Trastienda de un carta encíclica deshonrosa

El patriarca ecuménico Bartolmé I

Vaya por delante que aludo al mundo ortodoxo, bastante revuelto en los últimos años y ahora mismo sin visos de amainar. Tampoco es mío el término deshonrosa, quede claro, sino de la enérgica respuesta que su santidad Bartolomé I, patriarca ecuménico, dio en las últimas horas del 2019 a su beatitud Teófilo III, patriarca de Jerusalén, que le había propuesto nada menos que una reunión de primados ortodoxos en Jordania. Teófilo III escribió su carta -la deshonrosa para entendernos- el 11 de diciembre de 2019. Y Bartolomé I su respuesta poniendo las peras al cuarto el 26 de diciembre de 2019.

Para salir de semejante galimatías, es preciso recordar qué Iglesias ortodoxas autocéfalas dieron las espaldas al concilio de Creta en junio del 2016. Fueron Rusia, Bulgaria, Georgia y Antioquía. Quiere ello decir, pues, que Teófilo III sí estuvo en Creta, pero ha sido ahora tentado -y de qué manera- por Rusia en esa campaña de insidias que Moscú se trae desde entonces contra Constantinopla. El pescozón epistolar de Bartolomé I es de no te menees. Veamos.

«Recibimos con asombro no menos importante -dice Bartolomé I tras el barroco saludo de circunstancias- la carta del 11 de diciembre de 2019 de Su Beatitud, por la cual invita a nuestra Humildad a reunirse con los primados ortodoxos en el lugar de su jurisdicción para una consulta "con el objetivo de preservar la unidad eucarística entre las Iglesias ortodoxas". Esta sorpresa, por no decir asombro, requiere las siguientes observaciones».

La primera va con las formas: «Nos sorprende desagradablemente que, por primera vez en la historia secular de nuestros dos patriarcados, aquel cuyo nombre es justamente "Patriarcado griego-ortodoxo de Jerusalén", corresponda con el patriarca ecuménico en un idioma extranjero al nuestro maternal, como si este último [es decir, el Patriarcado de Jerusalén] repentinamente dejara de sentir que tuvieran la misma sangre y pertenecieran a la misma nación histórica y mártir, a la que la providencia confió durante siglos el cuidado de lugares sagrados de Tierra Santa a través de su Fraternidad del Santo Sepulcro. 

Esta posición y esta acción que son suyas [de Su Beatitud] sorprenden enormemente a todos aquellos que conocen las batallas de los predecesores de la memoria eterna de Su Beatitud, quienes se opusieron enérgicamente a los intentos conocidos en la historia de la penetración en los Lugares Santos de las fuerzas extranjeras [es decir, rusas] a nuestra nación. ¿Qué llevó a Su Beatitud a enviar esta carta encíclica, deshonrosa para nosotros, en inglés, en lugar del modo de correspondencia establecido durante siglos entre nuestras Iglesias [o sea el griego]?

El patriarca Teófilo III

La segunda observación es ya de mayor calado, porque afecta a la estructura canónica del Patriarcado Ecuménico, a la misma unidad panortodoxa, pues toca incluso la fibra cismática y sacramental y es velada referencia a las presiones de Moscú, de quien Teófilo III no dejaría de ser el pardillo Teofilillo de los recados.

La redacción del último párrafo se antoja especialmente severa: hace a Teófilo III, con su iniciativa sin precedentes, objeto de una responsabilidad colosal ante la historia. Es asimismo aviso a navegantes para los otros patriarcas, comprendido el ruso, que, no atreviéndose a dar la cara, prefiere echar por delante a pardillos como el que ahora nos ocupa, de larga osadía, corta mirada y nula perspicacia.

