Bergoglio reclama "un acuerdo bilateral entre Mongolia y la Santa Sede" en su primer discurso en Ulan Bator El primer deseo de un Papa en la tierra de Gengis Khan: "Pasen las nubes oscuras de la guerra"

Francisco, con el presidente de Mongolia
Francisco, con el presidente de Mongolia captura de pantalla

Mongolia no es sólo una nación democrática que lleva adelante una política exterior pacífica, sino que se propone realizar un papel importante para la paz mundial. Además —otro elemento propicio que se puede señalar—, la pena capital ha desaparecido de vuestro ordenamiento judicial.

Quiera el cielo que, sobre la tierra, devastada por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes internacionales, las condiciones de aquello que en un tiempo fue la pax mongola, es decir, la ausencia de conflictos.

Las religiones, por el contrario, cuando se inspiran en su patrimonio espiritual original y no son corrompidas por desviaciones sectarias, son a todos los efectos soportes fiables para la construcción de sociedades sanas y prósperas, en las que los creyentes no escatiman esfuerzos con el fin de que la convivencia civil y los proyectos políticos estén siempre al servicio del bien común, representando también como un freno a la peligrosa carcoma de la corrupción

Para ustedes fue casi natural llegar a la libertad de pensamiento y de religión, sancionada en vuestra actual Constitución; que ha superado la ideología sin derramamiento de sangre, la ideología atea que se creía obligada a extirpar el sentimiento religioso, considerándolo un freno al desarrollo

Deseo que, gracias a una legislación con amplitud de miras y atenta a las exigencias concretas, los católicos locales, ayudados por hombres y mujeres consagrados necesariamente provenientes en su mayoría de otros países, no tengan dificultad para poder ofrecer siempre a Mongolia su contribución humana y espiritual, en beneficio de este pueblo

La 'ger' es la típica tienda de campaña circular de Mongolia. Un pueblo nómada, que durante siglos ha visto cómo desmontar y volver a montar estas edificaciones que, aún hoy, son mayoritarias en la estepa. Muchas iglesias hoy son 'gers', y así lo quiso recordar el Papa Francisco en su primer discurso en el país, ante las máximas autoridades, y tras rendir homenaje a la impresionante estatua de Gengis Khan, en el que no olvidó reclamar "un acuerdo bilateral entre Mongolia y la Santa Sede" que permita una auténtica libertad religiosa en el país.

"Me siento honrado de estar aquí, feliz por haber viajado hasta esta tierra fascinante y vasta, hasta este pueblo que conoce bien el significado y el valor del camino", comenzó Francisco haciendo referencia a las "hermosísimas casas itinerantes" y a las ansias de enriquecerse, "de puntillas y con el corazón alegre", con la milenaria historia de este pueblo.

Como todo huésped que se precie, Francisco llegó con un regalo, en forma de reproducción de la respuesta a la carta que, hace 777 años, entregó fray Juan de Pino Carpini, enviado papal, al tercer emperador mogol de parte del Papa Inocencio IV. El original "se conserva en la Biblioteca Vaticana y hoy tengo el honor de entregarles una copia auténtica, realizada con las técnicas más avanzadas para garantizar la mejor calidad posible. Que este pueda ser este un signo de amistad antigua que crece y se renueva".

Vovliendo a la ger, el Papa se refirió a la necesidad de contemplar "el amplio horizonte que nos rodea, superando las visiones estrechas y abriéndonos a una mentalidad amplia", en un pueblo de inmensas estepas y desiertos como el Gobi, de grandes cadenas montañosas y menadros de agua, "un reflejo de la grandeza y la belleza de todo el planeta, que está llamado a ser un jardín acogedor".

Delicados equilibrios del ecosistema

"Vuestra sabiduría, sedimentada en generaciones de ganaderos y agricultores prudentes, siempre atentos a no romper los delicados equilibrios del ecosistema, tiene mucho que enseñar a quien hoy no quiere cerrarse en la búsqueda de un miope interés particular, sino que desea entregar a la posteridad una tierra todavía acogedora y fecunda", resaltó el Pontífice en plena apertura del Tiempo de la Creación, frente a "los efectos de la devastación humana con una cultura del cuidado y de la previsión, que se refleja en políticas de ecología responsable".

Las ger, también, representan la convivencia "entre la tradición y la modernidad", de un pueblo que "ha sabido custodiar las propias raíces, abriéndose, especialmente en los últimos decenios, a los grandes desafíos globales del desarrollo y de la democracia". Y es que, reconoció el Papa, "hoy Mongolia, con su amplia red de relaciones diplomáticas, su activa adhesión a las Naciones Unidas, su compromiso por los derechos humanos y por la paz, desempeña un papel significativo en el corazón del gran continente asiático y en el escenario internacional". Su doble frontera, entre Rusia y China, lo demuestra.

