Son los clamores de millones de hermanos y hermanas que caminan bajo el peso de una soledad que cada día hiere. Que cada día mata .
❤️Hermanos, sedientos de escucha y Justicia..!
Abrasados por nuestra brutal indiferencia de cada día
Quemados por nuestro salvaje egoísmo.
¿Qué esperas, alma mía,? sino descansar en los prados tranquilos de la escucha y la acogida
Muchedumbres vagan en la soledad sonora del desierto de nuestra indiferencia.
Esperanzas rotas. Cánticos apagados... Son los clamores de millones de hermanos y hermanas que caminan bajo el peso de una soledad que cada día hiere. Que cada día mata.
Jóvenes que no encuentran respuesta a su soledad y solo saben mal sufrir con su inquietud.
Adultos que pagan a prostitutas para ser escuchados.
Ancianos que padecen el calvario de morir cada día por la ausencia de ser oídos.
¡Necesitamos,! Con la urgencia de una vida ¡Qué se nos escapa entre los dedos!
¡Testigos de la escucha! Almas que ofrezcan la sonrisa sin medida. Que desgasten su tiempo en el otro. Que partan el pan y derramen el agua y la miel de la fraternidad humana.
Sin juzgar. Mirando al otro Cómo nos miramos a nosotros mismos.
Porque allí —solo allí— Se revela la verdad del otro. La palabra sagrada.
Quien no es testigo de la escucha... Aún no se conoce. Ni conoce a Jesús de Nazaret. Y nada bueno puede hacer por el Reino.