Cordial saludo del Papa Francisco al Patriarca Ecuménico

«Recordar la caridad, el celo apostólico y la perseverancia de san Andrés es fuente de ánimo en estos tiempos difíciles y críticos» (Francisco a Bartolomé I).

«Los conflictos y la violencia nunca cesarán hasta que todas las personas alcancen una conciencia más profunda de que tienen una responsabilidad mutua como hermanos y hermanas» (Francisco a Bartolomé I).

Un año, en definitiva, este 2020, durante el cual, ambas partes también, han sabido «ofrecer limpio y claro ejemplo de diálogo, respeto mutuo y cooperación práctica».

San Andrés apóstol - 30 de noviembre (2020)

La Oficina de Prensa de la Santa Sede informaba el mismo lunes 30 de noviembre de 2020 de la presencia en la Ciudad del Bósforo de su eminencia el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, al frente de la delegación de la Santa Sede para la fiesta del Patriarcado Ecuménico.

La visita, pues, se inscribía en el marco del tradicional intercambio de delegaciones para las respectivas fiestas de los santos patronos: el 29 de junio en Roma para la celebración de los santos Pedro y Pablo y el 30 de noviembre en Estambul para la celebración de san Andrés. Además del purpurado, componían la delegación el secretario del Dicasterio, S.E. Mons. Brian Farrell y el subsecretario, Mons. Andrea Palmieri, a quienes se sumó en Estambul el nuncio apostólico en Turquía, S.E. Mons. Paul F. Russell.

La delegación participó efectivamente en la Divina Liturgia presidida por el Patriarca Ecuménico Bartolomé I en la Iglesia patriarcal de San Jorge al Fanar. El cardenal Koch le entregó al titular del Santo Trono un mensaje autógrafo del Santo Padre, que fue leído públicamente al final de la solemne ceremonia. Comprende su contenido, además del exordio y la conclusión, tres partes bien significativas y diferenciadas que merece la pena matizar.

En el exordio, Francisco transmite con gozo su cercanía espiritual al Patriarca dando gracias a Dios por los ricos frutos de la divina Providencia que se manifiestan en la vida de san Andrés, a cuya poderosa intercesión se encomienda pidiendo al Señor que bendiga abundantemente al Patriarca, a sus hermanos en el episcopado, a los miembros del Santo Sínodo, y a todo el clero, monjes y fieles laicos reunidos para la Divina Liturgia en el Fanar.

Recordar la caridad, el celo apostólico y la perseverancia de san Andrés es fuente de ánimo en estos tiempos difíciles y críticos, afirma el Papa explicando seguidamente la razón: Dar gloria a Dios también fortalece nuestra fe y esperanza en Aquel que acogió en la vida eterna al santo mártir Andrés.

Francisco dedica la primera parte de su mensaje a la presencia del Patriarca en el encuentro internacional por la paz celebrado en Roma el 20 de octubre pasado (2020), lo cual le permite volver, sin citarla expresamente, a su encíclica Fratelli tutti : sobre todo al fragmento en el que expone los desafíos de la actual pandemia, y los efectos devastadores de la guerra.

Sin duda, todas las iniciativas adoptadas por las entidades nacionales e internacionales destinadas a promover la paz son útiles y necesarias, pero los conflictos y la violencia nunca cesarán hasta que todas las personas alcancen una conciencia más profunda de que tienen una responsabilidad mutua como hermanos y hermanas.

Acto seguido el Papa, como queriendo aplicar el contenido de la frase a las relaciones dialógicas entre Roma y Constantinopla, insiste: A la luz de esto, las iglesias cristianas, junto con otras tradiciones religiosas, tienen el deber primordial de ofrecer un ejemplo de diálogo, respeto mutuo y cooperación práctica.

Ya en la segunda parte, destaca la fraternidad de primera mano experimentada en los diversos encuentros compartidos con Bartolomé. Magnífica oportunidad de reconocer al respecto que el deseo de una mayor cercanía y comprensión entre los cristianos se manifestó en el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla antes de que la Iglesia Católica y otras Iglesias se comprometieran en el diálogo. Puede verse claramente en la carta encíclica del Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico dirigida a las Iglesias de todo el mundo hace exactamente cien años. Francisco, de hecho, incluye una cita textual, «cuyas palabras -agrega- siguen siendo válidas hoy en día»:

«Cuando las diversas Iglesias se inspiren en el amor y lo antepongan a todo lo demás en su juicio sobre los otros y en su relación con cada uno, podrán, en lugar de aumentar y ampliar las disensiones existentes, disminuirlas y reducirlas tanto como sea posible; y promoviendo un constante interés fraternal por la condición, la estabilidad y la prosperidad de las demás Iglesias, por su afán de observar lo que sucede en ellas y por obtener un conocimiento más exacto de ellas, y por su disposición a dar, siempre que se presente la ocasión, una mano de ayuda y asistencia, entonces harán y lograrán muchos bienes para la gloria y el provecho tanto de ellos mismos como de todo el cuerpo cristiano, y para el avance de la cuestión de la unión».

