Oh María, Madre nuestra, no te presentamos con las manos juntas de una imagen de yeso que aleje los corazones. 💙 Cuando María se sienta en tu banco: La mujer que entiende tu nudo en la garganta!

Hoy te miramos como lo que eres:
una mujer de carne y hueso
que respiró, sudó y sintió el nudo del miedo en la garganta!
que respiró, sudó y sintió el nudo del miedo en la garganta!
| ALFONSO OLAZ OFS
Cuando María se sienta en tu banco: La mujer que entiende tu nudo en la garganta
Oh María, Madre nuestra,
no te presentamos con las manos juntas
Oh María, Madre nuestra,
no te presentamos con las manos juntas
de una imagen de yeso que aleje los corazones.
Hoy te miramos como lo que eres:una mujer de carne y hueso
Hoy te miramos como lo que eres:una mujer de carne y hueso
que respiró, sudó y sintió el nudo del miedo en la garganta.
Tú no eras una idea distante. Eras una de nosotras.
Fuiste la adolescente a la que un mensaje divino
Tú no eras una idea distante. Eras una de nosotras.
Fuiste la adolescente a la que un mensaje divino
le volteó la vida,
y dijiste“SÍ” con el corazón en la boca,
sabiendo que ese“sí” te señalaría,
y dijiste“SÍ” con el corazón en la boca,
sabiendo que ese“sí” te señalaría,
te pondría en riesgo, te llamaría loca.
Cargaste con el estigma y la mirada de desprecio.
Fuiste la migrante forzada,
la que empacó sus pocas cosas
Cargaste con el estigma y la mirada de desprecio.
Fuiste la migrante forzada,
la que empacó sus pocas cosas
y huyó a tierra extraña para salvar a tu Hijo.
Sentiste el polvo de Egipto en la cara,
Sentiste el polvo de Egipto en la cara,
el miedo a lo desconocido y la nostalgia de tu tierra.
Fuiste madre soltera en un mundo
Fuiste madre soltera en un mundo
donde eso era una vergüenza,
la que crió a su hijo con el sudor de tu frente,
mientras el rumor del pueblo cuchicheaba a tus espaldas.
Fuiste la madre que años después vio a tu hijo único
ser arrastrado por la maquinaria del poder,
injustamente condenado.
Lo miraste a los ojos mientras,
la que crió a su hijo con el sudor de tu frente,
mientras el rumor del pueblo cuchicheaba a tus espaldas.
Fuiste la madre que años después vio a tu hijo único
ser arrastrado por la maquinaria del poder,
injustamente condenado.
Lo miraste a los ojos mientras,
Él moría en una ejecución pública,
impotente,con el corazón hecho mil pedazos.
Tú,que enterraste a tu hijo.
¿Cómo no ibas a entender nuestro dolor?
No eres una reina distante en un trono.
Eres la que ha estado en la trinchera de la vida.
· Si hay una mujer rota por una pérdida,
impotente,con el corazón hecho mil pedazos.
Tú,que enterraste a tu hijo.
¿Cómo no ibas a entender nuestro dolor?
No eres una reina distante en un trono.
Eres la que ha estado en la trinchera de la vida.
· Si hay una mujer rota por una pérdida,
tú estás a su lado. Tú también lo perdiste todo.
· Si hay un hombre que no puede mantener a su familia,
tú lo entiendes. Tú también fuiste pobre.
· Si hay un joven con un sueño que todos tachan de imposible,
tú crees en él. A ti también te creyeron loca.
· Si alguien se siente extranjero en su propia vida,
tú caminas a su lado. Tú también lo fuiste.
Tu fuerza no nació de la ausencia de miedo, sino de un “HÁGASE”
Tu fuerza no nació de la ausencia de miedo, sino de un “HÁGASE”
pronunciado en la tormenta.
No eres un refugio para esconderse de los problemas,
No eres un refugio para esconderse de los problemas,
eres un ejemplo de coraje para atravesarlos.
No te pedimos que recemos a una virgen lejana.
Tú nos invitas a mirar a una hermana mayor en la supervivencia.
Tu historia no es un cuento de hadas;
No te pedimos que recemos a una virgen lejana.
Tú nos invitas a mirar a una hermana mayor en la supervivencia.
Tu historia no es un cuento de hadas;
es un manual de resiliencia escrito con lágrimas y valor.
Por eso, si hemos perdido la fe, no miramos al cielo vacío.
Miramos a nuestro alrededor.
La próxima vez que veamos a una madre agotada,
Por eso, si hemos perdido la fe, no miramos al cielo vacío.
Miramos a nuestro alrededor.
La próxima vez que veamos a una madre agotada,
meciendo a su hijo en la noche,
a un migrante buscando una oportunidad,
a una familia luchando por mantenerse unida…
ahí estás tú.
En la dignidad de los que siguen adelante a pesar de todo.
No te gritamos al cielo.
Te susurramos en nuestra lucha.
Porque una madre que ha vivido lo que tú has vivido,
a un migrante buscando una oportunidad,
a una familia luchando por mantenerse unida…
ahí estás tú.
En la dignidad de los que siguen adelante a pesar de todo.
No te gritamos al cielo.
Te susurramos en nuestra lucha.
Porque una madre que ha vivido lo que tú has vivido,
nunca deja de escuchar el latido de sus hijos.
Y en el crepúsculo dorado del parque,
Y en el crepúsculo dorado del parque,
junto al banco del Alba, te nos revelas una vez más.
No como una idea, sino en la voz clara como agua de manantial
No como una idea, sino en la voz clara como agua de manantial
que le dice a la hermana Ana: "¿Puedo sentarme?".
Allí, con tus manos marcadas por el trabajo,
tomas nuestras manos temblorosas
y nos recuerdas que valemos más que los gorriones que el Padre sustenta.
Nos secas las lágrimas
y nos explicas el dolor como el invierno necesario,
anunciando la resurrección que siempre llega.
Nos señalas el árbol que parecía muerto
Nos señalas el árbol que parecía muerto
y brota en verde,
recordándonos que la savia de vida late también en nosotros.
Y en un abrazo de madre, nos susurras:
"Levántate, hermana. Camina. Yo caminaré contigo".
Que como Ana, nosotros también,
Que como Ana, nosotros también,
entre lágrimas que limpian el alma,
sintamos por tu intercesión-
que nos unimos al canto silencioso de la creación,
testimonio de que la esperanza vence a la oscuridad.
Del evangelio a la vida
De la vida al evangelio