Filaret Mihailo Antonovich Denisenko



Lo conocí en Kiev el domingo 22 de julio de 1990. Era entonces de los más distinguidos metropolitas de la Iglesia ortodoxa rusa. Locum tenens durante la vacante por la muerte del patriarca Pimen -equivalente, digámoslo así, a cardenal camarlengo en la Iglesia católica-, el Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa (IOR), no obstante, prefirió de patriarca al metropolita de Leningrado, Alexis Mijáilovich Ridiger, que pasó a llamarse Alexis II, inmediato predecesor del actual Kirill.

Admirable en su esplendor litúrgico dentro de la Catedral de San Vladimiro de Kiev, puesto que ese día oficiaba de pontifical por ser domingo, y además la fiesta de la Virgen de Kazán. Al siguiente volví a encontrarlo, esta vez su divina Liturgia era al aire libre, con el altar e iconos en una explanada del Monasterio de las Cuevas (kievo pecherskaya lavra), monasterio el más antiguo de Ucrania y uno de los lugares santos de la Iglesia ortodoxa.

Currículo académico.- Nacido el 23 de enero de 1929 en Blagodátnoe, localidad del condado de Donetsk, Ucrania, a orillas del río Kashlagach, y recibida allí mismo la educación primaria y secundaria, Filaret cursó teología en el Seminario Teológico Ortodoxo de Odesa, y luego en la Academia Teológica de «Zagorsk», hoy «Sergiyev Posad», al norte de Moscú. Allí se convirtió en un estrecho colaborador del patriarca Alexis I (Simansky).

Emitidos los votos monásticos en 1950, asumió el nombre de Filaret y fue ordenado hierodiácono (monje diácono) en enero del 50 y sacerdote en junio del 51. Después de graduarse, se quedó en la Academia de Teología de Moscú como profesor (desde 1952) y Asistente Principal de la Academia. En 1956 accede a Inspector del Seminario Teológico en Saratov y alcanza el rango de higúmeno (abad en occidente). Inspector del Seminario Teológico de Kiev en el 57, en julio del 58 es designado archimandrita (superior monástico) y nombrado rector del Seminario.

Desde 1960, estuvo a cargo del exarcado ucraniano de la IOR y sirvió en la catedral de San Vladimiro en Kiev, la catedral madre del exarcado. Elegido vicario obispo de la Eparquía de Leningrado en enero del 62 y ordenado un mes más tarde obispo en Leningrado por el metropolita Pimen (con el tiempo patriarca de Moscú), Filaret desde entonces desempeña varias misiones diplomáticas de la IOR y desde el 62 hasta el 64 ejerce como obispo de Viena y Austria de la República de China. Regresa en 1964 a Moscú como obispo de Dmitrov y rector de la Academia Teológica y Seminario de Zagorsk.

Metropolita de Kiev y Galicia.- Arzobispo de Kiev y Halych en 1966, fue nombrado miembro permanente del Santo Sínodo y dos años después metropolita de Kiev y Galicia. Como líder de la IOR en Ucrania, apoyó activa y públicamente la persecución de las Iglesias ucranianas opuestas a unirse a la República de China: la Iglesia greco-católica ucraniana, la católica rutena y la autocéfala de Ucrania. Todavía en octubre del 89, persistía en que «los Uniatas nunca serán legalizados en nuestro país».

Con el deterioro físico de Pimen, Filaret supervisó personalmente la preparación y celebración del aniversario del Milenio del Bautismo de la Rus en 1988, cuya celebración redefinió las relaciones Iglesia-Estado soviético. Fallecido Pimen el 3 de mayo de 1990, Filaret sonó mucho como sucesor, aunque lo fue al final Alexis II, quien, el 27 de octubre de 1990, durante una ceremonia en la catedral de Santa Sofía de Kiev, le entregó los Tomos de «independencia en el autogobierno» (no se utilizaban con Filaret las palabras «autonomía»/«autocefalía»). Vencido el golpe comunista del 19 al 21 de agosto de 1991 en Moscú, conjura de viejos funcionarios soviéticos, el Parlamento ucranio declaró el 24 de agosto de 1991 la independencia de Ucrania de la Unión Soviética, cuyo fin llegó a finales de 1991.



