El día después

*   Ante los problemas, “el ignorante busca culpables; el sabio, soluciones”Es axioma-recomendación del filósofo y sabio chino, fundador del  Taoismo  -600 años a. C.-,   Lao Tsé,  en tarea de una exaltación de la virtud moral, propia de su filosofía religiosa.

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Ayer se constituía –nada menos- el Parlamento de la Nación española.   AL hacerlo, se establecía y conformaba  la XIIIª legislatura a contar  de la Constitución de 1 978.  Lo mismo en el Congreso de los Diputados que en el Senado. Y así se hizo, mal que bien. 

Era -estaba llamado a ser- un día venturoso,  pero no siempre la teoría se concuerda bien con la práctica, y ayer fue –por todos los indicios a mano- uno de esos días, teóricamente soleados y atrayentes,  que, en la práctica -en la realidad de lo sucedido, se vuelven una fecha para olvidar, lo antes posible y por muchas razones. O quizás no tanto para olvidar, como para algo bien distinto: para volcar la vista sobre ello, verlo por su derecho y su revés –ambas caras lleva la cosa-, enterarse bien de lo que pasó allí,  pensarlo y repensarlo a conciencia, para decir a las claras lo que, después de todo eso, uno concluye y cree.

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-  A la vista del cariz de las cosas de ayer, veo más que oportuno arrancarme con una frase certera y feliz de L. ROJAS MARCOS, el insigne psiquiatra, ducho en recomendar  actitudes  positivas ante situaciones  asi,  cuando menos decepcionantes. “El humor –dice- es fundamental para entender la vida”. Pudiera recabar exégesis, pero dejémosla tal cual. Creo yo que, en este caso, no precisa  exégesis por esa  regla de que las cosas claras no necesitan de interpretación.

Provistos, pues, de una buena dosis de humor,  avancemos

-  Otra idea de anteponer sería esta vivencia personal progresivamente  asentada en mí. Y es que cada vez me veo  más indefenso y menesteroso ante la verdad. Y no es que hoy sea más difícil que ayer el encuentro con la verdad,  sino que a la verdad le han salido y le sIguen saliendo tantos competidores y tan bien pertrechados a favor de la mentira o la farsa que muchos incluso se preguntan ya si tiene futuro la verdad.

Yo creo en la verdad, y amo la verdad, y me parecen nefastos –cultural y socialmente- los frecuentes -y más que frecuentes- devaneos con la post-verdad,  que es como poner a las mentiras vitola de verdad, y eso,   a parte de ser falso, es antesala de una Babel rediviva y superada. El reino de la post-verdad –fluencia indiscutible de la post-modernidad- va más allá incluso de lo que el conocido proverbio de A. Machado  censuraba cuando habla de “tu verdad” en oposición a “la verdad”. Lo de ahora es diferente de un esfuerzo al servicio de la busca de la verdad; lo de ahora es auténtica suplantación de la verdad por las mentiras.      ¿Alguien duda de que las “fake news” se han vuelto ya bastante más que sucedáneos de la verdad?

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Y ya, con estos dos entrantes, demos cara a lo del Congreso de los Diputados y a esa constitución de la XIIIª legislatura,  nada menos que en el Parlamento de la Nación.

Como todos o casi todos hemos seguido, por televisión y radio, o ambas cosas, su desarrollo desde comienzo a fin, dejemos de lado las imágenes e incluso  las palabras, los gestos, los apartes, etc. –todo muy indiciario y base por tanrto de presunciones probatorias en su medida-, para irnos a pensar en lo que se ha visto y a decir en alta voz lo que uno saca de todo ello. Sin acritud, naturalmente, pero también sin complejos; esos complejos tontos de que a uno le llamen “facha” o “carca”,  que –por ser manías de resabiados- afectan poco y duelen menos.

El eco de ayer - el día después.

* La competición de las palabras.

Se sabe que “las palabras vuelan y a  veces,   de tanto  volar, claudican,  pero quizá sean ellas las que, ante algo como lo de ayer, se hagan el mejor vehículo de calificación. Y realmente, hoy, las palabras compiten –y de qué manera!- al pretender expresar la verdad auténtica de lo sucedido ayer.  

 ¿Palabras usadas hoy para  significar -por  sus varios costados- lo de ayer? Muchas,   aunque solo cito algunas, como circo; esperpento; sainete; bochorno; carajal; soflama; escarnio; burla y rechifla; a partes iguales, sensaciones de vergüenza y asco…. 

