Señor, Tú me pides desde tu corazón humilde, a ser humilde como el hermano Francisco

Desde tu Humildad a ser paciente para no desear nada
Y alcanzar todo.

Y despojado de todo
Que duele como la piel que se quita
Para luego doler menos,
Porque tú la vuelves a poner

Y confiando en esto, ya todo poderlo alcanzar.
Con el rostro alegre que es tuyo y con tu alegría que es divina.
Porque ya me lo has concedido.

Para alcanzar todo, ser corazón
Para ser corazón tuyo, por haberlo creído tuyo, para ya ser tuyo todo
Y ser Tú, corazón alegre

Para siendo corazón tuyo
Ser silencio y habitar por siempre en él
Para hacerme Tú en tu presencia.
Siendo permanencia alegre y jubilosa

Presencia que no habla y todo lo abarca y lo manifiesta sin la palabra
Origen de tu amor

Que no se necesita para hablar
Porque eres tú, Espíritu Santo
Y has ordenado a la palabra

Ser antes tu aliento.. Para que en tu horno amoroso de amor
fundas todas las justas palabras
que necesitaré para ser Humilde
Y esas palabras serán tuyas y las harás mías para ser para todos.

Para ser palabra tuya, después
Cuando así me lo pidieran

Con el resplandor del silencio, palabra divina que todo lo dice y es bello y verdadero, y así es.

En la hermosura de la obediencia
Que se hace auténtica vida
porque tú ya la hiciste con tu Padre
Y ahora me lo pides, a ser Obediencia

Para ser Vida desde la Humildad.
Y si todo esto cumpliera