Ante el 1 de Mayo, la Iglesia apuesta por acabar con la precariedad y abonar el diálogo social Abilio Martínez, el obispo de los obreros: "Reducir la jornada laboral puede ser viable"

Abilio Martínez
Abilio Martínez

"Nos parece necesario hacer un llamamiento para que la mesa del diálogo social aborde las dificultades con las que se encuentran las personas jóvenes para acceder a un trabajo digno"

"Las estadísticas del mercado laboral en España indican la recuperación del empleo: frente a las 5.035.243 personas desempleadas en marzo de 2013, en marzo de este año la cifra ha descendido a 2.727.003 personas"

"Los expertos coinciden en indicar que gran parte de los accidentes laborales podrían haberse evitado, por lo que se ve que el trabajo en precario es una de las causas de la alta siniestralidad"

"Somos conocedores de que ya hay empresas y sectores económicos que a través de la negociación colectiva están aplicando jornadas por debajo de las 40 horas, lo cual nos hace pensar que reducir la jornada laboral puede ser viable"

Cuando se cumplen 30 años del emblemático documento de la Conferencia Episcopal Española (CEE) “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”, parecen estar quedando atrás aquellos tiempos en que sus reflexiones ante una jornada como la del 1 de Mayo eran abandonadas sin más explicaciones en algunos cajones de la primera planta del edificio de la calle Añastro.

Lo traslucen no sólo las palabras en esta entrevista de quien es el obispo responsable de la Pastoral Obrera en España, Abilio Martínez Varea, sino también los frutos de una siembra en la que tuvo mucho que ver -contra viento y marea- el recordado obispo Antonio Algora, y que ahora se traduce en que 54 diócesis desarrollan acciones de esta pastoral y 36 de ellas cuentan en su estructura diocesana con delegaciones específicas.

Tal vez por todo ello vuelve a percibirse en esta entrevista con el también obispo de Osma-Soria una opinión fundada y sin complejos sobre la realidad de la cuestión del trabajo en España, sin ocultar lo que va bien cuando otros aseguran que va mal, y sin dejar de reivindicar un sitio para que en la relación con partidos y agentes sociales se pueda escuchar también el amplio magisterio de la Doctrina Social de la Iglesia, donde se acuñaron expresiones y reivindicaciones que ahora forman parte del lenguaje de quienes dictan la política económica y social de España.  

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La Iglesia conmemora este 1 de mayo la fiesta de San José Obrero, Día del Trabajo. ¿Qué mensaje de esperanza le lanza al mundo del trabajo en un país con el índice de desempleo juvenil más elevado de toda la Unión Europea?

En este 1 de mayo, fiesta de San José Obrero, querría transmitir un mensaje de esperanza recordando que el mundo del trabajo es experto en afrontar las dificultades desde la solidaridad. La Iglesia cree que los trabajadores son capaces de afrontar esta situación desde esa dimensión solidaria y por eso los acompaña en sus justas reivindicaciones por un trabajo digno.

De esta manera, en estos momentos tan complicados en el mundo laboral, especialmente para los jóvenes, nos parece necesario hacer un llamamiento para que la mesa del diálogo social aborde las dificultades con las que se encuentran las personas jóvenes para acceder a un trabajo digno y sea capaz de crear las condiciones para que vaya disminuyendo el desempleo juvenil.

Sin duda sigue usted la evolución del mercado laboral en España. ¿Estamos para lanzar cohetes, como dicen unos, o seguimos sin despegar, como aseguran en la oposición?

Las estadísticas del mercado laboral en España indican la recuperación del empleo: frente a las 5.035.243 personas desempleadas en marzo de 2013, en marzo de este año la cifra ha descendido a 2.727.003 personas. Hay que destacar que en España tenemos un tejido empresarial donde predominan las pequeñas y medianas empresas, además de una economía que se apoya en el turismo y los servicios.

Esta combinación hace que la calidad del empleo no sea todo lo deseable que anhelamos. La proliferación del trabajo temporal y del trabajo a tiempo parcial ha creado la categoría de trabajadores pobres. Con esta definición nos referimos a personas que, a pesar de tener un trabajo, no tienen para cubrir sus necesidades básicas, o como se suele decir popularmente, no llegan a final de mes. Este es un problema que los agentes sociales deben de abordar urgentemente. El empleo es necesario, pero este debe ser de calidad.

El obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez
El obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez

A la vista de ese mercado laboral y sus datos, ¿cuáles entiende usted que son sus fortalezas y cuáles sus debilidades?

Como he señalado, la fortaleza del mercado laboral en España está siendo la creación de empleo: el número de afiliaciones a la Seguridad Social ha pasado de los 16 millones en marzo de 2013 a los 20,9 millones en marzo de 2023. Sin embargo, diez años después, la debilidad de nuestro mercado laboral sigue siendo la precariedad laboral. A esto hay que añadir la apuesta de la economía española por sectores como el turismo y los servicios, sectores que generan mucho trabajo, pero en los que predomina el trabajo temporal y la jornada parcial, con lo que esto supone para la calidad del empleo.

Entre estas 'debilidades' están los accidentes en el tajo. “Sigue resultando aterradora la cifra de 721 personas que perdieron la vida a causa de su trabajo” en España, dicen ustedes en una reciente nota con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. ¿Cuáles serían las causas de esta siniestralidad cuando se supone que la seguridad laboral es una apuesta decidida en todas las empresas?

