"Dios no comete errores de contratación, sus capataces deberían saberlo" Christina Moreira: "Los que se dedican a hacer de policías de Dios y condenar a otras/os movidos por el  'celo por su casa' harían bien en comenzar por ordenar la suya"

Christina Moreira y su marido, Victorino Pérez
Christina Moreira y su marido, Victorino Pérez

"Siento inmensa responsabilidad y el peso de un envío que sería insoportable si no recordara que el Señor está con nosotros y nosotras hasta el final de los tiempos"

"Resulté elegida por las integrantes de la ARCWP  y no sin reticencias acepté la encomienda que no lleva acoplada ninguna prebenda como territorio diocesano, bienes inmuebles incluyendo un palacio episcopal o poder de gobernación y mando"

"Me preocupa que se convierta en sacrilegio celebrar misa, bautizar, perdonar, confortar a la gente que sufre, bendecir uniones, acompañar desde la fe meramente por el hecho de ser mujer"

"Impedir hoy que las mujeres accedan al presbiterado y el episcopado es una norma injusta de la Iglesia que se debe abolir cuanto antes"

Desde que anunció en Religión Digital que iba a ser ordenada obispa de la Iglesia católica (con sucesión apostólica) el próximo día 24 de junio en algún lugar "cerca de Compostela", los rigoristas han puesto el grito en el cielo y han llamado de todo a Christina Moreira (París, 1964). Desde sacrílega a hereje y farsante. (Y de paso, como suele ser habitual, han metido en el mismo saco y han intentado 'matar la mensajero': RD). 

Convencida de que su misión es obra del Espíritu, no tiene miedo a los exaltados que quieren quemarla en la hoguera de "los policías de Dios" y les recuerda que ""Dios no comete errores de contratación, sus capataces deberían saberlo".

Consciente de que no se ordenará obispa para tener un palacio o gozar de privilegios, sino para servir a su comunidad, Christina no llevará mitra ("no tiene ninguna relación con el Evangelio"), pero sí báculo (un cayado) y un anillo, "signo visible de fidelidad y compromiso de amor hasta dar la vida si fuera preciso".

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Christina, González Faus y Victorino Pérez
Christina, González Faus y Victorino Pérez

A Moreira le preocupa "que se convierta en sacrilegio celebrar misa, bautizar, perdonar, confortar a la gente que sufre, bendecir uniones, acompañar desde la fe meramente por el hecho de ser mujer", pero tiende la mano al arzobispo de Compostela, monseñor Prieto: "Sería un honor y gran gozo poder acercarnos como hermanos en Cristo por el mismo bautismo, y quién sabe, en algo colaborar para avanzar juntos hacia la Iglesia sinodal que quiso Francisco". Más aún, dice que "Una visita pastoral nos haría muy felices".

Y concluye la entrevista con una reivindicación clara y contundente: "Impedir hoy que las mujeres accedan al presbiterado y el episcopado es una norma injusta de la Iglesia que se debe abolir cuanto antes".

¿Qué siente a menos de un mes de su ordenación episcopal?

Ordenación es una palabra familiar, aunque no debería habituarme y por ello todavía me sorprendo cuando recuerdo que ya he recibido dos veces el sacramento del orden. Esta es la tercera en esa escala que nuestra tradición  católica estableció hace ya largo tiempo (diaconado, presbiterado, episcopado). Dicen que es la plenitud del sacerdocio. Para mis compañeras de la ARCWP no existe otro sacerdocio que el de Cristo que se da a sí mismo y los y las demás, en seguimiento y servicio, nos dedicamos a cuidar de su memoria, memoria de vida, palabras, gestos sembrados en este mundo para traer su paz.

De modo que soy presbítera y no sacerdote, designada por las comunidades que me llamaron a su servicio. Siento inmensa responsabilidad y el peso de un envío que sería insoportable si no recordara que el Señor está con nosotros y nosotras hasta el final de los tiempos. Siento espera amorosa por esa celebración que es encuentro, con Él y con su gracia, con las comunidades que van a estar presentes, con mis compañeras y las valientes mujeres que fundaron nuestro movimiento y me precedieron, de quien recibiré la tradición, el linaje que conecta directamente con el Maestro y sus enviadas y enviados (eso significa apóstol) para poder transmitirlo a otras personas que estén llamadas a recibirla.

Cristina y su marido, Victorino Pérez
Cristina y su marido, Victorino Pérez

 ¿Se lo propuso su comunidad? ¿Por qué se decidió a dar el sí?