Dice Bartolomé I: «Nos resulta difícil entender la iniciativa sin precedentes en la historia de la Iglesia Ortodoxa, tomada por usted, para convocar una sinaxis panortodoxa. Es superfluo recordarle el lugar que ocupa nuestro patriarcado en el orden de los dípticos de la Iglesia Ortodoxa Santísima, así como el hecho de que, según el orden canónico, que siempre se ha respetado hasta hace poco, por todas las Iglesias ortodoxas, es decir que las sinaxis panortodoxas de los primados siempre son convocadas por el patriarca ecuménico, que también las preside. 

¿A qué tipo de unidad quiere servir su iniciativa, si el primero, según el orden canónico, de los primados ortodoxos está ausente de la sinaxis propuesta por usted? ¿Y qué sentido tendría una sinaxis de primados, durante la cual la celebración común de la liturgia divina no sería posible, porque uno de ellos [Patriarca Kirill, según ndt] rompió la comunión eucarística con algunos de ellos?

La posible realización de su iniciativa demostrará a todos, amigos y enemigos, que nuestra Iglesia Ortodoxa no constituye una unidad orgánica, y ha caído en una situación de federación, o peor aún, de confederación de iglesias protestantes. La responsabilidad de Su Beatitud por esta iniciativa sin precedentes es colosal ante la historia, y sinceramente nos preguntamos si decidió tomarla [Su Beatitud, de motu proprio, o lo ha hecho instigado…por Kirill: interpretación de quien ahora escribe)], y esto en estos tiempos críticos». 

Su santidad Bartolomé continúa implacable (le atiza desde la teología dogmática): «En tercer lugar, su llamado provoca asombro, cuando el objetivo de la sinaxis que propone es "la preservación de la comunión eucarística en la Iglesia ortodoxa". Pero la comunión eucarística en la Iglesia ortodoxa nunca ha sido interrumpida, excepto por una sola Iglesia ortodoxa, unilateralmente, mientras que todas las demás Iglesias ortodoxas mantienen con ella y entre ellas la comunión eucarística. Por lo tanto, es a esta Iglesia, y no a las otras, a la que debe dirigirse cualquier intento de restaurar la comunión eucarística».

Más claro aún: es a la Iglesia ortodoxa rusa, que ha roto unilateralmente la comunión eucarística con el Patriarcado Ecuménico y con otras Iglesias ortodoxas que han cerrado filas detrás de dicho patriarcado, a la que Su Beatitud debe dirigirse proponiendo medidas tendentes a restablecer la comunión.

Bartolomé I continúa poniendo los puntos sobre las íes. Esta vez viene a decir que su beatitud Teófilo III no tiene la menor idea de los preparativos que exige una sinaxis. Acometerla, pues, sin dichos requisitos, sería no sólo inútil, sino perjudicial a la unidad. Peor todavía, celebrarla así, a bote pronto, sin preparación, sería tanto como favorecer oscuros intereses de terceros y graves consecuencias para la Ortodoxia mundial. No la unidad de la Iglesia. El Patriarcado Ecuménico, pues, cuyo deber es mantener el orden canónico, de ninguna manera entrará por ahí, y llama fraternalmente a Su Beatitud a no perseverar en su iniciativa. Sin vuelta de hoja, pues.

el Patriarca Kirill y el arzobispo Crisótomo de Chipre

«Uno se pregunta qué resultado positivo podría tener un encuentro de primados, incluso si es informal, sin ninguna preparación. Nunca, ni siquiera entre los seglares, se ha llevado a cabo una reunión sin alguna preparación, de modo que no sea un fracaso, en detrimento del objetivo deseado. 

Tal reunión no preparada, aparte de inútil, dañaría en gran medida la unidad de nuestra Iglesia. Bajo estas condiciones, tal encuentro ocultaría otros motivos y serviría para propósitos distintos a los de la unidad de la Iglesia, y golpearía, quizás, irreparablemente, la unidad. 

