Gelassenheit

Gelassenheit. Esta es la palabra. Con ella queremos decir “desasimiento”, “dejamiento”, “abandono de sí mismo”. Es la expresión clave para entender el pensamiento del dominico alemán del siglo XIV Meister Eckhart, inspirador de la corriente mística renana, desarrollada por los dominicos a orillas del Rhin.

Solo podemos descubrir a Dios desde el “vaciamiento” de nosotros mismos, desde la “nada” total. Dios lo inunda todo, lo penetra todo, inunda el universo con su presencia; su ser insondable penetra la totalidad de las cosas. Pero las cosas no son Dios; ellas son solo el destello de su presencia, la proyección del ser divino. Dios se hace presente a través de las imágenes; pero las imágenes no son Dios; Dios resplandece y proyecta su fulgor desde las cosas creadas, convertidas en ikonos de su presencia insondable.

Pero Dios no se deja manipular, porque no es objeto de laboratorio. A Dios no lo podemos domesticar como si fuera una cosa. Dios, en sí mismo, es inasequible, inabarcable. A Dios lo encontramos y lo descubrimos en la profundidad de nuestro ser. Para ello tenemos que vaciarnos, dejarle hueco. No podemos bloquear su presencia con nuestro “ego”. Nosotros somos “nada” y Dios es la totalidad del “ser”. Solo sentimos su presencia desde nuestro anonadamiento. Nada nuestro puede obstaculizar la presencia del “Ser total” que es Dios.

No podemos jugar con Dios. Ni podemos esquivar su presencia, escaparnos. El lo penetra todo. El es el “Ser” por excelencia.  discípulo de frayAlberto Magno y fray Tomás de Aquino en Colonia y Estrasburgo. Difundió sus enseñanzas como profesor de teología en Colonia y en Paris.

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