Encuentro privado del Papa y el presidente de Mongolia

Un país sin armas nucleares

"Quisiera mencionar también vuestra determinación a detener la proliferación nuclear y a presentarse al mundo como un país sin armas nucleares. Mongolia no es sólo una nación democrática que lleva adelante una política exterior pacífica, sino que se propone realizar un papel importante para la paz mundial. Además —otro elemento propicio que se puede señalar—, la pena capital ha desaparecido de vuestro ordenamiento judicial", agradeció el Papa, quien recordó que este año se celebra el 860 aniversario del nacimiento de Gengis Kan.

Junto al gran icono de la nación, el Papa deseó el mismo sueño que el líder mogol. "Quiera el cielo que, sobre la tierra, devastada por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes internacionales, las condiciones de aquello que en un tiempo fue lapax mongola, es decir, la ausencia de conflictos". Porque, como dice el proverbio local, "las nubes pasan, el cielo permanece". "Que así pasen las nubes oscuras de la guerra, que se disipen por la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan sobre la base del encuentro y del diálogo, y que a todos se les garanticen los derechos fundamentales", clamó Francisdco. "Aquí, en vuestro país, rico de historia y de cielo, imploremos este don de lo alto y pongámonos manos a la obra para construir juntos un futuro de paz".

Encuentro entre el Papa y el presidente de Mongolia
Encuentro entre el Papa y el presidente de Mongolia captura de pantalla

Mongolia y la libertad religiosa

Mirando a la parte más alta de la ger, la que deja entrar la luz y evoca el cielo, Bergoglio pidió "saber dirigir nuestra mirada hacia lo alto", con "una actitud de dócil apertura a las enseñanzas religiosas". "Es hermoso que Mongolia sea un símbolo de libertad religiosa", incidió el Papa, quien advirtió del "peligro que representa el espíritu consumista de hoy en día, que además de crear muchas injusticias, lleva a un individualismo que olvida a los demás y a las buenas tradiciones recibidas".

Frente a ello, añadió Francisco, "las religiones, cuando se inspiran en su patrimonio espiritual original y no son corrompidas por desviaciones sectarias, son a todos los efectos soportes fiables para la construcción de sociedades sanas y prósperas", y se ponen en función del servicio "al bien común" y como "un freno a la peligrosa carcoma de la corrupción". 

Primeras palabras del Papa en Mongolia
Primeras palabras del Papa en Mongolia captura de pantalla

"Para ustedes fue casi natural llegar a la libertad de pensamiento y de religión, sancionada en vuestra actual Constitución; que ha superado la ideología sin derramamiento de sangre, la ideología atea que se creía obligada a extirpar el sentimiento religioso, considerándolo un freno al desarrollo", prosiguió el Papa, quien pidió dar un paso más, comprometiendo el deseo de la Iglesia del país de "compartir la propia obra con el pueblo mongol, que es su pueblo, en espíritu de servicio responsable y fraterno".

"Estoy contento de que la comunidad católica, aun siendo pequeña y discreta, participe con entusiasmo y compromiso en el camino de crecimiento del país, difundiendo la cultura de la solidaridad, del respeto por todos y del diálogo interreligioso, y entregándose a la causa de la justicia, la paz y la armonía social", recalcó el Papa, quien deseó que "gracias a una legislación con amplitud de miras y atenta a las exigencias concretas, los católicos locales, ayudados por hombres y mujeres consagrados necesariamente provenientes en su mayoría de otros países, no tengan dificultad para poder ofrecer siempre a Mongolia su contribución humana y espiritual, en beneficio de este pueblo".

Primer discurso del Papa Francisco en Mongolia
Primer discurso del Papa Francisco en Mongolia captura de pantalla

Acuerdo bilateral

"A este respecto, las tratativas en curso para estipular un acuerdo bilateral entre Mongolia y la Santa Sede representan un canal importante para alcanzar las condiciones básicas para el desarrollo de las actividades ordinarias en las que está comprometida la Iglesia católica", propuso Francisco, logrando el asentimiento general.

Así arrancó un viaje cuyo lema es 'Esperar juntos' que, como incidió el Papa, "expresa la potencialidad inherente al caminar con los demás, en el respeto recíproco y en la sinergia por el bien común". "La Iglesia católica, institución antigua y difundida en casi todos los países, es testigo de una tradición espiritual noble y fecunda, que ha contribuido al desarrollo de naciones enteras en muchos campos de la vida del hombre, desde la ciencia a la literatura, desde el arte a la política. Estoy seguro que también los católicos mongoles están y estarán dispuestos a dar su propia contribución a una sociedad próspera y segura, en diálogo y colaboración con todos los que habitan en esta tierra grande besada por el cielo", culminó antes de despedirse con un "Bayarlalaa!" (¡Gracias!).

Homenaje a la estatua de Gengis Khan

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