"Para que algún obispo remolón deje de escudarse en el consabido 'ni entiendo ni quiero entender de esas cosas'" El "Vademécum ecuménico" que se necesitaba

Vademécum ecuménico
Vademécum ecuménico

Lo aprobó el papa Francisco y a él se refirió en su carta del pasado 24 de mayo con motivo del veinticinco aniversario de la Encíclica Ut unum sint (1995)

Recuerda que "el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del obispo"

La publicación del documento marca no sólo el 25º aniversario de la Encíclica Ut unum sint, sino también el 60º de la creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, tras el anuncio del Concilio Vaticano II

El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ha hecho público el 4 de diciembre de 2020 un documento dirigido a los prelados diocesanos y eparquiales para ayudarles a comprender y mejor cumplir su responsabilidad ecuménica. En cuanto idea, responde a una petición de los miembros y consultores del Dicasterio durante la sesión plenaria del 2016, los cuales expresaron entonces el deseo de un documento breve que pudiera animar, ayudar y guiar a los obispos católicos en su servicio de promoción de la unidad de los cristianos a través de su ministerio.

Firmado el 5 de junio de 2020, se titula "El obispo y la unidad de los cristianos: Vademécum ecuménico"y fue sacado adelante por los «oficiales» del propio Consejo, bajo la asesoría de algunos expertos y el acuerdo de los pertinentes dicasterios de la Curia Romana.

El proceso de preparación duró unos tres años. Los oficiales del Pontificio Consejo adelantaron un primer borrador con el asesoramiento de expertos, y luego lo presentaron durante la sesión plenaria del dicasterio en 2018. El texto fue seguidamente remitido a numerosos dicasterios de la Curia Romana para que dieran su parecer.

Lo aprobó el papa Francisco y a él se refirió en su carta del pasado 24 de mayo con motivo del veinticinco aniversario de la Encíclica Ut unum sint (1995). Recordando que "el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del obispo", abrigó asimismo la esperanza de que sirva de "estímulo y guía" para el ejercicio de las responsabilidades ecuménicas de los obispos. El Pontificio Consejo, por otra parte, se ocupó luego de la traducción del texto a varios idiomas: el día de su presentación estaban listas ya las versiones en inglés, italiano, francés, español, portugués y alemán.

La publicación del documento marca no sólo el 25º aniversario de la Encíclica Ut unum sint, sino también el 60º de la creación del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, tras el anuncio del Concilio Vaticano II.

Encíclica

Comprende dos partes. En la primera, titulada "La promoción del ecumenismo en la Iglesia católica", figura lo que se necesita para que la Iglesia católica cumpla con su misión de promover la unidad de los cristianos tanto a nivel diocesano como nacional. El título de la segunda es "La Iglesia católica en su relación con los otros cristianos", y examina cuatro formas en que la Iglesia católica se compromete con las otras comunidades cristianas.

La primera de estas formas es el ecumenismo espiritual, o sea cómo los obispos pueden guiar a su pueblo, en aras de la unidad de los cristianos. La segunda, el diálogo de la caridad, donde se habla de la cultura del encuentro. La tercera, el diálogo de la verdad. Y la cuarta, el diálogo de la vida.

Al final de cada sección, hay una lista derecomendaciones prácticasdedicadas a resumir tareas e iniciativas que el obispo puede promover a nivel local y regional. Por último, en un Apéndice se ofrece una breve descripción de los interlocutores de la Iglesia católica en los diálogos teológicos internacionales bilaterales y multilaterales y los principales frutos ya cosechados.

El preámbulo de este Vademécum indica que el ministerio del obispo conlleva un servicio a la unidad, tanto de su territorio diocesano como entre éste y la Iglesia universal. También cita el Código de Derecho Canónico de la Iglesia latina para destacar que entre las tareas del oficio pastoral del obispo se sitúa claramente la responsabilidad de promover esta unidad. Debe «mostrarse -dice- humano y caritativo con los hermanos que no estén en comunión plena con la Iglesia católica, fomentando también el ecumenismo tal y como lo entiende la Iglesia».

