Las diócesis españolas lloran a las víctimas del coronavirus Carlos Osoro: "Estamos dándoles la despedida que no pudieron tener"

Osoro, en el funeral por los muertos de la Covid
Osoro, en el funeral por los muertos de la Covid

Luis Argüello: "Celebrar la Eucaristía por los difuntos reorienta la mirada, los muertos ya no están en el pasado, sino en el horizonte de esperanza de nuestro futuro"

En lugares especialmente afectados por rebrotes de COVID-19, como es el caso de Barbastro-Monzón y Lérida, se ha optado por aplazar esta jornada hasta que la situación vuelva a la normalidad para evitar la propagación del virus

(Alfa y Omega).- Este fin de semana, catedrales y parroquias se unirán a la jornada por los afectados de la pandemia convocada por la Conferencia Episcopal Española, para rezar por los fallecidos y el consuelo de los familiares, también por nuestros mayores, para dar las gracias por la labor de tantos profesionales y para reclamar luz y comunión ante la crisis social y económica

Este fin de semana va a ser especial. Celebramos la fiesta de Santiago Apóstol, patrón de España; también la de san Joaquín y santa Ana, el Día de los Abuelos. Pero, sobre todo, las catedrales y templos de nuestro país se llenarán de plegarias al cielo por las miles de víctimas de la pandemia. Personas con nombres y apellidos, con familias que no las han podido despedir, a las que el duelo se les ha hecho cuesta arriba.

Durante las celebraciones se rezará especialmente por los mayores y por las residencias de ancianos, que se han visto golpeados con especial fuerza por el COVID-19. De hecho, desde la CEE se ha querido poner el foco en este colectivo, y de ahí que se haya hecho coincidir con el Día de los Abuelos (26 de julio).

Las diócesis lloran a sus víctimas

Esta idea recorre el mensaje de la CEE para este día. «Desde el pasado mes de marzo –arranca– hemos podido contemplar cómo los más afectados por este virus han sido los mayores, falleciendo un gran número de ellos en residencias, hospitales y en sus propios domicilios. También nuestros mayores son los que más han sufrido el drama de la soledad». En la nota los obispos reflexionan sobre una sociedad que da demasiada importancia a los jóvenes, cuando los mayores «nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio».

Por toda la geografía española

Este recuerdo y oración por las víctimas tendrá lugar en todos los rincones de España. La archidiócesis de Madrid celebrará una Eucaristía en la catedral de La Almudena el domingo 26 a las 12:00 horas, presidida por el cardenal Carlos Osoro y retransmitida por Telemadrid. En Barcelona será la basílica de la Sagrada Familia la que recibirá el dolor y la esperanza de tantas personas ese mismo día a las 19:00 horas. También habrá Misas en Valladolid (sábado a las 11:00 horas), Oviedo (domingo a las 12:00 horas), Zaragoza (domingo a las 12:00 horas) o Córdoba (domingo a las 12:00 horas), que será emitida por TRECE.

Otras diócesis como Burgos, Vic, Jaca o Cartagena han decidido programar las ceremonias religiosas de esta jornada antes o después del 25 y 26 de julio. En el caso concreto de Cartagena, el obispo decidió trasladarla al miércoles 22 para hacerla coincidir con el homenaje civil. Así, primero hubo Eucaristía y luego el citado recuerdo de toda la sociedad.

Otras diócesis han decidido no programar nada especial más allá de sumarse a las intenciones de oración, pues ya habían organizado funerales por las víctimas de la pandemia. Es el caso de las diócesis gallegas, que lo hicieron conjuntamente el pasado 13 de junio, o Albacete, que lo hizo justo hace una semana.

En lugares especialmente afectados por rebrotes de COVID-19, como es el caso de Barbastro-Monzón y Lérida, se ha optado por aplazar esta jornada hasta que la situación vuelva a la normalidad para evitar la propagación del virus. En estas zonas se ha recomendado en los últimos días la limitación de la movilidad. De hecho, los templos en Barbastro-Monzón han vuelto a reducir su aforo hasta el 50 % tras regresar a una fase 2 flexibilizada.

«Estamos dándoles la despedida que no pudieron tener»

Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE

«En todas las Misas rezamos por los fallecidos, entre ellos muchos ancianos, y sus familias. Ahora estamos dándoles la despedida que a veces no pudieron tener y acompañando en un duelo complicado, con la certeza de la Resurrección. Es hermoso hacerlo como comunidad cristiana».

«Celebrar la Eucaristía por los difuntos reorienta la mirada»

Luis Argüello, secretario general de la CEE

«Un vínculo nos une a los demás. La mayor parte de las veces no somos conscientes de ese misterioso lazo de comunión. La fragilidad, que la enfermedad pone de relieve, aviva la conciencia del vínculo, la muerte lo acrecienta, pero parece romperlo al dejarlo sometido al poder del paso del tiempo. Celebrar la Eucaristía por los difuntos reorienta la mirada, los muertos ya no están en el pasado, sino en el horizonte de esperanza de nuestro futuro. El vínculo, recreado de nuevo en el Misterio Pascual, ya no se debilita por el transcurso de los días, sino que se fortalece al contemplar la Vida nueva y eterna de la que vivos y difuntos somos partícipes».

Esperanza y agradecimiento

Juan José Omella Omella, cardenal arzobispo de Barcelona

Me gustaría aprovechar la jornada por los afectados de la pandemia para dirigir un mensaje de pésame a las familias que han sufrido la muerte de alguno de sus familiares. En medio del dolor y del vacío causado por la ausencia de nuestros seres queridos fallecidos emerge con fuerza las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: «No temáis. Yo he vencido la muerte y he abierto las puertas a la vida eterna».

También me gustaría aprovechar este día para agradecer y resaltar la gran labor que llevan a cabo todas las personas y organizaciones que hacen posible la atención a las personas más vulnerables, y a las que han sufrido y sufren la enfermedad. En este sentido, quisiera tener un especial y sentido recuerdo para todo el personal sanitario, personal de limpieza o de mantenimiento, entre muchos otros, que lo han dado todo para cuidar a las personas enfermas. Incluso, en algunos casos, llegando al punto de dar la propia vida. Gracias, de corazón, por encarnar en vuestras vidas la solidaridad y el amor.

El 26 de julio, además, celebramos la fiesta de san Joaquín y santa Ana. Me gustaría dirigir unas palabras de aliento a todas las personas mayores. Quiero agradecerles todo el esfuerzo que han hecho a lo largo de su vida para confiarnos una sociedad más justa. De ellas hemos recibido la fe en Dios y la sabiduría acumulada por los años. No podríamos entender hacia dónde vamos si no somos capaces de entender de dónde venimos.

A todos ellos, les agradecemos la experiencia y el conocimiento que aportan cada día a nuestras vidas. Es un tesoro de valor incalculable que nos enseña a adaptarnos a un mundo que vive instalado en la instantaneidad y el cambio permanente.

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