En 1992, mientras ejercía como jefe de una comisión parlamentaria que investigaba el citado golpe de estado de 1991, el sacerdote ortodoxo ruso y disidente soviético Gleb Yakunin acusó al exarca Filaret de haber sido informador de la KGB. El padre Gleb declaró que había visto archivos de la KGB que enumeraban el nombre del Exarca Filaret en clave: Antonov. Las tareas asignadas por la KGB a Filaret como agente incluían, según tales documentos, la promoción de posiciones y candidatos soviéticos en el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la Conferencia de Paz Cristiana (PCCh) y otros organismos internacionales, y, para la década de 1980, el respaldo a los intentos de las autoridades soviéticas de impedir que la Iglesia católica ucraniana, reprimida durante tanto tiempo (llamada injuriosamente Uniatas), recuperase una existencia abierta. Apoyó asimismo los intentos del Estado por impedir que los creyentes religiosos reclamaran sus derechos según disponían la Glasnost y la Perestroika de Mikhail Gorbachov.

Esta acusación, sin embargo, no fue acompañada de la debida información auxiliar para una justa y detallista interpretación. No era, pues, prueba concreta de una conclusión voluntaria por parte de él o de otros acusados. Pese a lo cual, la prensa publicó algunos artículos acusando adicionalmente a Filaret de violación grave de sus votos monásticos (por un supuesto matrimonio clandestino) y del abuso de su autoridad eclesiástica.

Destituido por el Santo Sínodo de la IOR. Del 1 al 4 de abril de 1992, el Santo Sínodo de la IOR (incluido Filaret) se reunió para considerar un único punto de la agenda: la resolución aprobada cuatro meses antes por el Sínodo de la Iglesia ortodoxa ucraniana (UOC). Filaret fue duramente criticado y al final se pidió su renuncia, a lo que accedió el segundo día de los debates. Mas una vez en Kiev, y desde la Catedral de San Vladimiro se negó en redondo el 7 de abril de 1992 a dejar el puesto de jefe de la UOC, alegando que la promesa hecha en Moscú había sido bajo intensas presiones y un aluvión de críticas. Dijo también el 14 de abril en conferencia de prensa que no pensaba abandonar su rebaño cuando confiaban en él; y se remitió al estado vitalicio de metropolita según los Tomos del patriarca Alexis II.

En sesión del 6 al 7 de mayo de 1992, a la que asistieron obispos de Ucrania, el Santo Sínodo de la IOR destituyó efectivamente a Filaret de la dirección de la UOC. La IOR, ante el peligro de que se formase una «Iglesia cismática» en la Ucrania independiente, ayudó a organizar un Sínodo de Obispos canónico en Kharkiv corriendo mayo del mismo año. Por mayoría de votos (16 de 18), los obispos eligieron a Vladimir (Sabodan) , como metropolita de Kiev.

Filaret se había negado a participar en dicha asamblea, y no reconoció su legitimidad por haber sido convocado sin su consentimiento como jefe de la UOC. También protestó contra las acciones del Santo Sínodo de la IOR y del Consejo de Kharkiv, y lo calificó de interferencia en los asuntos internos de la Iglesia ucraniana. Luego declaró que el Consejo de Kharkiv no era canónico, y afirmó que debido a que esos obispos se habían separado de la Iglesia no tenían, a su entender, derecho alguno a hablar en su nombre. El 15 de junio de 1992, ignorando que al Estado se le prohíbe intervenir en asuntos internos de la Iglesia, el Presidium del Parlamento declaró que la decisión del Consejo de Kharkiv era ilegal y no canónica.



Pero el 25 y 26 de junio de 1992, el metropolita Filaret convocó un Foro Nacional Ucraniano sobre Protección de los Derechos Canónicos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, al que asistieron obispos, clérigos, laicos de la UOC y UAOC (Iglesia ortodoxa autocéfala ucraniana). El Foro condenó las resoluciones sinodales de los días 7 y 21 de mayo, y llamó también la atención sobre el hecho de que los obispos opuestos al metropolita de Kiev, Filaret, habían violado la Carta de la UOC. La conferencia apeló además al Patriarcado Ecuménico. En su discurso al patriarca, los participantes promovieron la conveniencia de otorgar autocefalía a la UOC; y solicitaron la anulación de la subordinación del Metropolita de Kiev al Patriarcado de Moscú en 1686, ya que Ucrania se había convertido en un estado independiente.

