La Plenaria de noviembre vendrá marcada por la elección del vicesecretario general de Asuntos Económicos ¿Es Alfredo Dagnino el 'tapado' para sustituir a Barriocanal?
Hasta hace bien poco, Barriocanal resultaba poco menos que intocable. Tras dejar, de aquel modo, la presidencia de Cope (pocos dudan de que sigue mandando, y mucho, en la emisora propiedad de la CEE), el economista hizo un movimiento que, aún hoy, casi tres años después de producirse, muchos siguen sin entener (por más que él mismo ha tratado de explicarlo): aceptar su candidatura a la Secretaría General de la Conferencia Episcopal. Un 'error' que algunos no le perdonan
¿Un primer paso para ocupar otros espacios? Al menos, eso es lo que piensan algunos de los que participaron este viernes en la celebración del 30 aniversario de boda de Dagnino, celebrada por todo lo alto (y publicitada en medios digitales por uno de sus asistentes) en la iglesia castrense de Madrid, en una ceremonia presidida por el cardenal Rouco Varela y a la que asistieron, entre otros mitrados, el actual presidente de la CEE, Luis Argüello, o el obispo de Alcalá, Antonio Prieto
En Madrid, y en Roma (la Plenaria puede llevarse, en parte, hasta la ciudad eterna, como adelantó RD), los obispos españoles están llamados a tomar una decisión muy relevante para su presente, y para su futuro. Una decisión que se ha estado debatiendo estos días en la Comisión Permanente (cerrada abruptamente tras la triste noticia del fallecimiento del obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez), y también en otros foros, mucho menos episcopales (aunque muy pero que muy eclesiásticos): la renovación, o no, de Fernando Giménez Barriocanal al frente de la Vicesecretaría General de Asuntos Económicos.
Posiblemente, el cargo más importante, en lo concreto, de todos los que se dan en la calle Añastro. Y que, seguramente, seguirá en manos de un laico. ¿De quién?
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Hasta hace bien poco, Barriocanal resultaba poco menos que intocable. Tras dejar, de aquel modo, la presidencia de Cope (pocos dudan de que sigue mandando, y mucho, en la emisora propiedad de la CEE), el economista hizo un movimiento que, aún hoy, casi tres años después de producirse, muchos siguen sin entener (por más que él mismo ha tratado de explicarlo): aceptar su candidatura a la Secretaría General de la Conferencia Episcopal. Un 'error' que algunos no le perdonan.
Desde entonces, los movimientos para tratar de descabalgar al otrora 'todopoderoso' se han ido sucediendo. Con cautela, sin demasiadas opciones (otra cosa es que Barriocanal decidiera dar un paso atrás, que no parece el caso), esperando una oportunidad que no se daba. Hasta que, casualidades de la vida, surgió la investigación fallida, encargada al despacho Cremades&Calvo Sotelo, y apareció un nombre, para muchos olvidado: Alfredo Dagnino.
Quien fuera presidente de la ACdP, descabalgado en su día por el equipo del hoy añorado Carlos Caramelo, había fichado por el bufete y fue uno de los encargados de elaborar el informe. Un informe que, tras varias vicisitudes jamás explicadas por los obispos, acabó con su despido de Cremades, la no publicación de la auditoría (que costó más de un millón de euros, y que incluía, tras la marcha de Dagnino, una serie de propuestas de reparación, que la Iglesia jamás cumplió) y su contratación como responsable de Compliance de la Casa de la Iglesia.
¿Un primer paso para ocupar otros espacios? Al menos, eso es lo que piensan algunos de los que participaron este viernes en la celebración del 30 aniversario de boda de Dagnino, celebrada por todo lo alto (y publicitada en medios digitales por uno de sus asistentes) en la iglesia castrense de Madrid, en una ceremonia presidida por el cardenal Rouco Varela y a la que asistieron, entre otros mitrados, el actual presidente de la CEE, Luis Argüello, o el obispo de Alcalá, Antonio Prieto. Los tres, dicen quienes saben, a favor de la viabilidad de Dagnino como sustituto de Argüello.
Honestamente, pocos piensan que el ex presidente de la ACdP pueda relevar a Barriocanal. La inquietud, incluso entre los críticos del actual gerente del Epsicopado, es alta. "Mucho cuidado, no sea mejor lo malo conocido, que lo que venga por conocer", sostienen. Porque cosa bien distinta podría ser que FGB pueda romper la baraja, en la línea de lo que siempre ha defendido, en público y en privado: que sus lentejas se las gana con su trabajo docente, y que éste es un servicio a la Iglesia, que en cualquier momento puede abandonar. Y movimientos de este tipo pueden acabar en cualquier sorpresa. Que contaremos.
