Cantalamessa: "Si no cambiáis vuestros misiles en fábricas y casas, ¡todos pereceréis de la misma manera!" El dolor de rodilla impide al Papa postrarse en el suelo este Viernes Santo

Francisco escucha la Pasión de Cristo
Francisco escucha la Pasión de Cristo

El predicador de la Casa Pontificia lamentó que en el mundo de hoy" todo sucede como si nunca hubiera existido en el mundo un hombre llamado Jesucristo"

"Este año celebramos la Pascua no con el sonido alegre de las campanas, sino con el ruido en nuestros oídos de bombas y explosiones no lejanas de aquí"

Está siendo una Semana Santa agotadora para el Papa Francisco. La gonalgia, de la que no se ha recuperado, le ha impedido, como ha hecho desde hace nueve años, postrarse en el suelo en actitud de oración y adoración ante la Cruz y el Santísimo, expuesto en Viernes Santo, el único día en que no se consagra la Sagrada Forma, en recuerdo de la muerte de Jesús.

De pie, en el centro de la basílica, Bergoglio reflexionó en completo silencio tras una breve procesión en la que, bamboleándose notablemente, recorrió el pasillo central de la impresionante basílica de San Pedro. Posteriormente, siguió -como es costumbre- la Liturgia de la Palabra, con la lectura en latín de la Pasión de Cristo, tras la que se escuchó la homilía del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.

Procesión papal en Viernes Santo
Procesión papal en Viernes Santo

"¿Qué es la verdad?"

En su reflexión, el capuchino incidió en el diálogo entre Pilato y Jesús, y la pregunta del procurador romano: "¿Qué es la verdad?". "¡Qué actual es esta página del Evangelio!", señaló Cantalamessa, quien lamentó que en el mundo de hoy" todo sucede como si nunca hubiera existido en el mundo un hombre llamado Jesucristo". 

"¿Cuál es el resultado de todo esto?", se preguntó. Que "la palabra «Dios» se convierte en un recipiente vacío que cada uno puede llenar a su antojo". Frente a ello, la verdad en otra expresión: "El Verbo se hizo carne". "¡La Verdad se hizo carne! De ahí el arduo esfuerzo por dejar a Jesús fuera del discurso sobre Dios: ¡Él quita al orgullo humano cualquier pretexto para decidir, él, lo que Dios es!", insistió, en una alocución en la que citó a Tolkien o Kierkegaard.

Francisco ora, en pie, en San Pedro
Francisco ora, en pie, en San Pedro

"Hoy se va más allá del escepticismo de Pilato", recalcó el cardenal predicador. "Hay quien piensa que ni siquiera se debe uno plantear la pregunta «¿Qué es la verdad?», ¡porque la verdad, simplemente, no existe!", y "ya no hay espacio para las grandes narraciones sobre el mundo y la realidad, incluidos aquellos sobre Dios y sobre Cristo".

Un mundo absurdo y desesperanzador sin fe

"Se dice: ¡hay demasiada injusticia, demasiado sufrimiento en el mundo como para creer en Dios! Es cierto, pero pensemos en cuánto más absurdo y desesperanzador se vuelve el mal que nos rodea, sin fe en un triunfo final del bien", apuntó Cantalamessa, quien afirmó que "la resurrección de Jesús de entre los muertos es la promesa y la garantía cierta de que este triunfo tendrá lugar, porque ya ha comenzado con Él".

"¿Qué es la verdad? Es demasiado importante. Se trata de saber si hemos vivido para algo, o en vano", añadió, ofreciendo una segunda reflexión en torno al encuentro entre Jesús y Pilato, "dirigida esta vez a nosotros los creyentes y hombres de Iglesia, no a los de fuera: «¡Tu gente y tus sacerdotes me han entregado!»".

Reflexión de Raniero Cantalamessa
Reflexión de Raniero Cantalamessa

"¡Los hombre de tu Iglesia, tus sacerdotes te han abandonado; han descalificado tu nombre con crímenes horrendos! ¿Y deberíamos seguir creyendo en ti todavía?", se preguntó. Regresando a Tolkien, Cantalamessa hizo suyas las palabras que el autor de El Señor de los Anillos escribió a su hijo: "Nuestro amor se podrá enfriar y nuestra voluntad rasguñar por el espectáculo de las deficiencias, la locura y los pecados de la Iglesia y sus ministros, pero no creo que quien ha creído de verdad una vez abandone la fe por estas razones, y menos aún quien tiene algún conocimiento de la historia (...) Creo que soy tan sensible a los escándalos como lo eres tú y cualquier otro cristiano. He sufrido mucho en mi vida a causa de sacerdotes ignorantes, cansados, débiles y, a veces, incluso malos".

"¿Llorar, entonces? Sí —recomendaba Tolkien al hijo—, pero por Jesús —por lo que debe soportar— antes que por nosotros. Lloramos – agregamos hoy– con las víctimas y por las víctimas de nuestros pecados", cerró Cantalamessa, quien concluyó con un apunte para Ucrania, al recordar que "este año celebramos la Pascua no con el sonido alegre de las campanas, sino con el ruido en nuestros oídos de bombas y explosiones no lejanas de aquí", y haciendo un paralelismo con otras palabras bíblicas: "Si no cambiáis vuestras lanzas en guadañas, vuestras espadas en arados (Is 2,4) y vuestros misiles en fábricas y casas, ¡todos pereceréis de la misma manera!".

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