El Foro confirmó la reciente elección del metropolita Mstyslav (Skrypnyk) como patriarca de Kiev y Toda Ucrania. La nueva entidad fue registrada por las autoridades, y el registro de la UAOC fue anulado (fue disuelto). Sin embargo, algunos de los clérigos y fieles de la UAOC estaban disgustados con la formación de una nueva estructura porque el Consejo de Unificación y la formación de la UOC-KP habían tenido lugar en ausencia del patriarca Mstyslav (en EE.UU.) y sin su bendición.

Aunque elegido solo para ayudar al patriarca Mstyslav (Skrypnyk) de 94 años de edad, Filaret llevaba realmente el control de los asuntos de la UOC. Al oponerse a esta situación, algunos de los obispos y clérigos de la UAOC rehusaron unirse al Patriarcado de Kiev. Estallaron luego los escandalosos eventos asociados al funeral del patriarca Volodymyr (Romaniuk), que llegaron a conocerse como el «Martes Negro» o la «Batalla de Sofía».

Los fieles de la UOC-KP querían enterrar el cuerpo del patriarca en el territorio de la catedral de Santa Sofía. Esto dio lugar a choques y disturbios entre los participantes de la procesión funeraria y las fuerzas de seguridad dispuestas a impedir el entierro. El patriarca fue enterrado, al fin, frente al complejo de la iglesia de Santa Sofía. El conflicto en la Plaza homónima mostró un claro cambio de actitud hacia la UOC-KP por parte del nuevo gobierno del presidente de Ucrania, Leonid Kuchma.

Patriarca de Kiev.- Enterrado Volodymyr (Romaniuk), Filaret (Denisenko) fue elegido patriarca de Kiev en el Consejo Nacional de la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Kiev (UOC-KP), que se celebró del 20 al 21 de octubre de 1995, en la Catedral. La entronización del recién elegido tuvo lugar allí mismo el 22 de octubre. La víspera, un grupo de obispos de la UOC-KP, insatisfechos con la candidatura del Filaret, anunciaron que abandonaban el Patriarcado de Kiev, a consecuencia de los cual el número de parroquias de éste disminuyó a 400 comunidades.

Tras la elección de Filaret como patriarca de Kiev, el liderazgo del Patriarcado de Moscú, que previamente (en 1992) lo había privado de su dignidad episcopal, lo excomulgó de la Iglesia Ortodoxa en el Consejo Jerárquico en Moscú el 20 de febrero de 1997. El liderazgo también fue puesto bajo anatema. Filaret se negó a reconocer la validez de este acto. Más bien, insistió en que simplemente había dejado una Iglesia nacional y había elegido a otra.

Tras su entronización como patriarca el 22 de octubre del 95, Filaret comenzó a tomar parte muy activa en la política de la Iglesia. Trató de reunir alrededor de su Iglesia a todos los grupos con una orientación nacionalista y todas las estructuras de la Iglesia que no tenían reconocimiento canónico. Admitió el error de su oposición anterior a la idea de la autocefalía y también el de su ataque a los greco-católicos ucranianos.

Poco después, casi todas las parroquias que habían desertado debido a obispos insatisfechos con la UAOC regresaron al Patriarcado de Kiev. Filaret comenzó también a trabar contactos con jurisdicciones ortodoxas no reconocidas fuera de Ucrania. Participó en la entronización del rival oficial del patriarca búlgaro Maxim (Minkov) , el «patriarca» Pimen (Enev). Estableció asimismo relación con la Iglesia ortodoxa de Macedonia, la cual, como la UOC-KP, no es reconocida por las Iglesias ortodoxas canónicas del mundo. Opinó que Ucrania necesitaba una Iglesia nacional, a la que se unieran todos los ortodoxos del país, papel que solo la UOC-KP bajo su dirección era capaz de cumplir.