El "compromiso ecuménico" del prelado -y esta matización reviste extraordinaria importancia- no es opcional para su ministerio, sino que es, más bien, "un deber y una obligación": no puede considerarlo, por tanto, como «una tarea más dentro de su variado ministerio». Esto asimismo certifica el Código de los cánones de las iglesias orientales, en una "sección especial a la tarea ecuménica" que recomienda a los pastores eclesiales trabajar "con celo participando en la tarea ecuménica", y apunta que en su "servicio a la unidad", su ministerio "se extiende no solo a la unidad de su propia Iglesia, sino también a la unidad de todos los bautizados en Cristo".

Veinticinco años después de la encíclica Ut unum sint de san Juan Pablo II, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ha tenido la feliz ocurrencia de publicar un documento muy útil y práctico para los obispos, el Vademécum que se necesitaba, un escrito oficial, digamos, encaminado a prestarles ayuda para que mejor asuman su papel de primera relevancia en la misión ecuménica de la Iglesia católica.

cardenal Koch

Cierto es que no contiene ninguna novedad particular, salvo un recordatorio de los principios fundamentales del ecumenismo y un estímulo para tomar iniciativas concretas en favor de la unidad.

Los anexos al final del documento, por otra parte, proporcionan una breve información sobre el estado de las relaciones y los diálogos institucionales de la Iglesia católica con sus diversos interlocutores, aportando así una muy interesante y oportuna actualización o aggiornamento.

No es verdad que el ecumenismo haya pasado a ser secundario en las prioridades de la Iglesia como consecuencia de los flujos migratorios que crean nuevas urgencias de diálogo interreligioso en entornos de vida cada vez más multiculturales. La encíclica Fratelli tutti del papa Francisco toma nota de esta realidad, sin duda, pero no es posible decir, como algunos pretenden, que margine para nada el ecumenismo.

De hecho, la búsqueda de la unidad de los cristianos se hace cada vez más urgente precisamente por este nuevo contexto, el cual pide, como es natural, una mayor cohesión entre nosotros, los bautizados, para ofrecer así un testimonio de vida creíble en un diálogo más amplio con las comunidades y los interlocutores de las diversas religiones.

Las directrices del Vademécum se basan sustancialmente en el Decreto Unitatis redintegratio (1964) del Concilio Vaticano II, en la Encíclica Ut unum sint (1995), de san Juan Pablo II, y en dos documentos del Pontificio Consejo, ambos de extraordinario alcance, a saber: el Directorio Ecuménicopara la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo (1993), y La dimensión ecuménica en la formación de quienes trabajan en el ministerio pastoral (1997).

Naturalmente que no se trataba, claro es, de repetir por repetir estos documentos -en tal supuesto hubiera sido este Vademécum, salta bien a la vista, una medida inútil, llamada punto menos que al fracaso-, sino más bien de proponer una breve síntesis, actualizada y enriquecida por los temas tratados en el curso de los últimos pontificados, y adoptando siempre el punto de vista del obispo: una guía que inspirase el desarrollo de la acción ecuménica y que fuera fácil de consultar. Compréndase que hablamos de ecumenismo, el cual es movimiento, que, por eso mismo, admite -y con frecuencia exige incluso- cambios, nuevos matices, nuevos rumbos, correcciones y rectificaciones.   

Volveré a este documento, pues, para informar a mis lectores de interesantes detalles, menesterosos de mayor exposición y conocimiento, aunque sólo fuere para que algún obispo remolón deje de escudarse en el consabido "ni entiendo ni quiero entender de esas cosas". Se lo dijo años atrás una mitra de España a su delegado diocesano de ecumenismo: "Dedícate a otra cosa más importante…»"(sic). Palabra.

Presentando el Vademécum

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