Se deduce que el Patriarcado Ecuménico, considerando su deber de mantener el orden canónico, como el primer trono en la Iglesia Ortodoxa, y debido a las graves consecuencias para la unidad de la Iglesia que la eventual realización representaría, sin tener en cuenta este orden y tradición canónicos, llama fraternalmente a Su Beatitud, a no perseverar en su iniciativa, que persigue, inconscientemente, objetivos extranjeros que socavaron durante siglos el trono ecuménico, asumiendo con ello importantes responsabilidades históricas en cuanto a las consecuencias que este acto tendría para la Iglesia y la nación».

Cierra Bartolomé I breve y expeditivo: «Dicho esto, abrazando de nuevo a Su Beatitud con un beso santo, permanecemos, con amor en el Señor y con especial respeto, hermano amado en Cristo de Su Venerable Beatitud. A 26 de diciembre de 2019». 

Las acciones del Patriarcado de Jerusalén sobre este tema habían sido hasta ahora un secreto muy bien guardado. Pese a la importancia de su iniciativa, según el patriarca Teófilo matizó, no hizo declaración pública alguna ni comunicado de prensa. Por razones históricas, sin embargo, cabe señalar que este hombre de Iglesia, que invoca la unidad y el amor para justificar su intervención con las autoridades del trono ecuménico, rompió ¡durante seis años! la comunión con el Patriarca de Antioquía. Por desacuerdo sobre la jurisdicción de Qatar, donde solo hay una parroquia.

Por otra parte, el arzobispo de Nueva Justiniana y todo Chipre, Crisóstomo II, en declaraciones al periódico Politis (16/12/2019), afirmó que «la decisión del Santo Sínodo ruso de que Su Santidad Kirill deje de conmemorar al patriarca Bartolomé, al patriarca Teodoro de Alejandría y al Arzobispo Jerónimo de Atenas y Toda Grecia por su apoyo a la llamada "Iglesia Ortodoxa de Ucrania" está conduciendo a un cisma.

Crisóstomo de Chipre aseguró igualmente que el patriarca Kirill nunca será el primer primado en la Iglesia ortodoxa. «Él (= Kirill) ha enviado personas para decirme que supuestamente me quiere a su lado». Y respondo: «No apoyo lo que está haciendo». Dejamos de conmemorar (en los dípticos) a los que se desvían de la fe ortodoxa y yo le pregunto: «¿Son herejes el Patriarca Ecuménico, el Arzobispo de Atenas y el Patriarca de Alejandría? ¿Dejaste de conmemorarlos? Eso simplemente no es posible. Tienes derecho a protestar porque no deberían haber hecho esto. Tienes derecho a estar en desacuerdo; a decir que están equivocados. Sí, tienes derecho a decirlo. ¿Pero romper la comunión? ¿No concelebrar? Solo cabría proceder así con herejes. Sus acciones son simplemente inaceptables».

Según Crisóstomo, «Él (Kirill) está conduciendo hacia un cisma, y el cisma es el mayor pecado. No lo entiendo. Quiere ser el primero, pero le dije que no sería el primero: los últimos 17 siglos han asegurado el primer lugar en el mundo ortodoxo para Constantinopla. Eso es todo. Que no engañe y que entienda bien esto. Pero su egoísmo le impide hacerlo».

Logotipo del Octavario 2020

Eso de ser egoísta y mentiroso es conducta de muy mal ver y peor digerir tratándose de un cristiano, el que sea, y se mire como se mire, pero si andan por medio las relaciones ecuménicas entonces automáticamente se convierte ella en comportamiento propio de personas deleznables.

El Octavario 2020 llama a las puertas con un lema en clave paulina: «Nos trataron con una solicitud poco común» (Hch 28,2). Chapó a los malteses. Eso sí que es conducta genuinamente cristiana y ecuménica.

No parece, sin embargo, que Bartolomé I pueda decir otro tanto de Kirill, a menos que cambiemos solicitud por acritud. ¿Qué hubiera escrito san Lucas del trato que el egoísta y mentiroso ahora mismo está dispensando al Patriarcado Ecuménico e Iglesias ortodoxas a él afines, rompiendo con ellos incluso la comunión eucarística?

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