15M. Utopía, acércate!

Hoy, nuevamente, la esperanza brilla en Sol. De siete regiones españolas, como de siete ríos del Eden, han llegado las ilusiones juveniles. Cantan a la amistad, a la belleza. Buscan a tientas la libertad, la justicia y el humano desarrollo. Furiosamente protestan por la deshonestidad y la corrupción. Todavía no han descubierto los caminos para que todos vivamos dignamente, pero los buscan. De los sesudos intelectuales, politólogos, sociólogos y economistas esperan una respuesta. Que los políticos se mojen. Que los mandatarios sean honestos e imaginativos. Que los banqueros dejen de pensar sólo en dividendos y en amasar capitales. Saben de la hambruna del Cuerno de África. Conocen la extrema necesidad de un tercio de nuestros semejantes. Les repugnan las guerras asiáticas, todas las guerras, en particular las estratégicas. Les duele el desperdicio de su propia juventud “lunes al sol”. No se resignan. “15M, Spanishrevolution”.

Es lo que sabiamente podría esperarse de nuestros jóvenes. A ellos se unen – nos unimos - los que en espíritu conservan la ilusión juvenil. Albricias. Nuestra sociedad está despertando. No todos estamos dispuestos a someternos mansamente a “los mercados”. Tampoco a los designios imperialistas de superpotencias, a guerras sangrientas, a intereses meramente partidarios, a discriminaciones de cualquier tipo, a imposiciones y dogmatismos. Gracias muchachos. Gracias colegas.

Hay quien se pasa media vida aceptando y defendiendo la escrito, lo establecido. Obedeciendo a los mayores, a los doctos, a las autoridades de todo tipo, a la historia sesgadamente interpretada, al dogma acomodado. Luego, el estudio y la propia reflexión vienen a ampliarle horizontes, ideas, nuevas convicciones. En lo que a mí toca, indagué en conocidos personajes históricos, aquellos que, en pos de la utopía, dejaron huella indeleble en la senda del bien. Confucio, Buda, Sócrates, Jesús, Gandhi y otros “soles” que expandieron luz y calor a la humanidad desde la razón, resistiendo al orden constituido, sin derramamiento de sangre ajena.

De todos ellos, Jesús de Nazaret es el personaje histórico que más he podido y debido estudiar. Es por ello que me centraré en él para resaltar algunas de sus enseñanzas y actitudes. No dudo de que constituyen la base y enseña de las aspiraciones del movimiento 15M. Las pautas emanadas de este personaje son bien distintas de cuanto habitualmente se nos hace creer. Jesús vivió hace un par de milenios. Fue un heterodoxo, un tipo rebelde, un guerrero sin fusil, un pacífico revolucionario, un maestro otópico, un místico. Tierno como el que más, fue, sobre todo, un hermano y benefactor entre sus compatriotas, un entusiasta de la igualdad y de la libertad. He aquí algunas pinceladas.

Incumpló el sábado e invitó a incumplirlo en aras de bien superior,
Supeditó la Ley de Moisés – la ley de su pueblo - a las necesidades humanas,
Contra la voluntad de su madre y de sus hermanos, abandonó su casa y su tranquila profesión para vivir trashumante y pobre a fin de proclamar sus consignas religiosas y políticas,
Condenó la acumulación de riqueza y el abuso de poder,
Se rodeaba de pecadores públicos con los que compartía mesa,
Se relacionaba con los impuros y los marginados religiosa y socialmente,
Trataba con igual consideración a hombres, mujeres y niños,
Se opuso a que adúlteras y prostitutas fueran condenadas o humilladas,
Trataba a los samaritanos (de otra raza, religión y nación) como si fueran judíos,
Destruyó los puestos de venta del templo al que tildó de cueva de ladrones,
Abogó y pronosticó una religión sin templos: adoraréis a Dios en espíritu y en verdad,
Fue laico, no sacerdote, y rechazó los sacerdotes de entonces,
Fué acusado de traición y blasfemia por los sacerdotes quienes, al no poder condenarlo a muerte, forzaron al poder romano para que lo ajusticiara, lo que hizo a regañadientes.

Es inútil esperar pasivamente los cambios sociales. Las históricas revoluciones sangrientas han mutado el orden socio-político en extensas áreas del globo. Pero también lo hicieron las pacíficas revoluciones lideradas por próceres como los enumerados. Ellos se han plantado, han resistido, han sufrido, han sido encarcelados. Algunos fueron asesinados o crucificados. Todos ellos resucitaron y viven entre nosotros.
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