Así como el orden diaconal y el presbiterado fueron avaladas por mi comunidad do Home Novo en A Coruña, que decidió acoger mi vocación con apertura y cariño y valoró lo que podría aportarle mi ministerio, así como por la comunidad de presbíteras católicas romanas de la ARCWP https://arcwp.org/moreira-christina/ , esta nueva misión surge más de esta gran comunidad internacional y diversa, mayormente de las compañeras europeas, que debió pensar que yo serviría para ordenar a otras mujeres y acompañarlas en el camino, algo necesario que realizan los obispos aunque no con las vocaciones de mujeres.

Tras mucha conversación y diálogo entre nosotras, resulté elegida por las integrantes de la ARCWP  y no sin reticencias acepté la encomienda que no lleva acoplada ninguna prebenda como territorio diocesano, bienes inmuebles incluyendo un palacio episcopal o poder de gobernación y mando. El hecho de no recibir ningún privilegio sino trabajo y tareas que van a requerir tiempo y energía me ayudó a dar el sí. Estar al servicio de la misma gracia que yo recibí y poder compartirla es el argumento decisivo ya que es respuesta a mi primera vocación de forma más plena.

¿Qué piensa de los que dicen que con su ordenación va a cometer un sacrilegio?

De la gente no pienso nada, no conozco a la inmensa mayoría de la que opina, así que no tengo elementos para pensar nada. Pero sí me preocupa que se convierta en sacrilegio celebrar misa, bautizar, perdonar, confortar a la gente que sufre, bendecir uniones, acompañar desde la fe meramente por el hecho de ser mujer. Eso es muy preocupante y dice mucho de una institución que convierte en pecado algo sagrado únicamente por la clase de genitales que tenga la persona o su estado de vida.

Christina y sus compañeras sacerdotisas
Christina y sus compañeras sacerdotisas

Me preocupa que la temática de sexo y género esté ocupando un lugar clave en el discernimiento a la hora de identificar al discipulado de hoy. Que ese sea el argumento para apartarnos del seguimiento radical de Cristo es preocupante. Que las palabras de Pablo “ya no hay varón y mujer, libres y esclavos…” hayan caducado es preocupante. Que se mantenga a comunidades sin número sin atención sacramental, sin oración en asamblea, sin vida comunitaria digna sin una palabra desde Dios y desde la Iglesia únicamente porque somos mujeres, o casadas y casados, o no heteronormadas es muy preocupante. Se han desplazado las prioridades de Jesús y de las primeras comunidades hacia consideraciones que no hacen sentido.

Para la Iglesia estructura piramidal patriarcal y de funcionamiento feudal, donde uno solo toma en sus manos todo el poder temporal y espiritual y lo reparte como Dios o quien sea le da a entender, mi ordenación no será lícita y probablemente tampoco válida. La historia y el Espíritu Santo se encargarán de decir de qué parte estaba el error. 

Yo también tengo algo que opinar sobre los sacrilegios inmundos cometidos contra hijos e hijas de Dios, la gente pequeña que Jesús amaba en especial, “ay de quién los escandalice decía él”. Ahí está la abominación, aunque a continuación se pase a revestir seda pura y encaje para celebrar con las mismas manos los misterios de Dios y bendecir o para pintar escenas muy edificantes en las paredes. 

Para la Iglesia que se manifiesta a diario en mil mensajes de apoyo que recibo por todos los medios y reciben mis compañeras desde que aquellas siete primeras dieran el primer paso sobre el Danubio, para esa iglesia de las minúsculas y los minúsculos, que piden que los casemos, bauticemos, celebremos la Eucaristía y la vida, para quienes nos quieren a su lado y no dejan de preguntar ¿cuándo habrá más como vosotras en Bélgica, en Suiza, en Italia, en Portugal, …? Y no dejan de repetir que con mujeres en las parroquias se habrían ahorrado muchas vidas rotas por los abusos de todo tipo. ¡Cuántas mujeres, y también varones, prefieren que yo escuche su confesión porque se sienten seguras! Esa iglesia que hace fila para comulgar cuando presido, que me da las gracias porque recibió consuelo o algo de parte de Dios en una misa, sí me considera válidamente ordenada.

Moreira
Moreira

¿Va a disponer de mitra, báculo, lema y escudo, como cualquier otro obispo?

Las mujeres presbíteras y sus comunidades están enraizadas en la tradición, por eso realizamos sacramentos y en especial ordenaciones, pero también nos queremos enraizar en nuestros tiempos y espacios. Revisamos los símbolos, sus significados, y tenemos formación teológica suficiente para comprender lo que hacemos y por ello actuar con significado.