Los expertos coinciden en indicar que gran parte de los accidentes laborales podrían haberse evitado, por lo que se ve que el trabajo en precario es una de las causas de la alta siniestralidad. De ahí la importancia de que se cumpla la normativa en seguridad laboral y de que tanto las empresas como los propios trabajadores velen por el cumplimiento de dicha normativa. Es conveniente remarcar la importancia de que la administración siga cumpliendo su actuación inspectora e incluso la amplíe, con el fin de evitar esos terribles accidentes laborales.

Actualmente hemos visto que las causas psicosociales están incidiendo con fuerza dentro de la siniestralidad laboral. Destacan la carga de trabajo o la competitividad que se establece dentro del mundo laboral.

Están apareciendo además otras nuevas causas, como pueden ser el cambio climático o el teletrabajo. Todo eso nos debe animar a estar atentos y a poner medidas para lograr que el trabajo se desarrolle en un entorno seguro y saludable.

El obispo Abilio Martínez en un encuentro de Pastoral Obrera
El obispo Abilio Martínez en un encuentro de Pastoral Obrera CEE

¿Qué le parece la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas de trabajo a la semana pactada por el Gobierno de coalición, y sin reducción de salario?

El Papa Francisco, en un mensaje dirigido a los participantes en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares les planteaba: “Yo no tengo la respuesta, por eso debemos soñar juntos y encontrarla entre todos. Sin embargo, hay medidas concretas que tal vez permitan algunos cambios significativos (...) el salario universal y la reducción de la jornada de trabajo”.

Somos conocedores de que ya hay empresas y sectores económicos que a través de la negociación colectiva están aplicando jornadas por debajo de las 40 horas, lo cual nos hace pensar que reducir la jornada laboral puede ser viable.

Por otro lado, muchos expertos coinciden en los beneficios que traería consigo la reducción de la jornada laboral: mayor productividad, mejoras en la salud física y psíquica de las personas trabajadoras, mejor conciliación familiar y más tiempo personal para el descanso, la cultura y la solidaridad. En conclusión, según estos expertos, se favorecería el bienestar para las personas trabajadoras.

Teniendo en cuenta la diversidad de nuestro tejido productivo, es muy importante que esas medidas para la reducción de la jornada laboral sean fruto del diálogo social, de manera que esa reducción sea eficaz y beneficie a todas las partes.

Los empresarios quieren, como medida ‘educativa’, que los trabajadores se encarguen de ingresar sus propias cotizaciones. ¿Ve también usted ese efecto ‘pedagógico’?

Las cotizaciones propias y las que efectúa el empleador a la Seguridad Social ya aparecen reflejadas en las nóminas mensuales de cada trabajador. Es innegable que un reto para el mundo del trabajo, tanto para los empleadores como para los empleados, es la de establecer cauces de diálogo que faciliten una mayor participación de los trabajadores en la empresa, algo que ya se está haciendo en algunas de ellas.

Debemos recordar que la Doctrina Social de la Iglesia nos invita a ello: “La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos” (CDSI 281). También el Papa Benedicto XVI profundizaba en este planteamiento al afirmar que “la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino el de todos los sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos de producción y la comunidad de referencia” (CV 40).

Este camino, al que nos invita la Iglesia, es un camino que necesitamos recorrer juntos para crecer en corresponsabilidad en la empresa y en la sociedad.

Abilio Martínez
Abilio Martínez

Hablemos de la Iglesia y su relación con el mundo del trabajo en España. ¿Se ha tomado definitivamente en serio su apuesta por un mayor compromiso con el mundo de los trabajadores? Sabemos de la existencia de movimientos cristianos de trabajadores y de una Pastoral Obrera en la estructura de la CEE, pero también de la marginación que los unos y la otra han sufrido durante años, visto todo ello con un punto de desconfianza... ¿Han recuperado la fe en el mundo obrero como objeto y motor de evangelización? ¿Qué papel juegan hoy en la apuesta evangelizadora en nuestro país?

Estos días estamos celebrando el 30º Aniversario de la aprobación por la Asamblea Plenaria de la CEE del documento “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”. Este documento reafirmaba el compromiso de toda la Iglesia con la evangelización del mundo obrero. En el balance que hacemos de estos años vemos cómo esta pastoral va enraizándose en la vida de las iglesias locales, de manera que podemos decir que en 54 Diócesis se desarrollan acciones encaminadas a la evangelización del mundo del trabajo.

Además, a día de hoy, son 36 las Diócesis que contemplan en sus estructuras pastorales, Delegaciones para el desarrollo de esta pastoral especifica. Todo este trabajo es posible gracias a la acción de Delegaciones, Coordinadoras, movimientos apostólicos, comunidades religiosas y a la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente”, que ha tenido una muy buena acogida en nuestras Diócesis.

En las orientaciones pastorales de la CEE para el periodo 2021-2025 “Fieles al envío misionero”, los obispos apostamos por: “Acompañar a los trabajadores pobres, precarios y descartados”: “Promover encuentros con sindicatos compartiendo nuestra visión del trabajo, buscando caminos de humanización en el mundo del trabajo, creando puentes entre la Iglesia y esta realidad social”; “Respaldar y acompañar las plataformas de coordinación existentes en el ámbito de lo social: Iglesia por el Trabajo Decente (...)”.

En ocasiones, estas intenciones, no tienen todos los frutos o visibilidad que desearíamos, pero el trabajo que se viene desarrollando desde la CEE y las Diócesis es muy rico. La Pastoral del Trabajo la podemos considerar una pastoral de frontera, de periferias (como dice el Papa Francisco) lo que hace que, en ocasiones, se produzcan desajustes que rápidamente son resueltos. La celebración de este 30º Aniversario nos vuelve a recordar la necesidad de promover la evangelización del mundo obrero y la importancia que en ello juegan los movimientos especializados.

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