Otra vez sobre las mujeres

Acabo de publicar en PPC un libro sobre las mujeres: Las mujeres del Evangelio. Aproximación bíblica, (Madrid 2022). No es un libro de investigación, con muchas citas y amplia bibliografía. Tampoco es un libro piadoso, para alimentar la devoción personal. Ni un libro polémico, para defender con desenfado los derechos de la mujer. Ni un escrito de denuncia, para condenar una vez más el maltrato a las mujeres. Nada de eso. Este libro pasa revista a todas las mujeres que, de un modo u otro, son nombradas  en los escritos evangélicos relacionadas con Jesús. Registro y señalo a las mujeres que revisten una presencia histórica, real, junto a Jesús; pero también a las que sólo están en la mente del Maestro y sólo aparecen en las parábolas. Estas también forman parte del elenco del personal femenino al que me refiero en mi libro.

En mi recuento sólo desfilan las que tienen soporte bíblico y son nombradas en los evangelios. Porque hay mujeres, como santa Ana, la reconocida como madre de la virgen María, o la Verónica, muy celebrada por la devoción popular, que no son nombradas en los escritos evangélicos y, por eso, no se recogen en mi libro. En mi recuento aparecen las mujeres buenas y piadosas y, junto a ellas, las mujeres de mala fama, como la Magdalena o la mujer sorprendida en adulterio. Menciono incluso a mujeres que pasan por el evangelio sin pena ni gloria, como de puntillas;  por ejemplo, la suegra de Pedro, o la mujer de Pilatos, o las criadas que delatan a Pedro y lo reconocen como amigo de Jesús.

A cada una de estas mujeres les reservo una breve presentación al principio; luego añado los textos evangélicos donde se las nombra; finalmente ofrezco los comentarios pertinentes. No son comentarios superficiales, ni siquiera piadosos o sentimentales; me he fijado en los pasajes más complejos, en los que presentan mayor dificultad para entenderlos. Para interpretarlos me he servido de los comentaristas más serios y prestigiosos. Mi comentario es serio, documentado y, a veces, crítico. Espero que ayuden al lector o lectora a comprender e interpretar adecuadamente los textos; y, a la postre, a forjarse una idea razonable del perfil de esas mujeres.

Desde este escrito sólo pretendo anunciar el libro y describir someramente su contenido. No es publicidad ni proselitismo. 

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