La mitra no tiene ninguna relación con el evangelio y me imagino a Jesús partiéndose de la risa viendo los desfiles coloridos que han llenado la plaza de san Pedro. Se reirá hasta el propio Simón Pedro con sus ropajes austeros de pescador, sus sandalias gastadas. No tendré báculo sino el bastón que Jesús encomendó llevar para el camino a sus discípulos y discípulas cuando las envió a anunciar el Reino, a sanar a los enfermos y enfermas, a expulsar el mal. Solo un cayado y eso es todo, y es mucho.

El lema se revelará el día de la ordenación porque tocará explicarlo y no hay espacio aquí. Sí llevaré un anillo, junto con mi alianza matrimonial, signo visible de fidelidad y compromiso de amor hasta dar la vida si fuera preciso.

¿Cuáles serán las ideas principales de su primera homilía como obispa?

Mi primera homilía versará sobre Jesús de Nazaret, que sostuvo y sostiene la dignidad de todo ser humano, también los femeninos, que nos quiere vivas y en pie, caminando tras sus huellas, y su herramienta predilecta es el amor fraterno-sororal. Esta también, con la ayuda de Dios, será la mía.

Cristina Moreira
Cristina Moreira

¿Teme alguna represalia social, legal o eclesiástica?

Probablemente se sigan desatando las iras y los odios ya habituales en mi camino, de quienes no lo entienden, se creen con derecho a juzgar y casi siempre ni me conocen. Entiendo que a las ideas nuevas (no tanto por cierto) les cueste abrirse camino, que se tarde en abrir mentes y corazones. Los que se dedican a hacer de policías de Dios y condenar a otros movidos por el  “celo por su casa” harían bien comenzando por ordenar la suya. Si no me necesitan o no les gusto, que miren para otro lado. Escucho siempre todo lo que me quieran decir desde el respeto y el buen trato. Vayan en paz y meditando en sus corazones que por el amor que nos tenemos nos reconocerá el mundo. 

Temor, ninguno. Pasaron ya 12 años desde la ordenación diaconal en A Coruña, donde solo tenía miedo a no estar a la altura y fallar a mi comunidad y a Dios. Si Él va conmigo nada temo y sí me mantiene abiertas las puertas de la esperanza.

¿Ha mantenido alguna relación con el arzobispo de Compostela?

Respecto del arzobispo de Compostela, de quien me han dicho que es un buen hombre y un creyente ejemplar, solo me cabe decir que estoy a su disposición para escucharlo, dialogar y compartir nuestras magníficas experiencias como comunidad que ya lleva más de 50 años orando y celebrando en A Coruña y en el presbiterado, tanto mi esposo como yo. Sería un honor y gran gozo poder acercarnos como hermanos en Cristo por el mismo bautismo, y quién sabe, en algo colaborar para avanzar juntos hacia la Iglesia sinodal que quiso Francisco, y hacia una plena integración de todas las que, después de tanta oración por las vocaciones, han recibido la suya y no pueden realizarla sin incurrir en desobediencia a los hombres, que no a Dios.

Decirle que nos encantaría estar al servicio de la diócesis el día que el canon 1024 que consagra la exclusión de media iglesia del número de sus servidores, sea abolido, esperando que sea pronto. Que sepa que en nuestro lugar de oración tenemos el retrato del papa junto al de san Oscar Romero y el de nuestro fundador querido, don Manuel Espiña. Una visita pastoral nos haría muy felices. 

Christina Moreira, en el Vaticano
Christina Moreira, en el Vaticano

Si tuviese ocasión de reunirse con el Papa león XIV, ¿qué le diría?

Todo esto es también válido para el papa León XIV. Francisco nos  pidió “hacer lío”, vamos a ello. La historia no se hace sola, la hacemos, la paz no viene si no hay justicia por la que también hay que trabajar. Toca liberar a las cautivas y oprimidas. Toca, y es ahora, dejar de desperdiciar tanto don, carisma y vocaciones tan hermosas y urgentemente necesarias únicamente porque son de mujeres. Dios no comete errores de contratación, sus capataces deberían saberlo.

¿Qué le dice su marido, Victorino Pérez Prieto, que es sacerdote y teólogo?

Victorino, mi esposo, también presbítero y teólogo, me dice que me apoya, porque estoy haciendo real ya la igualdad de varones y mujeres llamadas a servir por igual en la Iglesia. Como teólogo afirma que no hay ningún impedimento bíblico ni teológico para que esto sea válido y efectivo ya, e incluso ha estado presente en la primera Iglesia. Impedir hoy que las mujeres accedan al presbiterado y el episcopado es una norma injusta de la Iglesia que se debe abolir cuanto antes. 

Invitación a la ordenación de Christina Moreira
Invitación a la ordenación de Christina Moreira

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