«Después de tanto todo para nada»

«Durante la conversación se pasó revista a una serie de cuestiones que son motivo de preocupación bilateral y de compromiso común por buscar respuestas humanas y espirituales concretas».

El encuentro de La Habana cumplirá el próximo 12 de febrero seis años (12.2.2016), y no parece tener pinta de que su listón lo superen, hoy por hoy, iniciativas ecuménicas de mayor altura.

Cae por su peso que lo de Ucrania exige no ya únicamente un especial tratamiento por parte de las autoridades político - militares de ambos países, sino también de sus máximos dirigentes religiosos.

Francisco e Hilarión en el Vaticano

«Fraternidad y compromiso común» fueron, según la Oficina de Prensa de la Santa Sede, los rasgos más salientes del encuentro habido entre el papa Francisco y el metropolita Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, la mañana del miércoles 22 de diciembre de 2021, en el estudio del Aula Pablo VI. La audiencia duró una hora y discurrió centrada en «buscar respuestas humanas y espirituales concretas».

«Durante la conversación –prosigue la nota de prensa– se pasó revista a una serie de cuestiones que son motivo de preocupación bilateral y de compromiso común por buscar esas respuestas humanas y espirituales concretas».

Hubo también intercambio de buenos deseos: Hilarión transmitió al Papa saludos  tanto personales como en nombre del patriarca Kirill, por su 85º cumpleaños, celebrado el 17 de diciembre de 2021. Y este, a su vez, «sentimientos de afecto y cercanía a la Iglesia rusa» y al propio Kirill, que cumplió los 75 el 20 de noviembre de 2021. Expresó asimismo el Papa su gratitud, recordando «el camino de fraternidad recorrido juntos y la conversación de La Habana en 2016».

En el intercambio de regalos, Hilarión ofreció esta vez al Papa «un icono de la Virgen «del Signo», en tanto que Francisco correspondió con un mosaico que representa a la Virgen «synkatábasis de Dios», así como volúmenes de documentos papales, el Mensaje para la Jornada de la Paz 2022 y el Documento sobre la fraternidad humana. Por cierto, el término synkatábasis significa condescendencia divina y lo emplea mucho san Juan Crisóstomo en los Cometarios al Antiguo Testamento. 

El encuentro de La Habana cumplirá el próximo 12 de febrero seis años (12.2.2016), y no parece tener pinta de que su listón lo superen, hoy por hoy, iniciativas ecuménicas de mayor altura: ni visita del Papa a Rusia, ni encuentro del Patriarca ruso con Francisco en Roma. Estos viajes de Hilarión a Roma, por otra parte, tampoco revisten especial interés, dado que suele hacerlos cada vez que Constantinopla mueve ficha por la Ciudad Eterna. Ya se sabe que el patriarcado de Moscú y Constantinopla siguen a la greña con su cisma a cuestas, tras la excomunión del Patriarcado ruso al Patriarcado Ecuménico.

Cumple sumar a lo dicho que el viaje cayó justamente en días ya de especial tensión entre Rusia y Ucrania, y ese sí que es un problema gordo que hubiera requerido al término de la audiencia un pronunciamiento claro, a base bien de comunicado, o bien de una declaración común, entre la Santa Sede y el Patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa. Si añadimos a ello las estrechísimas relaciones entre Kirill y Putin, de un lado, y la presencia de Roma en Kiev con la Iglesia greco-católica de Ucrania, de otro, entonces la visita se queda en punto menos que agua de borrajas.

Cae por su peso que lo de Ucrania exige no ya únicamente un especial tratamiento por parte de las autoridades político - militares de ambos países -de hecho, se han producido con sucesivas videoconferencias entre Joe Biden y Putin a lo largo de diciembre de 2021 y enero de 2022-, sino también de sus máximos dirigentes religiosos. La audiencia que gloso, por lo demás, nada dijo al respecto. La proximidad del Octavario 2022, bañado en luz de los Reyes Magos, y de la Estrella en Belén, lo propiciaba también, sin duda.

Biden y Putin

A uno, por eso, le viene sin querer a la memoria José Hierro: Qué más da que la nada fuera nada / si más nada será, después de todo, / después de tanto todo para nada… La audiencia que comento se queda, pues, en eso: en que Después de todo, todo ha sido nada.

Ahora bien, el verdadero ecumenismo pide más, mucho más. Y si de «buscar respuestas humanas y espirituales concretas» se trataba, esta era ocasión ideal para dar el do de pecho concretando, para dejar de poner la vista en el aeropuerto cubano de José Martí y llevarla, en cambio, a los múltiples, graves, trascendentales e inaplazables problemas de Ucrania.  

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