuentes oficiales) se congregaron, desde horas antes del comienzo de la misa, en la plaza del Parlamento, para escuchar a un Bergoglio que condenó las "puertas cerradas". Las de "nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día, las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad; las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y en la pobreza; las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre".

El Papa, al comienzo de la misa
El Papa, al comienzo de la misa

Llamar a las ovejas, y hacerlas salir

Evocando el Evangelio del Buen Pastor, que "da la vida por sus ovejas", el Papa planteó las dos acciones que Jesús, en ese pasaje, realiza por su rebaño: "primero las llama, después las hace salir". "No estamos solos con nuestros méritos, nuestras capacidades, nuestras estructuras; en el origen  está la llamada de Dios", subrayó el Papa, destacando "su deseo de alcanzarnos, su preocupación por cada uno de nosotros, la  abundancia de su misericordia que quiere salvarnos del pecado y de la muerte, para darnos la vida en  abundancia y la alegría sin fin".

Porque "Jesús vino como buen Pastor de la humanidad para llamarnos y llevarnos a casa". A hacer regresar a los perdidos. "Y, aún hoy, en cada situación de la vida, en aquello que llevamos  en el corazón, en nuestros extravíos, en nuestros miedos, en el sentido de derrota que a veces nos  asalta, en la prisión de la tristeza que amenaza con encerrarnos, Él nos llama", proclamó el Papa.

Algunos de los miembros del coro
Algunos de los miembros del coro

Somos su pueblo, su rebaño, su Iglesia

"Viene como buen Pastor y nos llama por nuestro nombre, para decirnos lo valiosos que somos a sus ojos, para curar nuestras  heridas y cargar sobre sí nuestras debilidades, para reunirnos en su grey y hacernos familia con el  Padre y entre nosotros", incidió.  

"Todos nosotros nacemos de su llamada; Él es quien nos ha convocado y por eso somos su pueblo, su rebaño, su Iglesia", añadió. En la bendita armonía de la diversidad. "Aun siendo diferentes entre nosotros y  perteneciendo a comunidades distintas, la grandeza de su amor nos congregue a todos en un único abrazo".

También en la Iglesia, proclamó, "es hermoso estar juntos: los obispos y los sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos", y también con los hermanos de otras religones, y otros actores sociales y políticos. "Esto es catolicidad:  todos nosotros cristianos, llamados por nuestro nombre por el buen Pastor, estamos invitados a acoger y difundir su amor, a hacer que su redil sea inclusivo y nunca excluyente", clamó.

"Por eso, todos estamos llamados a cultivar relaciones de fraternidad y colaboración, sin dividirnos entre nosotros, sin considerar nuestra comunidad como un ambiente reservado, sin dejarnos arrastrar por la preocupación de defender cada uno el propio espacio, sino abriéndonos al amor mutuo", insistió.  

Procesión de entrada
Procesión de entrada

Tras llamar a las ovejas, Jesús "las hace salir", las "conduce hacia aufera". ¿Cómo se hace? "Primero somos reunidos en la familia de Dios para ser constituidos su pueblo, pero después somos enviados al mundo para que, con valentía y sin miedo, seamos anunciadores de la Buena Noticia, testigos del amor que nos ha  regenerado".

Puertas abiertas para entrar y salir

Jesús, como puerta "que se abre de par en par para hacernos entrar en la comunión del Padre y experimentar su misericordia" y también "una puerta abierta sirve tanto para entrar como para salir del lugar en el que se encuentra". Y, desde ahí, "salir al mundo. Él nos impulsa a ir al encuentro de los hermanos. Y recordémoslo bien: todos, sin excepción, estamos  llamados a esto, a salir de nuestras comodidades y tener la valentía de llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio".

Francisco escucha el Evangelio
Francisco escucha el Evangelio

"Hermanos y hermanas, estar “en salida” significa para cada uno de nosotros convertirse, como  Jesús, en una puerta abierta", recalcó Francisco. "Es triste y hace daño ver puertas cerradas: las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día, las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad; las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y en la pobreza; las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre".

"E incluso -añadió- las puertas cerradas de nuestras comunidades eclesiales: cerradas entre nosotros, cerradas al mundo, cerradas al que 'no está en regla', cerradas al que anhela al perdón de Dios", insistió, con un ruego: "Por favor, por favor, ¡abramos las puertas! También nosotros intentemos —con  las palabras, los gestos, las actividades cotidianas— ser como Jesús, una puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una puerta que permite entrar a experimentar la belleza del  amor y del perdón del Señor".  

Pastores que no sean ladrones ni opresores

Dirigiéndose a sí mismo, pero también a los obispos y sacerdotes, "a nosotros, pastores", Francisco invitó a recordar que "el pastor, dice Jesús, no es un asaltante o un ladrón; no se aprovecha de su cargo,  es decir, no oprime al rebaño que le ha sido confiado; no 'roba' el espacio de los hermanos laicos;  no ejercita una autoridad rígida".

Homilía del Papa Francisco
Homilía del Papa Francisco

"Animémonos a ser puertas cada vez más abiertas; 'facilitadores' de la gracia de Dios, expertos en cercanía, dispuestos a ofrecer la vida, así como Jesucristo, nuestro  Señor y nuestro todo, nos lo enseña con los brazos abiertos desde la cátedra de la cruz y nos lo muestra  cada vez en el altar, Pan vivo que se parte por nosotros", culminó al Papa, pidiendo lo propio a los laicos, catequistas, agentes pastorales y, también, "a quienes tienen responsabilidades  políticas y sociales" y a los que "sencillamente llevan adelante su vida cotidiana, a veces con  dificultad".

"Sean puertas abiertas. Dejemos entrar en el corazón al Señor de la vida, su Palabra que  consuela y sana, para luego salir y ser, nosotros mismos, puertas abiertas en la sociedad. Ser abiertos  e inclusivos unos con otros, para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad, camino de la paz", culminó.

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