El asalto al Capitolio sigue dividiendo a los norteamericanos

«Estoy profundamente decepcionado por no tener mejores líderes en el Partido Republicano, que quieran restaurar (lo que dice) la Constitución» (Dick Cheney a la cadena televisiva ABC News).

«Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió» (Joe Biden acerca de Trump).

«Él no solo es un expresidente. Es un expresidente derrotado, por un margen de más de 7 millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas» (Joe Biden acerca de Trump).

Biden

El primer aniversario del asalto al Capitolio de Washington puso ayer de manifiesto que los estadounidenses siguen divididos. Al paso que van las cosas todo tiene pinta de que no sea el último, y de que el próximo no acabe ni a los puntos ni en tablas. Un año da para mucho, es cierto, pero un año con la sola clara idea de que todo continúa oscuro da para mucho más: la Justicia norteamericana ha llegado con este caso a la conclusión de que le faltaba entrenamiento, y por ahí se anda todavía buscando responsables. A la hora de moverse, lo único que la oscuridad permite es andar a tientas, los guantazos en semejantes trances suelen tener tanto acierto como los palos de ciego.

Ya se sabe que las divisiones siempre fueron malas consejeras. El pasado jueves se han revelado, además, profundas, y ese sí que es un plus muy de temer. Lo de hace un año está ya conceptuado como uno de los sucesos más graves y vergonzosos de la historia de EE.UU., con los demócratas unidos en su condena y la mayoría de los republicanos sumidos en el más absoluto negacionismo, que en circunstancias como esta viene a provocar el más rotundo desconcierto.

Algunos aseguran que la política es arte, además de doctrina y opinión sobre el gobierno de los Estados, y, por eso mismo, una tarea también sublime, que degenera con demasiada frecuencia en sórdida lucha por el poder. A menudo se comprueba que el ochenta por ciento del tiempo del que disponen nuestros políticos en nuestro suelo patrio, por ejemplo, tienen que dedicarlo a librarse de las cornadas.

Avances en la investigación

Las más graves las dan los correligionarios. De ahí el conocido grito de ¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros! «La política está por encima de la conciencia», llegó a escribir Shakespeare. Mucho antes, sin embargo, ya nos había puesto sobre aviso Platón con este consejo de altura: «¡Guardaos de tomar parte activa en las cosas de la política!».

Dicen que Joe Biden pronunció ayer su discurso más duro hasta ahora contra su predecesor, Donald Trump (2017-2021), a quien acusó de «crear y difundir una red de mentiras sobre las elecciones de 2020» que incitó a cientos de sus seguidores a atacar el Capitolio hace un año. «Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió». Esto, entre otras cosas, dicho por el primer mandatario norteamericano, no se sabe si de motu proprio o tal vez empujado por alguno de sus consejeros, desde la solemne Sala de las Estatuas del Capitolio estadounidense, suena fuerte.

Todo un alegato contra el exmandatario norteamericano, el de la ensaimada en la cabeza, a ver si nos entendemos, que un año después del asalto mantiene en sus manos las riendas del Partido Republicano -pobre Partido- y tiene convencidos a la mayoría de los votantes conservadores de que le robaron las elecciones de 2020. Ello explica que Biden, sin las precauciones de la primera vez, cuando tomó posesión y citó muy oportunamente a san Agustín, le atizase ahora a Trump, al final de su discurso, este golpe bajo: «Él no solo es un expresidente. Es un expresidente derrotado, por un margen de más de 7 millones de votos, en unas elecciones completas, libres y justas».

En una serie de tres comunicados emitidos a través de su grupo de acción política, el expresidente volvió a insistir en su teoría -¡sin pruebas!- de que hubo un fraude electoral en 2020, y en que la atención debería focalizar ese tema en lugar del asalto, que dejó 5 muertos y 140 agentes heridos.

«Estoy profundamente decepcionado por no tener mejores líderes en el Partido Republicano, que quieran restaurar (lo que dice) la Constitución», afirmó Dick Cheney a la cadena televisiva ABC News. Y la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, obsequió a Trump con este recadito: «Un año después, es esencial que no dejemos que nadie reescriba la historia ni minimice la gravedad de lo que ocurrió».

Al caer la tarde, los progresistas cerraron la jornada de conmemoración con decenas de velas encendidas en la escalinata que un año atrás recorrieron los asaltantes del Capitolio. Rodeados por ocho hileras de velas encendidas a ambos lados de una de las escalinatas, y con sendas candelas entre sus manos, los congresistas y senadores demócratas participaron en una vigilia solemne en memoria de los muertos y heridos hace un año. Un centenar de ciudadanos, simpatizantes de los demócratas, se congregó a la par con velas junto al estanque frente a la sede del Congreso «para proteger la democracia», pese a las bajas temperaturas que ayer reinaban en la capital, según Efe.

En otro rincón de la ciudad, frente a la Prisión de Washington, y como para compensar, una decena de ultraderechistas -seguidores de Trump- celebró poco después otra vigilia para exigir la liberación de los detenidos por el asalto, a los que consideran «presos políticos». Entre unos y otros están dejando a la democracia estadounidense «para usar y tirar».

Malos tiempos corren en la política norteamericana. El refranero aconseja ponerle al tiempo buena cara. Esperemos que, en el caso que comento, no sea para que se la partan con mayor facilidad. Hay que sobreponerse, ya que eso es lo más importante que puede hacer un ser humano, y en dicha coyuntura lo mejor será siempre tirar para arriba, aunque los litigantes aquí aludidos hayan perdido el norte y tengan muchas dudas acerca de dónde cae ese territorio.

Varían mucho los propósitos según la edad, claro. Unos quieren subir y otros impedírselo, aunque bastante harán con no caerse. Y aunque en esta feria capitolina, si no se guarda la compostura y no priman los criterios para andar por el tremedal, puede haber cera para todos, mejor será que se conformen con la de las velas encendidas en la escalinata que hace un año recorrieron los asaltantes del Capitolio.

Trump

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