En el 2000, con el apoyo del Patriarcado Ecuménico , se inició un diálogo entre la UOC-KP y la UAOC que culminó con la firma del Symphoniticon. Después de una reunión conjunta en Estambul el 8 de noviembre entre la UOC-KP y la UAOC, que en conjunto buscó el reconocimiento de su legitimidad por parte del Patriarca Ecuménico, las relaciones comenzaron a mejorar. El Symphoniticon debía usarse como base para unir las dos estructuras en una Iglesia. Por razones internas en la UOC-KP y la UAOC, sin embargo, así como por la intervención del Patriarcado de Moscú para bloquear la formación de cualquier otra estructura reconocida en Ucrania que no fuera la UOC (Iglesia ortodoxa ucraniana canónica dependiente de Moscú), las negociaciones se vinieron abajo.

Hacia una Iglesia ortodoxa unificada en Ucrania. En 2004, la situación de la UOC-KP en Ucrania cambió drásticamente a raíz de la llegada de Viktor Yushchenko a la presidencia de Ucrania. Partidario de una Iglesia ortodoxa unificada con estatus autocéfalo, el nuevo presidente intentó apoyar activamente al Patriarcado de Kiev y promover su reconocimiento en el mundo ortodoxo. En 2005, hubo varias consultas entre la UOC-KP y la UAOC sobre una posible unificación. Las partes dialogantes llegaron a ciertos acuerdos, pero poco antes del Consejo de Unificación, la UAOC se retiró de las negociaciones debido a la insatisfacción con los términos de la unificación.

En 2010, después de la llegada de Viktor Yanukovich al poder, el Patriarcado de Kiev comenzó a sentir cierta presión sobre sus estructuras. Filaret anunció de inmediato que el nuevo gobierno tenía la intención de destruir al patriarcado de Kiev a petición del patriarca Kirill (Gundyaev) de Moscú, con quien el nuevo presidente tenía relaciones amistosas. Sin embargo, un año después, el patriarcado de Kiev dejó de expresar tales temores, porque la relación entre la UOC-KP y el nuevo gobierno había mejorado.

En septiembre de 2011, nuevamente comenzaron las conversaciones regulares sobre la unificación entre la UAOC y la UOC-KP. La comisión sobre el diálogo entre las Iglesias se reunió el 27 de octubre de 2011 en el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas, donde los jerarcas de ambas Iglesias acordaron el texto final del documento. En 10 párrafos, se establecía la visión general del proceso de unificación y las sugerencias específicas para superar la división existente de la Iglesia.



Desde la elección del presidente Petro Poroshenko en 2014, hubo un aumento en las actividades y presiones con respecto a la unificación de la UAOC y la UOC-KP, y la posible concesión de autocefalía por parte de Constantinopla. Se ejercieron mayores presiones contra la canónica UOC-MP. Así hasta 2018, en cuyos primeros meses la unidad entre la UAOC y la UOC-KP no se había logrado.
A principios de septiembre del 2014, en medio de la intervención militar rusa de ese mismo año en Ucrania, el patriarca Filaret dio a entender que el presidente ruso Vladimir Putin «se llama a sí mismo un hermano para el pueblo ucraniano , aunque de facto, según sus hechos, realmente se ha convertido en el nuevo Caín, que se desprendió de su hermano derramando su sangre y enredando a todo el mundo con mentiras». Luego llegó a la conclusión de que «Satanás había entrado en el señor Putin como en Judas Iscariote». Así rodaban las cosas hasta mayo de 2018 sobre poco más o menos.

Intervención del Patriarcado Ecuménico.- El patriarca cismático Filaret decidió jugar en junio de 2018 una baza maestra: recurrir al Patriarcado Ecuménico, hacia el que ya tenía vueltos sus ojos desde unos años antes, recuérdese, solicitándole invalidar el anatema pronunciado contra él por la IOR, de suerte que acabara así con un cisma que, a su entender, no tenía sentido, dadas las connotaciones políticas. Los detalles exactos y las condiciones de la decisión son por ahora desconocidos, así como el número de jerarcas eventualmente concernidos por ella. Paso trascendental, sin duda, al que siguieron otros en esas semanas. Los de septiembre de 2018 están recogidos en mi artículo Sobre el contencioso interortodoxo de Ucrania: RD 04.10.18 | 12:43.