Delegación Del Vaticano En Estambul (C) Patriarcado Ecuménico

La tercera parte se ocupa de la situación actual entre la Santa Sede y el Patriarcado Ecuménico. Y distingue como tres momentos:

1)- «Podemos dar gracias a Dios de que las relaciones entre la Iglesia Católica y el Patriarcado Ecuménico han crecido mucho en el último siglo, incluso mientras seguimos anhelando el objetivo de la restauración de la plena comunión expresada a través de la participación en el mismo altar eucarístico».

2)- «Aunque siguen existiendo obstáculos, confío  -dice- en que caminando juntos en el amor mutuo y persiguiendo el diálogo teológico, alcanzaremos esa meta».

3)-  «Esta esperanza se basa en nuestra fe común en Jesucristo, enviado por Dios Padre para reunir a todas las personas en un solo cuerpo, y la piedra angular de la Iglesia una y santa, el templo santo de Dios, en el que todos somos piedras vivas, cada uno según su propio carisma particular o ministerio otorgado por el Espíritu Santo».

Las tres últimas líneas del mensaje, no completas, vienen a ser como su epílogo: «Con estos sentimientos, renuevo mis mejores deseos para la fiesta de san Andrés, e intercambio con Su Santidad un abrazo de paz en el Señor».

El lugar de la firma tampoco deja de tener su importancia: Roma, San Juan de Letrán, 30 de noviembre de 2020. – Francisco. Y es que la Archibasílica Papal del Santísimo Salvador del Mundo, y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista en Letrán, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán, es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a Cristo Salvador, es cierto, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por estar dedicada también a los dos santos principales que llevan este nombre.

El mensaje dejaría de tener su interés si no se dieran especiales circunstancias. Primeramente, al tratarse del 2020, año de la pandemia del COVID-19, con la cautela y las mascarillas y la prudencia necesarias en reuniones de esta índole. Un año, por otra parte, de insistencia papal y patriarcal en el cuidado de la creación, y en la denuncia persistente, por ambas partes, de guerras, conflictos y  violencia en tantos lugares del mundo. Un año, en definitiva, este 2020, durante el cual, ambas partes también, han sabido «ofrecer limpio y claro ejemplo de diálogo, respeto mutuo y cooperación práctica».

Ello es tanto más de valorar cuanto que también ambos líderes religiosos han tenido que jugársela no sólo frente a los de fuera, sino además -¡y qué penoso es esto-, contra no pocos de dentro. Bastaría recordar en Francisco las medidas adoptadas contra algunos cardenales y ex nuncios y sorda oposición dentro de la misma Iglesia Católica, de cuyos nombres mejor será no acordarse.

¿Y qué decir en cuanto a Bartolomé I y la autocefalía de Ucrania? Ni te cuento, colega: con un Patriarcado ruso subido a la cresta de la ola, dándole las espaldas cuando el Concilio Panortodoxo de Creta (junio 2016), y en los últimos tiempos incluso largando por arte de birlibirloque severas excomuniones contra el mismo Patriarcado Ecuménico y quienes se le agreguen por el camino. Gran acierto, pues, el de Francisco escribiendo a Bartolomé I esta frase impagable: Recordar la caridad, el celo apostólico y la perseverancia de san Andrés es fuente de ánimo en estos tiempos difíciles y críticos.

Bartolomé I dando la noticia de su visita a Ucrania al Primer Ministro ucraniano Denys Shmyhal

El Patriarca Ecuménico visitará oficialmente Ucrania durante el mes de agosto de 2021, en el Día de la Independencia del país. Pretende responder así a la invitación del presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky. Lo declaró el Patriarca precisamente el 30 de noviembre al Primer Ministro ucraniano Denys Shmyhal, visitando el Fanar en la fiesta de San Andrés.

¿Permitirá el patriarcado ruso, por su parte, que el papa Francisco haga otro tanto viajando a Kiev? Tiempo al tiempo. Su encuentro con el patriarca Kirill en La Habana (2016) queda ya muy lejos… ¿Es que en el Kremlin no saben mover ficha?

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