A Elena, mi leal y más que competente enfermera, le pedía esta mañana una palabra para expresar lo de ayer. Me da una sola, pero llena y en sustantivo y en adjetivo: provocación y provocador. Un acierto sin duda. Porque, en realidad, si provocar  –además de incitar hasta ofender- representa algo capaz de producir nauseas y vómitos, la exactitud expresiva del sustantivo me parece innegable.

**  La competición de las ideas.

-  Se trataba tan sólo de “acatar” la Constitución.   Como “acatar” –en el Diccionario de la Lengua- significa escuetamente y en la primera de sus acepciones “aceptar algo, una ley, una orden, una autoridad,  con voluntad de someterse a ella”,  hay que decir que  todos los circunloquios de ayer –dichos en alto y escuchados por todos los que no llevan tapones en la oreja estos días- llevan directamente a una sola idea: la de perversión calculada del sentido de la palabra, y con ello proseguir haciendo paripé, farsa y, en el fondo, mentir. Casi se palpaba  el sucio halo de la mentira flotando sobre el hemiciclo. Eran formas de acatamiento que negaban la Constitución-

- La idea del “tutti contenti” y en armonías. En medio del desbarajuste, se notaban satisfacciones ímtimas al lado de enervamientos indisimulados.    

- La idea –elemental en una democracia- de que esto lo hemos querido nosotros, el llamado “pueblo” español  del que son  -¿o no lo son?- representantes todos los de ayer. 

Algunos avispados, para explicarlo, dicen que esto, lo aue subyace a lo de ayer, no es “pueblo”, sino “masa”; e incluso añaden que ya no es cuestión de la sonada “rebelión de las masas” de Ortega  -ojalá lo fuera-, sino de algo peor; lo que marca o dice ese remedo que, a la obra de Ortega, hace años le hizo el prof.   Sánchez Cámara con su libro de apostilla a lo de Ortega, que se titula La degradación de las masas”. Es posible que –para pensarlo- sólo pensarlo por ahora- esté bien remarcar el contraste en el que abunda  el atisbo del profesor.

-Otra idea: la del “decalage” –o desajuste-  de lo llamado en términos coloquiales lo “políticamente correcto. No puedo echar de mi lado la impresión de que “lo políticamente correcto” es  un “constructo” al servicio interesado de una clase política barriobajera; y –dicho en solfa del humor de Rojas Marcos -  el arma que se van procurando “las pulgas” para “comerse a los leones”.  Hace muchos años me dijeron, y me lo repiten con frecuencia,  que al socialista francés Jean Jaurés le pertenece la flamante idea de que “la democracia” –que no es un derecho sino una forma de gobernar- entroniza “el derecho de las pulgas a comerse a los leones”.   Como dicen los italianos, “si non è vero, è ben trovato”

- La idea correlativa de que ha sido un dìa nefasto para la “democracia”.   Lo que la francesa Madame Rimbaud dijera entonces , al ir subiendo las escaleras de la guillotina, sobre la libertad, eso mismo podría decirse  hoy, el día después, de la democracia. Pensemos en ello.

- Y -sobre todo- la idea, muy  punzante y negra, de que esto no ha hecho más que comenzar….  ¿Esperar lo peor?  Lo sabremos no tardando mucho.

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Amigos. Aunque peque de pesado e insistente, no veo mejor salida de glosa y comentario  para esta situación y en esta circunstancia,  que volverme, o al sensato acierto de confiarse al “instinto del caballo” como recomienda don Armando Palacio Valdés al comenzar su Testamento literario –encomienda para emergencias-límite y de imprevisibles consecuencias; o –tal vez mejor- al punto final del moralizador capítulo XXXV de La hora de todos,  del gran Quevedo, y recordar el –por desgracia- recurrente –aunque no se diga- veredicto del Sultán, cuando afirma rotundo lo de “yo elijo ser llamado bárbaro vencedor  y renuncio a ser llamado docto vencido; porque  pueblo idiota es seguridad del tirano”.

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Y en todo caso -y puesto que no se trata de cazar culpables sino de resolver problemas-, para cerrar hoy las reflexiones, valga lo ya referido, del filósofo chino Lao Tsé:  “El ignorante busca culpables y el sabio, soluciones”.

Aunque -con todo y eso, y en esta circunstancia-,  no me quedaré sin ese otro recurso para ocasiones como esta de ahora. El ¡Espabila, pueblo!, para que,   después de tomarte el pelo, no te tomen por lo que no eres, ni una carcasa vacía, ni un evadido de la realidad. ¿Es tiempo? Siempre lo puede ser.

SANTIAGO PANIZO ORALLO

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