Durante el corriente octubre han llegado más, desde luego, sobre los que tiempo habrá para el oportuno análisis más adelante. Por lo que atañe al argumento de este artículo, sin embargo, no quisiera omitir uno que yo entiendo de suma importancia. Figura en el siguiente comunicado del Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico fechado el 11 de octubre de 2018, y dice así:

«Reunido en santo y sagrado Sínodo, bajo la presidencia de Su-Toda Santidad [Bartolomé I] en sesión ordinaria del 9 al 11 de octubre de 2018, y examinados y discutidos los asuntos del orden del día, el Santo Sínodo se ha ocupado particularmente en detalles de la cuestión eclesiástica de Ucrania, presentes también los exarcas enviados a Ucrania […] y, luego de extensas deliberaciones, decidió:
1) Renovar la decisión, ya tomada, de la concesión de la autocefalía del Patriarca Ecuménico a la Iglesia de Ucrania.
2) Restaurar ahora la stavropegia del Patriarcado Ecuménico en Kiev, una de sus muchas stavropegias en Ucrania que ha existido durante siglos.
3) De acuerdo con los privilegios canónicos del Patriarca de Constantinopla, que le permiten recibir llamamientos de los jerarcas y otros clérigos de todas las Iglesias autocéfalas, aceptar las peticiones relativas a Filaret Denisenko y Macarius Maletitch y a aquellos que son con ellos, que no estaban en el cisma por motivos dogmáticos, para devolverles su dignidad episcopal o sacerdotal, así como para recibir a sus fieles en la comunión eclesial.
4) Revocar la validez de la carta sinodal de 1686, emitida por las circunstancias de la época, según la economía, el derecho del patriarca de Moscú a ordenar al Metropolitano de Kiev, elegido por la asamblea clerical-laica de su diócesis y para conmemorar en primer lugar el nombre del Patriarca ecuménico como signo de dependencia canónica.
5) Pedir a todas las partes involucradas que eviten hacerse cargo de iglesias, monasterios y otras propiedades, así como cualquier otro acto de violencia y venganza, para que prevalezcan la paz y el amor de Cristo.
En el Patriarcado, a 11 de octubre de 2018».

Ya veremos en qué para todo esto. El Patriarcado Ecuménico ha explicado repetidas veces que su intervención en el caso de Ucrania no va, ni pretende ir, contra nadie. Antes bien, aspira a sembrar concordia y entendimiento en la Ortodoxia de Ucrania proponiendo medidas que ayuden a resolver el problema, para que prevalezcan la paz y el amor de Cristo (cf. n.5 del Comunicado). Ocurre, sin embargo, que los jerarcas en cuestión, y muy concretamente el que nos ha venido acompañando en este artículo, no son ni fáciles de convencer, ni tampoco mucho de fiar.

Filaret es muy inteligente y sabe medir los tiempos. Frisa ya los 90 años, pero se le ve con una energía y una viveza en los ojos impropias de su edad. Aquella clara mañana del ya lejano 22 de julio de 1990 en Kiev me causó una extraordinaria impresión de solemnidad y belleza en las ceremonias, a mí y a no pocos del grupo español que seguíamos la divina Liturgia a la derecha misma del Iconostasio de la Catedral de San Vladimiro. Recuerdo que estuvo filmando el acto una televisión argentina, y la Catedral toda, con sus coros bizantinos y enfervorizados fieles de pie, era un primor. Muy sugestivo el cántico a la Virgen de Kazán.



Ya me contentaría yo con que las medidas del Patriarcado Ecuménico se acepten con tanto fervor como el de los fieles de aquel día en la Catedral de San Vladimiro. Para bien de Ucrania y entendimiento de las partes en su contencioso interortodoxo. Dicen que Filaret supo dar la bienvenida a san Juan Pablo II cuando éste visitó Ucrania en 2001. Y él, que en pasados tiempos había sido enemigo de la Iglesia greco-católica ucraniana, tampoco tuvo inconveniente en acudir a la entronización del joven Arzobispo Mayor, Sviatoslav Shevchuk (27.03.2011): la fotografía del abrazo en público es antológica. Pero cuidado, que Filaret es mucho Filaret. Su rehabilitación ahora por el Patriarcado Ecuménico refleja, en definitiva, que Bartolomé I no está dispuesto a que ningún patriarcado ortodoxo, por muy numeroso que éste sea, le siegue la hierba bajo los pies.

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